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Tras dos festejos de trenecito el equipo se sacude la presión y logra sus primeros puntos

En el Azteca, el Tri se reconcilia de nuevo con los aficionados

Guillermo Ochoa debutó en eliminatorias

La gente pedía la entrada de Nery Castillo, pero Eriksson prefirió no enviarlo a la cancha

Guardado y Vuoso sobresalieron en el ataque

Foto
La selección nacional festeja uno de los goles ante Costa RicaFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de marzo de 2009, p. a20

En una tarde de reconciliación, con goles de Omar Bravo y Pável Pardo, México sumó sus primeros tres puntos en el hexagonal eliminatorio de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf). Agotados, sonrientes y satisfechos, los tricolores se juntaron en el centro del campo, alzaron los brazos y recibieron una sonora ovación, tras vencer 2-0 a Costa Rica. El honor en casa quedó recompuesto y la gente abandonó el estadio Azteca con las notas de El Rey.

... No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar, bien parece la consigna para el Tri, que quedó en las clasificaciones detrás de Estados Unidos, pero ya en un sitio donde puede acariciar el boleto rumbo a Sudáfrica, puesto que la generosa eliminatoria concede tres boletos y una repesca, a disputarse entre seis equipos.

Una hora antes del silbatazo de inicio, las gradas del coloso de Santa Úrsula estaban pintadas de verde en 90 por ciento, con una gran mancha roja en la cabecera poniente, sitio copado por cientos de aficionados ticos. Quince minutos después salió del túnel inflable el pujante portero Guillermo Ochoa, quien esta tarde hizo su debut en un duelo de eliminatoria mundialista. De inmediato estalló la ovación impulsada por el propio Memo, cuando aplaudió con los brazos en alto.

Un par de minutos después salió el resto del plantel tricolor a calentar y a observar la magnífica postal, la multitud bulliciosa y expectante que comenzó a ondear miles de banderas mexicanas y a inundar el espacio con ruido de cornetas.

En tanto, en el palco Azteca, una comitiva de la Federación Mexicana de Futbol, encabezada por Justino Compeán y Jorge Vergara, esperaba a los presidentes Óscar Arias y Felipe Calderón.

La silbatina que siguió al anuncio del himno de Costa Rica fue afortunadamente breve, la mayoría del público optó por respetar y reservar aire para enseguida entonar el mexicano, con la voz de fondo de Pepe Aguilar, con micrófono descompuesto y sin fondo musical, detalle que no pasó a más porque la gente cantó a pecho abierto, vibrante de emoción.

Equilibrio inicial

El partido comenzó con una sorpresiva descolgada de Matías Vuoso, pero el equipo visitante demostró estar atento y desvió el tiro. En respuesta, William Sunsing envió un disparo que pegó en las redes por fuera. Los dirigidos por Rodrigo Kenton tuvieron algunos minutos la iniciativa y el balón, apretaron marcas y hasta Sunsing lució con un par de recortes sobre Fernando Arce.

Poco a poco el Tri fue asentándose y surtió de balones al incisivo Vuoso, quien en varias ocasiones puso en jaque a la zaga tica. El grito de ¡México-México! fue un buen augurio, porque enseguida Vuoso dio pase filtrado hacia Bravo. El delantero de Tigres avanzó a velocidad, su disparo fue rechazado por el guardameta Ricardo González, pero en el contrarremate impuso el 1-0.

Todos los jugadores tricolores corrieron a la banca, donde ya los esperaban sus compañeros y el estratega sueco Eriksson, quien con el rostro feliz pudo observar el festejo; sus pupilos formaron un trenecito y bailaron con brincos hacia atrás. La emoción en las tribunas dio pase a la ola que comenzó a girar hasta dar paso al canto del Cielito lindo.

Para el segundo tiempo, Kenton se dispuso a buscar el empate, pero primero intento reforzar su zaga con el ingreso de Gonzalo Segares, luego metió al atacante Pablo Brenes, quien todavía no se asentaba en la cancha cuando recibieron como mazazo en la cabeza el segundo tanto.

Pardo entró al área enemiga tras recibir un servicio de Vuoso, fue cargado en la espalda por Roy Myrie y cayó en forma aparatosa. El silbante estadunidense Terry Vaughn marcó penal que el propio capitán cobró con potencia y a la derecha del guardameta. Ya en plena catarsis, los dirigidos por Eriksson corrieron a formar de nuevo su trenecito, con el que se sacudieron la presión acumulada desde la derrota ante Estados Unidos.

Y si de congraciarse con todos se trataba, luego de un arribo de Andrés Guardado que el portero desvió y un cabezazo de Vuoso que se fue por un costado, al minuto 69 el público comenzó a solicitar a Castillo. El grito de ¡Nery, Nery! se escuchó exigente, a Eriksson le tuvieron que avisar y de inmediato mandó a calentar al delantero del Shakhtar de Ucrania, pero prefirió (minuto 78) ingresar a Jonny Magallón por Ricardo Osorio, quien había pedido su cambio.

Segundos después salió entre gran ovación Andrés Guardado, quien brilló por su gran desempeño, y su lugar lo ocupó Gerardo Torrado. Frío, el estratega rehusó complacer a la afición y Nery se quedó en la banca, porque el sueco optó por sacar a Vuoso y enviar a la cancha al tapatío Omar Arellano.

El brío de los costarricenses se diluyó, el portero Ochoa apenas tuvo un par de intervenciones que resolvió bien, y luego México estuvo más cerca del tercer tanto mediante un disparo de Bravo que se fue por el costado derecho.