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En un año, #MeToo sacudió y polarizó a EU

Su impacto a largo plazo dependerá de que los hombres acepten que hay un problema: experta

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▲ Imagen de la edición pasada del festival de Cannes en la que 81 mujeres profesionales de la industria fílmica posaron para evidenciar la inequidad de género.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de octubre de 2018, p. 5

Nueva York. En un año derribó a decenas de hombres poderosos y amenazó la confirmación de un juez a la Corte Suprema. El #MeToo sacudió a Estados Unidos, pero su impacto a largo plazo, que atiza la polarización del país, permanece incierto.

Un año después de las primeras acusaciones de abusos sexuales contra Harvey Weinstein, la batalla por la confirmación como juez de la Corte Suprema de Brett Kavanaugh, acusado de intentar violar a una joven cuando ambos eran adolescentes, mostró que el #MeToo no se desinfla, sino todo lo contrario.

Pero al acercarse las elecciones de medio mandato, el 6 de noviembre, en las cuales los demócratas esperan retomar el control del Congreso y cambiar las prioridades del gobierno Trump, muchos del bando republicano denuncian que la oposición se apoderó del #MeToo.

En los primeros meses, cuando los testimonios más crudos de abusos sexuales cometidos por famosos y poderosos se sucedían en los medios, nadie dudaba que las leyes contra el acoso sexual se endurecerían y que las empresas harían hincapié en educar al personal.

Pero el movimiento se ha convertido en un nuevo elemento en la polarización del país.

Cuando Donald Trump se burló el miércoles en un mitin en Misisipi de la acusadora de Kavanaugh, Christine Blasey Ford, imitándola, el público le aplaudió. La oposición expresó su indignación, al igual que los republicanos moderados.

El presidente denunció una época muy atemorizante para los hombres jóvenes en Estados Unidos: pueden ser culpables de algo de lo cual pueden no ser culpables.

Acusado de atizar el fuego, el magnate ya había conmocionado a muchos al jactarse de que podía agarrar a la mujer que quisiera por el coño, según un video de 2005 y difundido durante su campaña electoral. Y Trump no es el único que denuncia los excesos del #MeToo

Las mujeres se han animado a ventilar su rabia por acosos y agresiones que mantuvieron en silencio durante años, humilladas y sin creer que serían escuchadas. Pero ahora se les cree, se les escucha y apoya.

Estas son señales de que las cosas están cambiando. Este año, Bill Cosby, uno de los actores estadunidenses más famosos del mundo, fue condenado por agredir sexualmente a una mujer en 2004 y sentenciado a al menos tres años de cárcel.

Pero hay más cuestionamientos que vienen de personas que estiman que el movimiento fue demasiado lejos, subraya Jeanne Zaino, profesora de ciencia política del Colegio Ion, en Nueva York.

Aún estamos en una fase de denuncias, dice. Es preciso que las instituciones, las empresas trabajen mejor para instaurar reglas (...) y que las cosas puedan ser investigadas sin destruir carreras, sostuvo.

Veinte años después del escándalo Monica Lewinsky, que casi termina en la destitución del presidente Bill Clinton, el #MeToo es sobre todo patrimonio de los demócratas, constata Jean Sinzdak, directora del Centro para las mujeres en política de la Universidad Rutgers.

Los demócratas tienen más mujeres entre sus filas que los republicanos, y estas legisladoras hablan más, están más escandalizadas, explica. Una tendencia reforzada por el hecho de que varias mujeres, indignadas por la actitud de Trump, están engrosando el bando demócrata desde los meses recientes.

Con una polarización tal, muchos temen que a pesar de la toma de conciencia que permitió el #MeToo, el movimiento no pueda finalmente saldar la brecha entre hombres y mujeres que perdura en política o en la dirección de empresas.

Aunque las mujeres, candidatas en cifras récord a las elecciones de noviembre, ganasen todos los comicios donde son favoritas, sólo dispondrían de un escaño de cuatro en la Cámara de Representantes, subraya Sinzdak.

El mejor escenario posible es que las mujeres tengan 24 por ciento del Congreso, récord y alza en relación al actual 19.3 por ciento. Pero esto es un maratón, no una carrera corta, dijo la experta.

Las mujeres también deberían acceder a una cifra récord de cargos en los directorios de grandes empresas este año, según un estudio del Institutional Shareholder Services. Pero la paridad sigue estando lejos: en junio las mujeres sólo ocupaban 18 por ciento de los escaños en directorios de grandes empresas, y presidían un 4 por ciento de ellas, indicó esta consultora.

Para llegar a la paridad, hay que evitar los juicios sumarios e incluir a los hombres en la conversación, estimó Lisa Kimmel, presidenta de la rama canadiense del grupo internacional de mercadeo Edelman.

“La eficacia del #MeToo y su impacto a largo plazo dependerá ampliamente de su aceptación por los hombres, que acepten que hay un problema y que se comprometan a resolverlo, porque siempre son ellos los líderes”, aseguró.