La Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y Cáritas Mexicana lanzaron el libro Los pobres no pueden esperar, en el cual hacen un llamado a la acción, pues debido a la crisis económica la situación de este sector se agrava cada día.

Al respecto, el presidente de la CEPS, Gustavo Rodríguez Vega, obispo de Nuevo León, expuso que los logros que se iban alcanzando en este terreno (de combate a la pobreza) se pierden en el océano convulso de una crisis financiera global que, como todas las crisis y emergencias, está afectando principalmente a los más pobres y pone en evidencia la cruda realidad de la deshumanizadora pobreza.

El prelado indicó que en medio de esta situación económica hay que apropiarse del llamado hecho en 1987 por Juan Pablo II, quien dijo que la atención a los pobres no puede postergarse.

En agosto pasado, durante el encuentro nacional de pastoral social, el tema analizado por los prelados fue la pobreza en México, y en esa reunión lamentaron que el resultado final de la crisis haya sido el aumento significativo de los hombres y mujeres que viven en situación de pobreza, de marginación y de exclusión.

Ahora la CEPS y Cáritas presentan este libro, cuyo propósito es ofrecer a la sociedad mexicana, a los agentes de pastoral, actores eclesiales y a las autoridades y líderes políticos un documento serio sobre la pobreza y la desigualdad, basado en un enfoque ético integral y humanista, que promueve el diálogo crítico y propositivo de todas las personas, especialmente de los tomadores de decisiones.

El documento contiene tres apartados inspirados en la enseñanza social de la Iglesia católica y la escucha de las necesidades reales de nuestras y nuestros hermanos pobres, y además contiene un disco compacto interactivo con mapas de las provincias y documentos anexos del estudio.

Propone la realización de estudios e investigaciones sobre pobreza y desigualdad, migrantes, ciudad y campo, empleo y trabajo, entre otros tópicos.

Rodríguez Vega precisó que si la pobreza y la desigualdad amenazan la vida digna de millones de hombres y mujeres en México se debe contribuir a la superación de este flagelo, particularmente la Iglesia católica y las instancias que posee que están comprometidas con la causa de los pobres. Agregó que la superación de la pobreza debe ser un objetivo que convoca a todos los sectores de la sociedad civil y a las instancias de servicio público que se sienten interpelados ante este drama.