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Inauguran en el Museo Soumaya la exposición La encantadora de cámaras

Documentan la fascinación de fotógrafos por Dolores del Río

En ella subyacen esa dignidad y orgullo de ser mexicano que tanta falta hace recuperar, expresa David Ramón, biógrafo de la diva

Incluye obras de George Hurrell, Luis Márquez y Tom Kelley

 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de septiembre de 2009, p. 3

En la figura de Dolores del Río (1904-1983) está esa dignidad y orgullo de ser mexicano que ahora hace tanta falta recuperar, señala David Ramón, biógrafo de la actriz y asesor de la exposición La encantadora de cámaras, que este jueves se inaugura en el Museo Soumaya.

La muestra presenta una rica selección de imágenes de la diva, pertenecientes al acervo del Centro de Estudios de Historia de México Carso, cuyo hilo conductor es la fascinación que los fotógrafos más reconocidos del siglo pasado sintieron por la luz, tanto física como espiritual, que emanaba Dolores, añade el especialista.

Las imágenes fueron tomadas entre 1904 y 1970 por artistas como George Hurrell, Luis Márquez y Tom Kelley.

En el recorrido visual se muestran escenas de películas y objetos personales de Dolores del Río, así como tomas que sorprenderán a más de uno.

Por ejemplo, la diva atrapada por un ventarrón travieso que le levanta la falda y deja al descubierto las piernas; la foto es de mediados de los años 30, casi dos décadas antes de que Marilyn Monroe popularizara una pose similar.

La exposición se inicia con los primeros años de vida de la actriz, cuando se llamaba Dolores Asúnsolo López Negrete; ahí se exhiben tarjetas postales de artistas mexicanos y españoles como José L. García y Abelardo Linares, y del Estudio Luz y Sombra de Durango.

Luego se aborda su estancia en Hollywood, iniciada en 1925, cuando Del Río se marchó a California, invitada por el cineasta Edwin Carewe (1883-1940), acompañada por su primer esposo, Jaime Martínez del Río.

La mayor parte de las obras de este periodo son fotos fijas de las películas y los personajes que representó.

En la industria fílmica hollywoodense trabajó con los grandes retratistas de celebridades, como Kelley (1914-1984), autor del famoso desnudo de la Monroe o George Hurrell (1904-1992), quien consolidó el estilo que hizo de los actores en el star system estadunidense iconos eróticos con posturas y efectos tan exaltados que daban la apariencia de seres divinos.

La exposición va acompañada por un ciclo de cine que será comentado por David Ramón y abre con la proyección de la cinta Evangelina (1929), dirigida por Edwin Carewe, descubridor de la actriz. Se trata de la última cinta muda que realizó. Tocará música en vivo el pianista Alberto Zuckerman, al final ella canta y sí se escucha, explica su biógrafo.

Foto
Dolores del Río (1904-1983), plata sobre gelatina de George Hurrell, que forma parte de la selección de imágenes de la diva mexicana que se podrán ver en el recinto cultural ubicado en Plaza Loreto

En las próximas semanas se proyectará El precio de la gloria (1926), cinta antibélica, representativa de la cinematografía estadunidense.

Después vendrán Volando a Río (1933), en la cual ella lanzó a Fred Astaire y Ginger Rogers; Ave del paraíso (1933), donde sale la actriz como sirena, en una toma submarina donde yo digo que sí está desnuda; Madame Du Barry (1934), en la cual sale de rubia, dirigida por el alemán William Dieterle; es una comedia erótica, pero finísima, que sufrió censura.

Sigue La viuda de Montecarlo (1935), en la cual luce unas sandalias que le hizo expresamente el diseñador Salvatore Ferragamo para que se lanzara a una alberca; Deseada (1950), de Roberto Gavaldón, filme que se difunde muy poco; Las abandonadas (1945), “una obra maestra de la cual he escrito casi un libro acerca de la escena en la que baja de las escaleras con su airón de plumas, pues nadie puede bajar así. Al final de este guión, cuyo original se encuentra en la biblioteca de la Cineteca Nacional, está una anotación de Dolores, junto a un recorte de un periódico de una viejita que ella pegó ahí y de su puño y letra dice: ‘así es cómo debo de aparecer al final de la película’, y así fue”, recuerda David Ramón.

Historia de una mala mujer (1947), que filmó en Argentina, y La selva de fuego (1945), dirigida por Fernando de Fuentes, concluirán el ciclo cinematográfico.

Dolores del Río: la encantadora de cámaras será inaugurada hoy a las 19 horas; al término de la apertura se proyectará la película.

En la exposición que concluirá en enero de 2010 se exhibirán por primera vez, en el recinto de Plaza Loreto, alrededor de 100 imágenes del fondo donado por Lewis Riley, esposo de la diva mexicana.