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Economist Intelligence Unit

Industria

Textiles en picada
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Una vendedora reposa en espera de clientes en su puesto de ropa, hace unos días en Hangzhou, en la provincia china de Zhejiang. Las exportaciones de indumentaria del país asiático no se han debilitado tanto como las de otros paísesFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 7 de julio de 2009, p. 27

Los exportadores de ropa juegan un papel crucial en muchas economías en desarrollo. Una industria de mano de obra intensiva, que requiere de una fuerza laboral poco especializada, resulta ideal para mercados emergentes que intentan convertir el excedente de mano de obra rural en manufacturera. Por otra parte, tiende a emplear mujeres, sector laboral con frecuencia subutilizado. El número de empleados puede ser enorme. En Camboya, por ejemplo, el sector de ropa empleaba casi 300 mil trabajadores antes de la actual crisis económica, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En Bangladesh ese sector representa más de 40% de la mano de obra industrial. Ropa y exportaciones textiles son también una fuente principal de divisas. Al menos 72% de las exportaciones de Camboya son ropa o textiles, mientras en Bangladesh la proporción es de 66% del total y en Sri Lanka es de 44%. El sector es importante para Mauricio (39% del total), Turquía (17%) y Marruecos (15%). Incluso en las poderosas exportaciones chinas representa 8% del total. En consecuencia, los altibajos del sector podrían tener efectos dramáticos sobre la salud económica de un país.

Dada su importancia, la volatilidad de las exportaciones de ropa es poco benéfica. Durante mucho tiempo han estado reguladas por un complejo sistema de acuerdos comerciales que alentaron a los fabricantes a asentarse donde pudieran explotar mejor el régimen de cuotas. Sin embargo, como parte las de negociaciones que desarrolla la Organización Mundial de Comercio, el Arreglo Multifibras (MFA, por sus siglas en inglés), que reguló este sistema a partir de 1974, fue remplazado por el Acuerdo sobre Textiles y Vestido (ATV), destinado a eliminar de manera progresiva el sistema de cuotas a partir de 2005.

Aunque el régimen de cuotas en el tiempo previsto, muchos países aún impusieron cuotas temporales de transición a los envíos de ropa desde China –que, por mucho, fue la gran beneficiaria de la desaparición del MFA– para dar tiempo a que sus industrias nacionales se adaptaran al enorme torrente de importaciones baratas. Sin embargo, la participación de China en el mercado global del vestido se incrementó a pasos agigantados entre 2005 y 2007.

El auge de las exportaciones de ropa china finalizó en 2008, cuando el crecimiento decayó a apenas 4.1%, cuando en los dos años anteriores llegó a índices de más de 20%, lo cual puede imputarse a factores como crecientes costos internos (en especial tierra y mano de obra), una moneda fortalecida y el deliberado impulso gubernamental para que el país ascienda en la cadena de valor agregado en manufacturas. Otros países esperaban entrar al frente de batalla y atraer hacia emplazamientos de costo inferior a fabricantes que pretenden diversificar su producción. Sin embargo, después de septiembre de 2008 la demanda comenzó a debilitarse, conforme la crisis financiera y económica global afectaba al consumo privado en mercados claves de la OCDE. Esto ha desestabilizado el panorama tanto para China como para sus competidores.

Ganadores y perdedores

A pesar de la crisis, un rápido vistazo a los dos mayores mercados de importaciones de ropa –Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE)– muestra que el panorama no es de penumbra absoluta. Las importaciones de ropa se han mantenido estables frente a otros productos. La demanda de vestido ha sufrido mucho menos que otros artículos más caros, como electrodomésticos y automóviles; la ropa es una compra esencial, y los consumidores que buscan buena relación calidad-precio podrían preferir las mercancías baratas que provienen de productores extranjeros de bajo costo. En abril-enero de 2009, las importaciones estadunidenses de ropa se redujeron 11.2% de manera anualizada, a 19 mil millones de dólares, un descenso importante, pero mucho menor que la disminución de las importaciones totales durante el mismo periodo. Entre los 27 miembros de la UE, la caída fue aún menor, de apenas 9.8% (a 21 mil 700 mdd). En términos de euros, las importaciones de hecho se elevaron 3.9%.

Algunos países han funcionado mucho mejor que otros. Parte de esto puede deberse a movimientos de tipos de cambio, pero la competitividad fundamental ha sido también un factor. Un mensaje claro es que la gradual reducción de restricciones de cuota contra las exportaciones chinas todavía influye. Las exportaciones de ropa desde Hong Kong y Macao, dos centros que en el pasado fueron muy utilizados para evitar el régimen de cuotas, han sufrido un dramático declive. Alguna vez a la ropa fabricada en China se le hacían pequeñas modificaciones en Hong Kong o Macao para retiquetarla; tal táctica ya no es necesaria. Esto ha tenido un fuerte impacto, amplificado por la recesión global. Las importaciones estadunidenses de ropa desde Hong Kong y Macao cayeron 73.8% y 69.2% de manera anualizada, respectivamente, de abril a enero, mientras las importaciones de la UE desde los dos territorios se redujeron 68.9% en el primer trimestre.

En ese periodo, las importaciones de ropa china en EU aumentaron 3.9%, mientras las de la UE se elevaron 2.4%. Aunque China no sea inmune a los efectos de la crisis global, sus exportaciones de ropa no se han debilitado tanto como las de otros países, lo cual sugiere que continuará elevando su participación en el mercado.

Durante este año, en todo el continente asiático hubo grandes diferencias en el desempeño de los países exportadores de ropa. Bangladesh ha sido el ganador más evidente: sus exportaciones a la UE se elevaron 6.7%, a mil 800 mdd en los tres primeros meses de 2009, mientras a EU se incrementaron 11.8%, a mil 200 mdd en abril-enero. Otros países que han tenido mejores resultados que el mercado total son India, Vietnam, Indonesia y Sri Lanka, aunque en muchos casos las ventas totales han caído. En contraste, las exportaciones de ropa de Camboya han resultado perjudicadas, en especial las correspondientes a EU, que cayeron 21.3%, a 630 mdd en los cuatro primeros meses de 2009. La OIT afirma que 60 mil trabajadores textiles camboyanos han perdido su empleo desde que comenzó la crisis económica global.

En América Latina, los productores de ropa parecen haber sido más afectados por la desaceleración en EU (sus exportaciones a la UE son relativamente modestas). En casi todos los países de Sudamérica y el Caribe la caída en ventas de ropa a EU superó el promedio de 11.2% de abril a enero. En Guatemala (con una caída de 29.8%), El Salvador (16.6%), Honduras (21.9%), Nicaragua (14.4%) y República Dominicana (27.6%), el declive podría afectar de manera severa los ingresos por exportaciones. Haití es la única excepción, ya que sus exportaciones a EU crecieron 31% anualizado, a 140 mil 600 mdd, durante los cuatro primeros meses de 2009.

La mayoría de los países africanos con importantes sectores textiles se mantienen razonablemente estables. La exportaciones de Lesotho a EU bajaron un modesto 9.5%, a 91 mil 300 mdd durante abril-enero. Las de Egipto se elevaron 14.7% a 258 mil 300 mdd (en la UE, Egipto mantuvo su participación en un mercado a la baja). Sin embargo, en marzo, el preocupante panorama salió a la luz debido al colapso de la empresa sudafricana Frame Textiles, el mayor productor de ese país. En la periferia de Europa una de las naciones que más han perdido por la caída de la demanda ha sido Turquía. Sus exportaciones a la UE disminuyeron 25.7% anualizado durante el primer trimestre de este año, a 2 mil 500 mdd.

Conclusión

La demanda de ropa ha sido golpeada por la crisis económica global, aunque ha tenido mayor estabilidad que otros productos. Es poco probable que las importaciones de ropa de la OCDE se recuperen pronto. Los países con sectores de exportación poco diversificados la pasarán bastante mal, incluso si (como Sri Lanka) su participación en un mercado a la baja se mantiene relativamente al alza. Puesto que la crisis económica ha provocado que los comerciantes se muestren más sensibles al costo, los fabricantes de ropa menos eficientes pierden también; la pérdida de participación en el mercado de Camboya, frente a países como Vietnam, es un reflejo de esta tendencia. Muchos minoristas reducen el número de proveedores que utilizan, y se han enfocado en convenios estratégicos.

En este contexto, el principal desafío para la mayoría de países exportadores sigue siendo competir con China. No sólo los exportadores chinos están entre los más eficientes del mundo, sino que desde el principio de la crisis económica el gobierno ha cambiado sus políticas y ha procurado apuntalar el sector. Ha elevado las devoluciones de impuestos por exportaciones de ropa y vestido, y los gobernantes han demorado la revaluación del renminbi. A largo plazo parece poco probable que, ante el incremento de costos domésticos del país, China pueda mantener su participación de casi 30% en el mercado estadunidense y de 44% en el europeo. Los compradores de ropa extranjeros buscan diversificarse, preocupados por su exceso de exposición a China. A medida que la crisis global intensifica la competencia y eleva la presión política para salvar empleos, es posible que se eleven las barreras proteccionistas.

Sin embargo, es poco probable que los siempre adaptables fabricantes de China bajen su ritmo. Los productores podrían establecer más fábricas en el extranjero con el fin de reducir sus costos y evitar probables embargos comerciales creando empleos para ganar simpatías locales. En mayo, las empresas Daheng Holdings y Touch International anunciaron planes para instalar un nuevo parque industrial en Botsuana, que podría dar cabida a 66 empresas textiles y crear alrededor de 8 mil empleos.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya