jornada


letraese

Número 163
Jueves 4 de febrero
de 2010



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

El erotismo no tiene fecha de caducidad

La sexualidad en la vejez es un tema poco estudiado. Los prejuicios que rodean a la actividad sexual en los adultos mayores están relacionados
con sentimientos negativos que despiertan como grupo poblacional,
y responden más a los estereotipos de juventud y belleza
creados y posicionados por la mercadotecnia.

Mario Alberto Reyes

En México, de acuerdo con un estudio elaborado por el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Guadalajara en 2006, una de las “certezas” más frecuentes y dañinas para las personas de edad avanzada es la que dicta que no tienen una vida sexual activa y que carecen de interés en construir una relación sentimental. Si lo hacen, corren el riesgo de ser consideradas “anormales” o “inmorales”.

Al respecto, David Barrios Martínez, director de Caleidoscopía, Espacio de Cultura, Terapia y Salud Sexual, señala que los estereotipos, prejuicios y bromas que se hacen sobre la sexualidad y la vejez pueden afectar amplia y negativamente la experiencia sexual de los viejos.

Hay un síndrome social conocido como ‘ancianismo’, es una forma de discriminación que niega el derecho al placer de las personas mayores porque carecen de facultad reproductiva y su imagen no es acorde a los estereotipos de juventud y belleza predominantes, pues socialmente se cree que sólo saben narrar cuentitos a los nietos o hacer algún mandado”.

En entrevista con Letra S, el sexólogo apunta que a pesar de la inexistencia de razones médicas, fisiológicas y éticas para que los ancianos aminoren su vida sexual, la cultura de chistes, burlas y denuestos que los rodean los convierte en “viejos rabos verdes” y “señoras lagartonas” cuando se atreven a romper el orden social.

No obstante, añade que los prejuicios afectan más a las adultas mayores, pues cuando algún varón maduro corteja a alguien más joven, socialmente se ve bien que sea “muy gallito”, incluso se piensa que es un “galán otoñal”. En cambio, para las mujeres el estigma es mayor porque además de ser una “puta” es una “puta vieja”.

El cortejo y los escarceos sexuales durante la vejez socialmente son difíciles de concebir. Hay quienes se “horrorizan” imaginando a dos septuagenarios en un “rico encuentro sexual”. La cultura del ‘ancianismo’ se va impregnando porque considera a los adultos mayores parte del “desván de las cosas olvidadas”, incluida su sexualidad.

Para el experto, es necesario fomentar una cultura reivindicatoria del derecho a envejecer dignamente, pues actualmente la mercadotecnia y la publicidad crean una “matriz cultural nefasta” que provoca en las personas un desgaste emocional y una sensación –conforme avanzan en edad–, de “menor propiedad” del mundo en el que viven.

David Barrios subraya la necesidad de reivindicar las palabras “viejo” y “vieja”, pues los conceptos “adulto mayor” o “tercera edad” son eufemismos utilizados para no pronunciar palabras socialmente “mal vistas”, y llama, sobre todo a los jóvenes, a entender que el erotismo no envejece ni tiene fecha de caducidad.

Geriatría y sexualidad
Cifras del Consejo Nacional de Población arrojan que en México existen cerca de 10 millones de adultos mayores (personas de 60 años y más), de los cuales 4.4 millones sobrepasan las siete décadas de vida.

La hipertensión, la diabetes mellitus, y las crónico-degenerativas como la artritis, son las principales enfermedades que afectan a este sector de la población, asevera Clemente Zúñiga Gil, médico internista e integrante del Comité Ejecutivo de la Academia Latinoamericana de Medicina del Adulto Mayor.

Sin embargo, añade que padecimientos como la depresión, el mal de Alzheimer, la incontinencia urinaria y las caídas también afectan frecuentemente a los ancianos.

En cuanto al abordaje de la sexualidad, apunta que debe ser parte de la consulta cotidiana porque, asegura, tres cuartas partes de la población mayor de 70 años permanece sexualmente activa, por lo que a pesar de ser una generación con criterios, tabúes y creencias diferentes, lo mejor es hablar “de la manera más abierta posible”.

El también Jefe del Área de Medicina Interna y Geriatría del Hospital General de Tijuana, menciona a Letra S la insuficiente formación de geriatras, pues en todo el país sólo existen 200 médicos certificados, y califica como un avance la creación del Instituto Nacional de Geriatría.
“Esto no es sólo responsabilidad del gobierno, sino también de los profesionales de la geriatría y de la sociedad porque está enfocada hacia una cultura de lo bello y lo joven conceptualizada como lo mejor. Olvidamos que lo que somos ahora es gracias a lo que hicieron los viejos en su momento”.

S U B I R