Opinión
Ver día anteriorMiércoles 4 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El premio a Gabriela Cuevas

Del apoyo al repudio vecinal

Y

los cuervos le sacaron los ojos, como presagiaba el adagio.

Claro que nos referimos a Gabriela Cuevas y al grupo que ella misma alimentó para oponerse a la construcción de la Torre Bicentenario: los vecinos de la delegación Miguel Hidalgo, que ahora por ningún motivo aceptan que se les cambie su entorno urbano.

Bien por la gente de Polanco y sus alrededores que no se convirtieron en los vasallos de la Cuevas, que si bien los usó para su beneficio político, cuando la famosa torre, ahora los mira como los enemigos a quienes se tiene que derrotar.

Y es que la gente creció, en su sentido ciudadano, mucho más de lo que la Cuevas o cualquier otro panista hubieran deseado. Ellos y la Cuevas contaron siempre con que los muy acendrados prejuicios de clase harían a los habitantes de las colonias económicamente más fuertes de la delegación, los aliados incondicionales del panismo.

Por eso Gabriela se lanzó a la aventura de los puentes deprimidos. La gente le prohibió al PRD la construcción de la torre, pero a mí –aseguran que presumía– me dejarán hacer lo que quiera, para eso son panistas.

Supuso la delegada que la gente carecía de voluntad propia, que las dosis diarias de televisión y radio, donde ella es heroína, los había domesticado, y como prueba de su fuerza, más que de la necesidad de la delegación, se tiró a la aventura de los puentes.

En pocas palabras: retó a la gente. Los retó porque ella y los mismos habitantes de Miguel Hidalgo sabían que la obra, que en conmemoración del segundo centenario de la Independencia se construiría en sus terrenos, traería como formas de mitigación una serie de nuevas vialidades, iguales o mejores que las que ella, la Cuevas, pretende hacer ahora.

Pasos a desnivel, caminos rápidos, puentes peatonales, jardines, todo eso se contemplaba en el proyecto de construcción de la Torre del Bicentenario, y ella se opuso con el apoyo de los vecinos, a quienes ahora quiere burlar con la edificación de un sistema vial muy parecido, pero de color azul.

Lo malo es que la gente descubrió la trampa y la ley, desde el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal, los escuchó y mandó suspender la obra en Ferrocarril de Cuernavaca y Ejército Nacional.

El conflicto no ha terminado, el pleito de la Cuevas versus la gente empieza en otro ámbito: el de los jueces federales, donde el panismo se sirve con la cuchara grande. La delegada lo sabe y su partido también, por eso ahora se trata de la venganza, de lanzar en contra del gobierno de la ciudad una sentencia que lo obligue a no meterse en los terrenos de las delegaciones. Por eso sería conveniente preguntar al panismo en general, y a sus compinches priístas, ¿por qué no mejor permiten que la ciudad de México se convierta en una nueva entidad de la República, y entonces, desde su constitución, se discutan temas como el que hoy llevó a la Cuevas a la controversia constitucional. De eso ni hablar, ¿verdad?

Por lo pronto, en Acción Nacional se asegura que la Cuevas habrá de ser candidata de ese partido para ocupar una curul en la Cámara de Diputados. Ese será su premio por tratar de burlar a sus electores.

De pasadita

Son muchos los agravios que han sufrido los habitantes de Coyoacán a manos del actual delegado, Heberto Castillo. Muchos que juran no volver a votar por el PRD, pero si hacen caso a otras experiencias ya tendrán en cuenta que el panismo llevará como candidato a Obdulio Cuevas, perdón Obdulio Ávila, con todas sus consecuencias, y en el PRI se apuesta a la desmemoria y andan muy entusiasmados con Fausto Zapata para relanzarlo a la jefatura delegacional, porque no tiene ningún nuevo militante. Así va el marcador.