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Falleció Lhasa de Sela en Montreal

Me quedé atrapada en la tormenta y fui llevada
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de enero de 2010, p. 8

Se fue al despuntar el año. Lhasa de Sela, la artista que se nutrió de las culturas de México, Estados Unidos y Quebec, y cuyas composiciones eran una exploración interior, hermosas y oníricas, falleció, a la dolorosamente tierna edad de 37 años, la noche del primero de enero, en Montreal, la ciudad donde vivía.

Me quedé atrapada en la tormenta, y fui llevada, me volteó, volteó de cabeza. Me quedé atrapada en la tormenta, eso es lo que me pasó, así que no te llamé, y no me viste durante un tiempo. Me elevaba, caía al suelo, y me rompía, y me rompía, canta en inglés en Rising, incluida en el álbum que recién había sacado en 2009. La pieza culmina con un lamento: Elevándome... elevándome....

La aclaración del idioma de la pieza se debe a que, debido a su origen y formación, también cantaba en francés y español.

Lhasa nació en Big Indian, cerca de Woodstock, en el estado de Nueva York, hija de padres al parecer nada conformistas: un escritor y profesor mexicano y una fotógrafa estadunidense. Durante su infancia vivieron, errantes, en un camión escolar. Contrario a la imagen romantizada, esto hizo que se retrajera y fuese tímida. Como nunca sabía cuándo iba a volver a cambiar su entorno, de cierta manera se refugió en su mundo interno, le contó en español al locutor Uriel Waizel, de Radio Ibero 90.9, en una entrevista retransmitida con motivo de su fallecimiento.

En el mundo infantil de Lhasa no había televisión y ella y sus tres hermanas creaban espectáculos para sus padres, que eran el público.

La familia vivió en México y Estados Unidos. A los 19 años de edad, Lhasa se mudó a Montreal, donde encontró un lugar, para ella, ideal para crear. En una entrevista contó que en esa ciudad los músicos tenían muy poco ego, cosa que le encantaba, le dijo en una ocasión a El País.

Sus composiciones, la mayoría con aire melancólico, son imposibles de catalogar; tienen algo de ranchero, algo de blusero, algo de folk, sin poderse meter en ninguna de esas casillas. Dejó tres álbumes: La llorona (1997), The living road (2003) y Lhasa (2009). Éste último, todo en inglés, de canto profundo y letras ensimismadas, lo completó mientras luchaba contra el cáncer de seno que finalmente acabó con su vida. Tuvo tiempo de presentarlo en Montreal, París e Islandia, pero tuvo que cancelar una gira que tenía programada en otoño pasado, dio a conocer su manager David-Etienne Savoie mediante comunicado de prensa. Tenía planeado hacer un álbum con canciones de Víctor Jara y Violeta Parra.