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Aún sin recibir un trato justo se cumple una década del primer combate entre mujeres en México

El boxeo femenil encara a diario a sus más duros rivales: el machismo y la discriminación

El tema de los salarios es uno de los mayores problemas; les quieren dar cacahuates: Berinstáin

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Ana María Torres (izquierda) y Mariana Juárez, dos de las precursoras del boxeo femenil, en combate por título nacional en 2002. Actualmente son campeonas mundiales del CMB, en peso supermosca y mosca, respectivamenteFoto José Núñez
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de julio de 2009, p. a19

Cuatro mujeres con trencitas y maquillaje caminan rumbo al cuadrilátero en medio de silbidos y aplausos. Se abren las puertas de la historia en la majestuosa Arena México para el boxeo femenil, reportó este periódico hace diez años. El 3 de julio de 1999 la mujer mexicana daba un gran paso, al saltar por primera vez al cuadrilatero del boxeo profesional en la ciudad de México, pero se metía también en uno de los reductos más exclusivos de los hombres y del machismo. Una década después, las púgiles coinciden en que deben mantener su guardia en alto y no hay espacio para el descuido, porque el balance de las conquistas no es del todo positivo y resta mucho para acercarse a la igualdad de oportunidades, condiciones de trabajo, pagos y reconocimiento.

En su década de historia oficial, el boxeo femenil prácticamente está naciendo con formalidad, porque está tomando fuerza, ya hay promotores interesados, más campeonas y más posibilidad de encuentros con diferentes rivales. Antes eran las mismas siempre, comenta Laura Serrano, considerada precursora de los guantes rosas y primera mexicana en conquistar un campeonato mundial, en 1995. Pero enseguida advierte no hay tanto fogueo como quisiéramos y las bolsas ya debieran haber cambiado sobremanera, porque las que nos dan son ridículas.

Ha sido mucho muy difícil porque hay que batallar para que te den peleas, llega un momento en que te desesperas y por eso muchas compañeras prefirieron casarse o salirse para ponerse a trabajar. Además el sueldo... el primero que recibí fue de mil 835 pesos, menos 30 por ciento de mi entrenador y los impuestos, te viene quedando nada”, dice por su parte Ana María Torres, campeona del orbe del Consejo Mundial de Boxeo en peso mosca, quien junto a Mariana Juárez, Gloria Ríos y María Durán protagonizó la primera función del boxeo femenil en la Arena México.

El dinero, definitivamente, ha sido la mayor discriminación que han sufrido las mujeres en el boxeo, por las bolsas paupérrimas que nos dan, agrega Serrano, mientras el afamado entrenador Ignacio Beristáin completa: las someten a una sobrexplotación que da coraje. Cuando las contratan les quieren pagar cacahuates por irse a dar una desgreñada.

Ante la adversidad, Torres responde con un discurso que replica cuanta boxeadora se consulte: conforme nuestra forma de pelear fue avanzando arriba del cuadrilátero, nos fuimos ganando respeto. Tenemos que entrenar el doble para dar buenas peleas y conseguir respeto.

El crecimiento en la técnica individual es hoy la principal bandera de las púgiles mexicanas, ya hay buen nivel y peleadoras limpias, fuertes, que no nos quedamos sentadas en el banquito, agrega la Guerrera Torres, en coincidencia con lo dicho por el entrenador Sergio Ratón González, los promotores Ignacio Huízar y Fausto García, así como el comentarista Eduardo Camarena.

El futuro es incierto, porque las opiniones van del optimismo al más fundado pesimismo, pero en los meses recientes las mujeres parecen haber encontrado a su aliado ideal: la televisión. Tras una década de marginación en carteleras y de ser desplazadas para que los combates no fueran transmitidos, en junio pasado, Ana María Torres retuvo su título mundial en la primera pelea femenil de ese nivel que se presentó como estelar, a expreso pedido de Televisa, que aceptó sin recelo la propuesta de su promotor, Huízar.

Primeros rounds

Desde su inicio, el boxeo femenil encontró opositores en todo el mundo de los guantes. Mientras yo sea presidente ninguna pinche vieja se va a subir al ring, declaró en 1999 Pascual Ortiz Rubio, entonces titular de la Comisión de Boxeo del Distrito Federal (CBDF), al tiempo que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la realización de combates. El Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el organismo más prestigioso en esta época, también se mostró reticente y fue hasta 2005 cuando autorizó la primera pelea de título mundial, que Jackie Nava conquistó en Tijuana en peso supergallo.

No empezamos a favor del boxeo femenil, todo lo contrario, creíamos que era un deporte peligroso. Mi madre fue mujer, mis hijas, mi esposa, mis amigas son mujeres, ¿cómo arriba del cuadrilátero una dama va a pelear y golpearse, llenarse de sangre y lastimarse? Era simplemente el aspecto social, el machismo mexicano, porque nosotros tenemos a la mujer como la reina de la sociedad, la reina de la casa, ¡pero no la reina del encordado!, explicó su presidente, José Sulaimán.

Pero llegó el momento en que vimos que era imposible detenerlo y en lugar de hacer como el avestruz que mete su cabeza en la arena dimos el paso al frente, aceptamos el boxeo. Además, el año pasado, en el Congreso Mundial en Cancún, llegamos a la conclusión de que respetando las reglas no había más peligro de una mujer contra otra mujer, que en un hombre contra otro hombre, completó señalando que la disciplina está dentro de las prioridades del organismo.