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Batalla perdida en Italia
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de octubre de 2018, p. 5

Roma. El movimiento #MeToo perdió la batalla en Italia. Una de las principales voces del movimiento, la actriz Asia Argento, ha sido víctima en su país de una campaña para desacreditarla. Argento pasó de pionera del movimiento a abusadora, después de que el joven actor estadunidense Jimmy Bennett la acusara a su vez de abuso sexual.

La imagen que los italianos tienen de Asia es de transgresora, hija de un importante director de cine (Dario Argento), explicó Ella Fegitz, experta en Medios y Comunicación del King’s College London.

La siente que ella ha tenido éxito por favores, no por su talento, por ello resulta menos creíble para la opinión pública, sostiene la italiana que investiga sobre las mujeres y la sexualidad en los medios.

Tanto personalidades como periodistas han criticado a la actriz, conocida por sus papeles de mujer sexy y perturbada, quien esperó 20 años para denunciar a Weinstein.

Pero más allá del caso Argento, el repudio de Italia hacia #MeToo tiene una explicación histórica.

Desde la Segunda Guerra Mundial, la idea de que la mujer joven, bella y algo tonta sea disponible sexualmente para ascender socialmente forma parte del inconsciente colectivo, sostiene Fegitz.

También el intercambio entre sexo y bienestar económico, que hay entre una joven que aspira a la fama y un hombre con los medios, es percibido como normal por los italianos, añade.

Esa figura ha sido encarnada por las velinas: las presentadoras de los programas de televisión, una suerte de Barbies de cabellos largos y minifalda, verdaderas celebridades de los canales del magnate y ex primer ministro Silvio Berlusconi en los años 80.

Las legendarias veladas del entonces primer ministro con hermosas mujeres, muchas de ellas retribuidas con generosos regalos, confirmaron que no había tanta diferencia entre la velina y la prostituta de alto nivel.

Hay un problema cultural de fondo en Italia; se sigue creyendo que una mujer puede salir adelante sólo gracias a su físico, explicó Laura Boldrini, presidenta, hasta hace pocos meses, de la Cámara de Diputados (2013-2018) y víctima de insultos en redes sociales.

Todo a pesar de que las mujeres obtienen mejores resultados en la universidad que los varones, explica Boldrini, quien se ha convertido en activista de la causa femenina.

#MeToo, su impacto en la prensa y el hecho de que haya surgido de un grupo de mujeres famosas, blancas, procedentes de sectores sociales privilegiados, también contribuyeron a debilitar su efecto en Italia, según Fegitz.

La experta recuerda que #MeToo nació hace 10 años bajo el liderazgo de la activista afroamericana Tarana Burke para apoyar a las víctimas de abusos sexuales en los barrios desfavorecidos. “Entonces a nadie le interesó mucho…”