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Érick Montaño participa en el reality show de la UFC

Las artes marciales mixtas volverán a su origen: el barrio

Los chavos no pueden pagar un boleto, pero serán protagonistas, dice

 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de agosto de 2015, p. a15

Érick Montaño creció en un barrio duro: la colonia Ejército de Oriente, en Iztapalapa, lugar que hoy recuerda como poco confortable. Lo duro no sólo era la sobrevivencia en esas cuadras que se repiten con casas idénticas y corredores laberínticos, sino también las condiciones en las que vivía su familia. Desde muy joven Erick tuvo que arreglárselas para remediar la situación en casa.

Hizo de todo. El trabajo más desesperado fue limpiar parabrisas en Reforma, cerca de la columna del Ángel de la Independencia. Pero hoy es uno de los competidores del reality show de artes marciales mixtas de la Ultimate Fighter Championship (UFC).

Pero aunque esta competencia puede representar un cambio significativo en su vida, pues implica hacer una carrera como peleador en UFC –el campeonato deportivo con mayor éxito comercial en el mundo–, Érick no deja de voltear hacia el barrio.

Este es un deporte que salió del barrio y ahí debe volver, considera. Al principio fue como en el boxeo, con peleadores que surgen desde abajo, pero se ha popularizado entre clases sociales más altas.

Érick reconoce qué lo separa de quienes pueden pagar boletos costosos –en la Arena de la Ciudad de México una entrada al área de cancha costaba más de siete mil pesos–, los que más siguen este deporte.

La gente que entiende este deporte viene de la clase media para arriba, pero creo que hay nuevas generaciones tanto de peleadores como de público que vienen del barrio, indica.

En Estados Unidos es distinto, explica, porque allá hay muchos competidores que surgen del sistema colegial, donde se desarrolla la lucha, pero también existen peleadores que se abren camino con dificultad.

En México –agrega– funciona con otra lógica, pues las escuelas de artes marciales mixtas están en colonias populares. Los chavos del barrio hoy no pueden ir a ver una pelea de UFC porque no pueden pagar un boleto, dice Érick. Pero ellos son los que en el futuro protagonizarán esas funciones.

Para el peleador de artes marciales mixtas –considera– la motivación es la misma que para cualquier deportista de origen popular en México: el hambre de gloria, de cosechar éxitos, pero también –dice– la que punza en el estómago.

Antes de participar en esta competencia, Montaño abrió una escuela de artes marciales en Ciudad Nezahualcóyotl.