Opinión
Ver día anteriorSábado 13 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Más del XXXI Foro
E

n el contexto de la inauguración de la versión 31 del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez y en los días subsecuentes del encuentro, salieron a la luz varios temas interesantes e importantes, uno de los cuales fue la retórica pregunta: en este foro, ¿están todos los que son y son todos los que están?

La respuesta es un contundente no, como lo ha sido a lo largo de tres décadas plus, pues resulta evidente que en su laudable afán incluyente, el Foro ha contenido un poco de todo, como debe de ser, y ese todo no siempre ha sido sinónimo de los mejores compositores, la mejor música o los mejores intérpretes.

Por otra parte, a la luz de algunas partituras francamente revisionistas escuchadas en los primeros días del Foro 2009, una experimentada compositora y pianista comentó que quizá los compositores se habían cansado de tanta disonancia sin resolver y que por eso recurrían a lenguajes y gestos sonoros ya superados.

Yo sostengo una teoría paralela: que más bien los compositores perciben que es el público el que se ha cansado de tanta disonancia no resuelta, y en aras de su propia viabilidad intentan ofrecerle algo más digerible.

En este contexto, siguen siendo dignos de respeto los compositores que siguen con convicción su propio camino, sin concesiones al dudoso gusto del público. Se comentó también la abundancia notoria de jóvenes compositores(as) asociados(as) con el Conservatorio de Las Rosas y el CMMAS, instituciones morelianas cuyos directores, los doctores Álvarez y Sigal, mucho tuvieron que ver con la planeación, programación y buena marcha del Foro.

Sí, el hecho es estadísticamente comprobable pero, ¿acaso no ha sido el Foro a lo largo de los años un asunto cabalmente chilangocéntrico? Un poco de variedad y cambio de horizontes no cae nada mal; los resultados estrictamente musicales serán en todo caso materia de análisis y crítica.

Ahora sí, a la música del Foro, a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional en manos (que no batuta) de José Luis Castillo. Del mexicano Édgar Bernardo Ortega, la OSN interpretó La noche estrellada. Es una partitura competentemente realizada, que inicia a base de texturas, colores y una cierta expresividad, para transitar más tarde por territorios estructuralistas en lo que se refiere al reparto de sus materiales.

Después, el pianista Rodolfo Ritter hizo una muy buena ejecución de la parte solista de La luna y la muerte, del español Miguel Gálvez-Taroncher. La dialéctica piano-orquesta se mueve alternativamente entre lo concertante, lo obbligato y el concepto del piano en oposición, a la manera de Gerhart Muench en una de sus obras más interesantes. La parte del piano es compleja pero clara, la orquestación es potente y, por momentos, también iridiscente. Todo ello, conjuntado con un amplio espectro de contrastes de expresividad y de estados de ánimo a lo largo del discurso, hace de La luna y la muerte una obra rica en variedad y en el trabajo de la tensión-distensión.

Melodies for orchestra, del neozelandés Jack Body, arranca con un sólido impulso motor, anclado en la feroz exigencia para dos violines cuasi-concertantes, en un movimiento que apunta a partes iguales a lo oriental que a lo centroeuropeo. Después, un movimiento encabezado sólidamente por los alientos (dos flautas destacadas entre ellos), con sugerencias de Bartók, Stravinski y el impresionismo colorista.

Para su tercer movimiento, Body propone un desenfadado baile populachero, agradable pero un tanto fuera de contexto con el resto de la obra. El programa concluyó con una vasta obra del francés Philippe Manoury, para una orquesta enorme distribuida espacialmente de manera particular.

Sound and fury es una partitura de muy compleja y estratificada organización sonora que, entre muchas otras virtudes, ofrece al oyente un discurso aparentemente arrítmico y amorfo, pero que en su cimiento profundo está anclado en pulsos internos de gran energía. Sin duda, uno de los puntos cimeros de este XXXI Foro Internacional de Música Nueva.