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Sacar un libro diario, a costa de lo que fuera, su único fin, decía

Falleció Arturo Peña Lillo, audaz impulsor de las letras argentinas
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de marzo de 2009, p. 4

El editor Arturo Peña Lillo, chileno de nacimiento, pero quien pasó toda su vida en Argentina, donde impulsó a algunos de los autores más importantes de ese país, murió el pasado viernes a los 91 años de edad en la ciudad de Buenos Aires, informaron fuentes del sello Ediciones Continente.

Nació el 30 de agosto de 1917 en la ciudad de Valparaíso, y se mudó a Argentina a los dos años de edad con toda su familia.

Al mismo tiempo que se ganaba la vida trabajando como lavaplatos, ayudante de una imprenta y bolero, Peña Lillo se interesó en los textos de Alejandro Dumas, Víctor Hugo y Roberto Arlt.

Una anécdota cuenta que el joven Peña un día se paró frente al periódico bonaerense Crítica, se quitó la camisa y mostró su torso desnudo, donde pintó frases de varios autores en boga en aquel entonces.

Dicho golpe de audacia le valió trabajar en la revista Radiolandia, donde llegó a ser delegado sindical. Sin embargo, poco tiempo después fue despedido por organizar una huelga. Luego de esa experiencia, ingresó a la editorial francesa Hachette, donde permaneció por más de siete años.

A partir de entonces, Peña Lillo se dedicó por completo a sentar las bases de su futuro trabajo como editor. En 1954 fundó un pequeño sello que aún lleva su nombre, con el cual lanzó más de 400 títulos hasta 1982.

Entre sus méritos principales esán difundir la obra de algunos de los autores argentinos más importantes de su época, como Raúl Scalabrini Ortiz, José María Rosa, Jorge Abelardo Ramos y Norberto Galasso.

La editorial de Peña Lillo incluso publicó el libro El idioma de los argentinos, de Jorge Luis Borges, por el cual este autor recibió sus primeras regalías.

Fundó las revistas Quehacer nacional y Cuestionario, y fue autor de las autobiografías Encantador de serpientes y Memorias de papel. Peña Lillo aseguraba que su único propósito en la vida era sacar todos los días un libro, costara lo que costara.