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Es un día histórico; el gobierno nos dio la razón, dice la lideresa indígena Daysi Zapata

Deroga el Congreso peruano dos decretos sobre la explotación de tierras en la Amazonia
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El líder indígena Alberto Pizango, a su llegada al aeropuerto de Managua para iniciar su exilio en NicaraguaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de junio de 2009, p. 26

Lima, 18 de junio. El Congreso de Perú derogó hoy dos polémicos decretos sobre explotación de tierras en la Amazonia rechazados por indígenas, cuya anulación pone fin a una crisis política que dejó decenas de muertos y obligó al presidente Alan García a admitir errores en el trato dado a los nativos, que mantuvieron una huelga de más de dos meses en sus provincias.

La derogación se adoptó por 82 votos a favor y 12 en contra tras un acalorado debate de más de cuatro horas, luego de que la medida había sido acordada desde el lunes en una reunión entre el primer ministro Yehude Simon con una docena de apus –jefes de la etnia amazónica asháninka– en un poblado de la selva central.

Además, Simón y la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, deberán comparecer la próxima semana ante el Congreso para responder sobre los hechos de violencia con los nativos, que según el gobierno dejaron 34 muertos, aunque otras fuentes no oficiales llegaron a cifrar en hasta 50.

Esta decisión del Legislativo podría derivar en un voto de censura a la gestión del primer ministro, quien prometió que renunciaría una vez que se solucione el conflicto y vuelva la calma.

Éste es un día histórico; nuestras demandas eran justas y finalmente el gobierno nos dio la razón, dijo Daysi Zapata, dirigente indígena que remplazó a Alberto Pizango, líder de la revuelta de los nativos durante dos meses y que ayer viajó asilado a Nicaragua después de que el gobierno lo responsabilizó de los hechos de violencia de principios de mes.

Zapata llamó a los indígenas en la vasta región amazónica a levantar la huelga que iniciaron el 9 de abril y a desbloquear las carreteras que tenían bajo su control.

La dirigente también reclamó al gobierno que levante el estado de emergencia y el toque de queda, implantados en la nororiental Bagua, luego de los graves enfrentamientos que costaron la vida a 24 policías y 10 nativos el 5 y 6 de junio pasados, de acuerdo con informes del gobierno.

A lo anterior Daysi Zapata agregó la demanda para que cese el hostigamiento y persecución contra los líderes de la protesta.

Voceros de grupos parlamentarios se habían pronunciado por la derogación de los decretos, sobre todo de la bancada nacionalista, a excepción de la derechista Unidad Nacional, pero ello no impidió críticas por lo que consideraron tardía rectificación, luego que el conflicto ya había desembocado en el derramamiento de sangre.

El debate fue seguido con atención por unos 30 indígenas asháninkas en el Congreso, quienes asistieron a la sesión del Congreso ataviados con sus trajes y sombreros de plumas típicos.

Tales decretos son cuestionados, según los indígenas, por modificar la legislación forestal y ser una amenaza a la propiedad de sus comunidades, lo que permitiría el ingreso de empresas –sobre todo trasnacionales– para explotar recursos ricos en gas y petróleo, maderas y agricultura con el desplazamiento de los nativos.

El conflicto con los indígenas, sobre todo porque el gobierno no los consultó en su momento, significó la mayor crisis en el segundo gobierno del presidente García, quien en mensaje a la nación el miércoles reconoció que cometió una sucesión de errores, para luego pedir a sus compatriotas calma, serenidad y confianza.

Es verdad que no se conversó con las comunidades indígenas sobre decretos que tenían que ver con la explotación de recursos naturales en los territorios que ocupan unos 300 mil miembros de diversas etnias amazónicas, señaló.

Subrayó que se debe abrir paso a la reconciliación, que aprendió que modernizar muy rápidamente trae conflictos, pero que se debe evitar la muerte y el dolor.

En La Paz, el presidente boliviano Evo Morales celebró que Alan García haya decidido corregir sus errores en el manejo de la crisis con los indígenas y optar por derogar los cuestionados decretos. Dijo no ser una pesadilla para nadie, al parecer en respuesta al calificativo que Lima le endilgó de enemigo de Perú por sus comentarios sobre el conflicto.