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Princesa alemana pone en jaque a monarquía española
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▲ Juan Carlos de Borbón y Corinna Sayn.Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 17 de julio de 2018, p. 25

Madrid

La princesa alemana Corinna Sayn Wittgenstein, supuesta amante del rey emérito Juan Carlos de Borbón, tiene en jaque a la monarquía española, sumida en una profunda crisis de credibilidad.

Si es verdad lo que cuenta Corinna en conversaciones grabadas por un ex comisario de policía –encarcelado por un turbio caso de espionaje y corrupción–, quien fue jefe del Estado español entre 1976 y 2014, elogiado por su labor durante la transición a la democracia, no sabe distinguir entre lo público y lo privado, cobra comisiones ilegales en los negocios en que la hace de intermediario –como el tren de alta velocidad a La Meca– y tiene cuentas en Suiza a nombre de testaferros.

En una plática grabada por el ex comisario de policía José Manuel Villarejo, en la que también interviene el ex presidente de Teléfonica, Juan de Villalonga, difundidas por el amarillista OKDiario y el portal El Español, se escucha a la ex amante del rey emérito detallar su relación con Juan Carlos, pero sobre todo la corrupción de la monarquía española.

Corinna mantuvo una estrecha relación con Juan Carlos los últimos años de su reinado. Lo acompañó en el polémico viaje a Botsuana en 2012, en el que cazaron elefantes, que fue interrumpido ante la caída y posterior cirugía a la que tuvo que ser sometido el monarca. Más aún: el rey puso a su nombre una casa de tres pisos en las inmediaciones del Palacio del Pardo, adonde Corinna se mudó con su hijo y, sobre todo, para estar cerca del monarca, quien mantenía una agenda pública común con su todavía esposa, la reina Sofía.

Tras su abdicación, después de escándalos, el más notorio el de Iñaki Urdangarín, esposo de su hija Cristina, el rey se distanció de Corinna. Ella se fue a vivir a Mónaco, su residencia anterior, y él se alejó de la esfera pública y cedió todo el protagonismo a su sucesor e hijo, Felipe VI.

La investigación del caso Urdangarín reveló que Corinna intervino en varios negocios y habría intermediado con empresarios para conseguir un trabajo al yerno del rey y alejarlo lo antes posible de España. Fue entonces cuando Villarejo, suspendido del cargo por diversos casos de corrupción y espionaje, así como por descubrirse que tiene a su nombre más de 100 empresas, decidió grabar una conversación entre Corinna, el empresario español Villalonga y él.

En las grabaciones, en las que se intercala el inglés y el español, que en ocasiones parece seguir el orden de un guion prestablecido, la ex amante del monarca acusa a Juan Carlos de cobrar comisiones en los negocios en que participa, de haber ganado más de 100 millones de euros con el tren de alta velocidad a La Meca, que construyó la española OHL, presidida por Juan Manuel Villar, indagado como presunto financiador irregular del Partido Popular y haber pagado comisiones para obtener contratos.

Además, Corinna denuncia que Juan Carlos tiene cuentas secretas en Suiza, siempre a nombre de testaferros, entre ellos Arturo Fasana, quien también figura como prestanombres del ex presidente de Cataluña Jordi Pujol, involucrado en corrupción. Corinna acusa al monarca emérito y a Urdangarín de que no saben distinguir lo público de lo privado, y que ella se los habría advertido varias veces.

Ante la gravedad de las acusaciones, que nadie ha desmentido, grupos parlamentarios exigieron la creación de una comisión de investigación, en la que comparezca Juan Carlos. Un escenario lejano, una vez que el Partido Socialista Obrero Español anunció la comparecencia a puerta cerrada del director del servicio de espionaje, Félix Sanz Roldán, para que explique y dé información sobre el caso, entre otras cosas porque Corinna denunció que el Centro Nacional de Inteligencia la habría seguido, amenazado e intentado coaccionar.

Una información revelada también por el diario digital El Español confirma el nerviosismo tras la revelación de las grabaciones en el seno de la monarquía española, ya que al parecer, al difundirse, el rey emérito tuvo una crisis de ansiedad.