REPORTAJES Y ARTÏCULOS ESPECIALES
---- TRIPLE JORNADA No 82
, junio 2005 ----

Todos hablan de la mala economía y de su pobreza.

Demanda unificadora la nacionalización de los hidrocarburos
Bolivia: se desmorona el Estado patriarcal y crece peligro de mano dura

* Hay autoritarismo de los de arriba y de los de abajo
* Presencia fuerte de las mujeres pero sin voz propia

Ximena Bedregal, enviada --La Paz, Bolivia; Este país que inauguró el siglo XXI con un quinquenio de insurrecciones populares en cadena, conocidas como “la guerra del agua” (2001), la guerra contra el “impuestazo” (febrero del 2003), “la guerra por el gas” (octubre del 2003) y ahora por “la nacionalización de los hidrocarburos”, suele ser leído por analistas de izquierda de manera un tanto simplista y dicotómica, como un país donde de un lado “el pueblo” (obreros y campesinos, mestizos e indios), de suyo progresista, movilizado, organizado y con mirada de futuro, lucha por un país de bien y de otro, una oligarquía reaccionaria lucha por mantener sus intereses y prebendas.
Sin duda en las insurrecciones bolivianas combaten diferentes intuiciones, realidades y necesidades de país y socialidad y las minorías oligárquicas nacionales, junto a los capitales internacionales, han sido los dueños históricos del destino nacional, pero las cosas no son tan simples.




El Corán no autoriza el maltrato a la mujer, afirman

Los avances de las saharahuíes ejemplo para el mundo árabe

* “Después del movimiento de liberación no queremos volver a casa”, dicen

* Enfrentan el eterno dilema de las revoluciones patriarcales:
¿qué va primero, la lucha por la autodeterminación o la de género?

Texto y fotosde blanche PETRICH,ENVIADA-- Campamento 27 de febrero, Tindouf, Argelia. HACEN FIESTA CUANDO SE DIVORCIAN y no es inusual que alguna haya pasado por dos o más matrimonios; no se sienten obligadas a procrear niños como medio para alcanzar su plenitud, aunque hay una política de Estado que alienta los embarazos, por la urgencia de sumar ciudadanos que contrarresten la alta tasa demográfica de Marruecos, su enemigo. Las que lo deseen y sepan hacerlo, pueden conducir un auto. Más bien, un jeep, que es lo único que se mueve en esas arenas.
Y en 30 años de vida en el exilio, sólo se conoce un caso de poligamia en los campamentos. Son las mujeres saharauíes, que usan el velo que ordena el Corán, pero lo hacen “con mucho cariño”, como un signo de “identidad y orgullo”. Se tapan la cara, los ojos y hasta las manos cuando salen a la intemperie, pero lo hacen solamente para protegerse de la agresividad del sol y del siroco (viento caliente y seco del desierto). Consideran con mucho orgullo que su experiencia y sus logros en la lucha de género debería ser “una joya” para el mundo árabe y un ejemplo a seguir para todas las mujeres musulmanas. Pero son ignoradas, no sólo por el resto de la población islámica sino por el mundo entero.
Cuando se produjo el éxodo forzado de las tribus saharauíes a la frontera con Argelia, hace 30 años, sólo 10 de cada 100 mujeres sabían leer. Esa proporción se ha invertido. Hoy sólo 10 por ciento de las mujeres adultas son analfabetas. En ese renglón, como en otros, han superado a los hombres.
La tasa en la población general es de 75 por ciento que saben leer y escribir y 25 por ciento que permanecen analfabetas.
Al finalizar la colonia española y desatarse la ocupación marroquí, no había ni una saharahuí universitaria. Hoy un alto porcentaje de las mujeres son profesionistas. Mientras los hombres iban a la guerra, ellas se hicieron cargo de construir la infraestructura material, social, política y administrativa del pueblo en el exilio. El grueso de la gestión del Estado está en manos de ellas. Todos los servicios de salud y educación son brindados por cuadros con educación superior y casi todas son mujeres.

En los hogares ellos son los “grandes castigadores”

Resignificar la paternidad, reto masculino

* La violencia se aprende, no es de transmisión genética
* Hay que construir conductas afectivas, justas y equitativas: Coriac

ALEYDA AGUIRRE -- Los padres ausentes o agresivos son resultado de procesos familiares en los que se ejerció violencia intrafamiliar y de una cultura machista que les asigna el papel de coléricos e insensibles, lo que les impide comprometerse con sus familias. Dichas actitudes pueden alcanzar “hasta tres generaciones de hombres” si no se reflexiona y resuelve el conflicto.
Si un hombre creció en el abandono y asimiló la violencia como algo “natural”, es posible que maltrate, lastime y se aleje de sus hijos/as, explicó Francisco Cervantes, director del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias (Coriac). Si vivió en una familia afectiva y responsable, tal vez “devuelva lo que ese ambiente le dio”. La violencia es una práctica “aprendida socioculturalmente, no de transmisión genética” pero para los hombres ha sido una forma de “ganar prestigio”.


Necesario modificar arquetipos religiosos

Masculinidad patriarcal en crisis

 

ANALÍA BERNARDO --Cada vez con más frecuencia escuchamos hablar de la crisis de la masculinidad, y los varones se sorprenden, se sienten desubicados y desconcertados cuando son cuestionados –y denunciados– por tener conductas sexistas y discriminatorias. La mayoría de las problemáticas de género (maltrato, violación, abuso sexual, discriminación laboral, etcétera) implican a los varones como género y sector de poder.