Opinión
Ver día anteriorViernes 30 de octubre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Intolerancia eclesial

L

a declaración del arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente del Vaticano ante la ONU (comentada aquí el viernes pasado), de que son mayores los casos de pederastia y abusos sexuales en las iglesias protestantes de Estados Unidos que en la católica y que son un hecho frecuente en las comunidades judías, pronto tuvo respuesta en voz de Joseph Potasnik, jefe de la Junta de Rabinos de Nueva York: la tragedia comparada es un camino peligroso de recorrer. Todos tenemos que mirar dentro de nuestras comunidades. El maltrato infantil es pecaminoso y vergonzoso, y debemos expulsar de inmediato a quienes lo cometan. Por su parte, la confederación de iglesias evangélicas reiteró que desde hace tiempo toma estrictas medidas para evitar los abusos contra los menores y apoyar las acciones legales para sancionar a los culpables.

La declaración de Tomasi parece dirigirse a justificar al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, por sus deslices muy humanos: tener varios hijos que ahora reclaman su herencia. Y en cambio tender un velo de silencio por sus delitos de pedofilia, ahora llamada efebofilia por el Vaticano.

En el campo de las definiciones, hay otro insigne: el cardenal español Antonio Cañizares, quien expresó que los abusos físicos, las injusticias, la explotación económica y las violaciones cometidas contra mujeres en los colegios católicos de Irlanda (especialmente los de la orden de María Magdalena) no son comparables con lo que está ocurriendo con el aborto, con más de 40 millones de seres humanos que se han destruido legalmente.

Le respondió la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez: es muy grave e irresponsable relacionar los abusos sexuales a menores con el aborto. Las declaraciones del cardenal son absolutamente inadecuadas e inoportunas, porque estamos hablando de asuntos completamente diferentes. Los abusos sexuales normalmente se cometen en menores, se cometen contra su voluntad y afectan de manera terrible a sus vidas.

Cañizares condena el uso del preservativo como medio de lucha contra el sida. Su infortunada comparación, además de mostrar su desprecio por miles de mujeres víctimas de incontables abusos en Irlanda, es parte de la andanada contra las reformas a la ley del aborto que sometió a consideración de los diputados el gobierno español. Las reformas, al igual que el matrimonio entre homosexuales, las campañas en favor del uso del condón como medio para evitar enfermedades y de la píldora del día siguiente para proteger a la mujer de embarazos no deseados, convirtieron al presidente Rodríguez Zapatero en la encarnación misma de Satán. Contra él la Iglesia vuelca ahora todo su poder e intolerancia.