.. | México D.F. Martes 9 de septiembre de 2003
El programa Oaxaca, Música y Cultura
se inspira en el legado del gran director
Recupera vigencia el proyecto educativo-musical de
Eduardo Mata
PABLO ESPINOSA
El joven polaco Tomasz Golka vivió cuatro años
de su infancia en Veracruz, como integrante temporal de una de las inmigraciones
culturales más importantes que han beneficiado a México.
Cuando cumplió 11 años, Golka recibió un impacto que
lo marcó: el primer concierto de toda su existencia lo vivió
en la ciudad de Dallas, Texas. Lo hechizó, como lo hizo con miles
de mexicanos en su vida el magnetismo del mejor director de orquesta en
toda la historia de México, el maestro Eduardo Mata, quien en aquel
entonces, es decir hace 16 años, era titular de la Sinfónica
de Dallas.
Anteanoche,
domingo 7 de septiembre, Tomasz Golka recibió otro impacto vital:
a sus 27 años de edad empuñó la misma batuta que esgrimió
en vida Eduardo Mata al frente de la Orquesta Filarmónica de la
Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), durante
un concierto que tuvo gran éxito de asistencia y que consistió
en la final del primer Premio Internacional Eduardo Mata de Dirección
de Orquesta, que, como informamos en nuestra edición de ayer en
La Jornada, ganó precisamente Tomasz Golka, quien así
vio cerrarse, él adentro, otro círculo.
Ovaciones para la OFUNAM
Además de Golka resultó como gran ganador
el público que asistió en tumultos y a pesar del diluvio
que hizo anfibios los automotores que llegaron en consecuencia de manera
heroica hasta los estacionamientos de la Sala Nezahualcóyotl, colmada
de una euforia compartida frente al desempeño hiperprofesional no
solamente de los tres finalistas y el jurado, sino, de manera notable,
de los integrantes de la OFUNAM, quienes recibieron la mayor de las muchas
ovaciones de la noche.
Quedó confirmada, al término de la larga
última jornada del premio Eduardo Mata, su naturaleza estrictamente
educativa. Es de todos conocida la ausencia de apoyos presupuestariamente
continuados a los proyectos, programas e intenciones educativas en materia
de cultura en México. Así como se intenta resolver el problema
de la lectura con cascarones faraónicos en lugar de la verdadera
formación de lectores, resulta evidente que en México no
se nos enseña a ser escuchas. Lo demuestran las ideas peregrinas
que mantienen muchas personas respecto del arte de la música (dizque
para viejitos, para ricos y para entendidos) y que las alejan del placer,
del disfrute de esa manera de adquisición de conocimientos.
Triunfo de una iniciativa civil
La
ausencia física de Eduardo Mata (1942-1995) se dejó de sentir
durante la semana pasada, mientras transcurrió la etapa final del
premio de directores que lleva su nombre. Su tarea, la formación
de públicos y de músicos, el futuro de nuestra cultura musical,
tiene continuidad con el proyecto Oaxaca, Música y Cultura, que
sostiene económicamente Alfredo Harp Helú, quien presidió
anteanoche la ceremonia de premiación junto a los hijos de Eduardo
Mata, Pilar y Roberto.
Entre los muchos frutos de este acto cultural de relevancia
insospechada está la posibilidad de un debate sano a propósito
de la participación de la iniciativa privada en la cultura, tema
que se ha venido gestando en México desde hace un par de décadas
pero que se confunde, contamina, con el capitalismo salvaje y el desmantelamiento
social del Estado, de manera que el gobierno se desentienda de sus responsabilidades
con la cultura y deje, olímpicamente, morir de inanición
a nuestras instituciones culturales simplemente con rebajarles o de plano
quitarles presupuesto.
En contraste, la iniciativa civil que ha logrado un nuevo
triunfo con el premio Eduardo Mata se demuestra como forma multívoca
de avance cultural en México.
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