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Quiero ser campeón con un equipo que deje marca

Rafael Baca pasó de ser migrante a convertirse en pieza clave de Cruz Azul

Cruzar el desierto para llegar a EU y el hecho de que en esa cruel travesía casi muere su hermana forjaron el espíritu de lucha que ahora refleja en la cancha con la playera celeste

 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de septiembre de 2018, p. a14

En la memoria de Rafael Baca aún ronda el calor intenso del desierto cuando cruzó la frontera con Estados Unidos siendo niño. Con el escozor provocado por el clima, tuvo que superar el miedo, la incertidumbre y seguir caminando: su vida y la de su hermana dependían de su fortaleza. Fue el episodio más cruel que ha pasado y que lo marcó para forjar el espíritu de lucha que ahora refleja en la cancha con la playera de Cruz Azul.

Nunca voy a olvidar cuando crucé ese desierto, estuve a punto de perder a mi única hermana, revela con un tono en el que se filtra la angustia. Siempre rememoro esa historia y me da fuerzas para seguir adelante, haber migrado a Estados Unidos, siendo un niño, me dejó marcado y ahora me ayuda para enfrentar cualquier obstáculo, dice sin caer en la presunción.

Baca se ha convertido en titular indiscutible para dirigir el mediocampo en los partidos de La Máquina; en este semestre ha comenzado a gozar del reconocimiento, pero en medio de la fama no olvida sus orígenes y menos el esfuerzo que le costó llegar a donde se encuentra.

Sus padres migraron de Michoacán a California en busca del llamado sueño americano, por lo que Rafael se considera parte de ese grupo de soñadores que crecieron en territorio estadunidense y pudieron tener acceso a un mejor estilo de vida y educación.

–¿Cómo recuerdas la etapa que viviste en Estados Unidos?

–Cuando llegué era muy inocente, no sabía bien lo que iba a ser mi futuro, que sería ilegal ni lo que conllevaba serlo; todo eso lo entendí cuando llegué a la preparatoria. Ahí vi el problema en el que estaba metido por mi situación migratoria, confiesa mientras reflexiona sobre las adversidades que sorteó.

Desde niño tuvo que hacer frente al racismo, así como a las burlas por no hablar bien inglés. Haber llegado a un país desarrollado no le aseguraba nada, así que “tuve que trabajar, empecé como mesero, fui valet parking y al final llegué a la universidad, ahí comencé mi carrera como jugador”, dice con orgullo.

“Se puede decir que soy un dreamer, no apliqué para el DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), pero todos los que migramos somos soñadores”, asevera al tiempo que expresa su rechazo por las políticas antimigratorias del gobierno de Donald Trump. Para mí es un Presidente que no tiene corazón, asesta en un momento de sinceridad que pocos futbolistas se permiten.

Revela que tiene la inquietud de estudiar una segunda carrera, ahora en derecho para apoyar a los mexicanos que viven una situación similar a la que pasó. Conozco muy bien el proceso legal de migración, y me gustaría ayudar a la gente que está en Estados Unidos, porque los que se van lo hacen por necesidad.

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▲ Baca asegura que ser migrante fortaleció mucho su carácter para competir con grandes futbolistas como Gerardo Torrado.Foto Jam Media

La vida de Rafael Baca dio un giro cuando fichó con La Máquina en 2014, aunque también tuvo que apelar a la perseverancia para no ser parte de uno de los tantos jugadores que sólo estuvieron de paso en el plantel. Además debía mostrar gran calidad en la cancha, porque el jugador con el que competía por la titularidad era Gerardo Torrado.

Cuando llegué a Cruz Azul había jugadores de mucha categoría, estaba Torrado, por mi mente lo único que pasaba era trabajar y aprender. Empecé a imitar lo que hacía Gerardo, pero con mi estilo, eso me llevó a que me dieran una oportunidad.

Tardó año y medio en que le permitieran ascender con el primer equipo, tiempo en el que aprovechó para adaptarse al balompié mexicano con la filial de Cruz Azul Hidalgo.

Cuando llegó su momento para jugar en Primera División no la desaprovechó y desde hace un año se ha mantenido en el once titular. Me fortaleció mucho haber sido migrante, el carácter de insistencia es algo que ya tengo y me ayuda cuando salgo a la cancha para darlo todo.

Después de cuatro años en los que ha defendido los colores celestes, Baca disfruta de una de las mejores etapas del equipo. Son líderes y en nueve jornadas sólo han sufrido una derrota. El mediocampista afirma que el buen paso se debe a la unión entre los jugadores, aunque reconoce que el trabajo del presidente deportivo Ricardo Peláez también ha influido.

Peláez es un gran ser humano, no me cabe duda de que las cosas en su vida le han salido muy bien por su manera de ser. Su trabajo se ha visto reflejado en seguida, le importa mucho la persona antes que el futbolista, porque sabe que si estamos bien vamos a rendir en la cancha.

Cruz Azul atrajo los reflectores en este torneo y generó grandes expectativas entre los aficionados para romper el ayuno de 20 años sin títulos. Baca conoce las entrañas del plantel, entiende la urgencia de conseguir ese anhelado campeonato, y aunque considera que La Máquina está más cerca que nunca para alcanzar ese logro, su talante lo lleva a exigir perfección para esa hazaña.

El único objetivo es salir campeones, asegura con una chispa de entusiasmo que enciende su rostro y aclara: Quiero ser campeón, pero no por suerte, sino demos-trando superioridad. Me gustaría que dejáramos marca, ser un equipo de época.