jornada


letraese

Número 193
Jueves 2 de Agosto
de 2012



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate


El trastorno bipolar
Episodios de un desvarío ordinario

Sin aparente causa, aunque recientes estudios indican que podría tener como origen un problema relacionado con falta de estabilidad en la transmisión de impulsos en el cerebro, el trastorno bipolar es un padecimiento mental con enormes repercusiones a nivel social y escasa atención médica.

Carlos Bonfil

Entre los múltiples desórdenes emocionales y de conducta que han cobrado relevancia en los últimos años, figura un trastorno relacionado con estados anímicos que oscilan entre la depresión y la euforia, la melancolía y la hiperactividad, y que a mediados del siglo XIX los médicos llamaron locura circular o locura en forma dual, misma afección que el psiquiatra alemán Emil Kraepelin caracterizaría en 1902 como psicosis maniaco depresiva. La circularidad a que hacían alusión los primeros estudiosos de este trastorno psíquico alude al carácter cíclico, periodicidad y naturaleza crónica de las alteraciones en el comportamiento del individuo afectado, quien en poco tiempo puede transitar de un periodo de depresión profunda a un episodio de excitación anímica muy intenso. Siendo los síntomas de cada uno de estos comportamientos tan opuestos, por lo general el paciente vive el trastorno de modo angustiante, y esta preocupación se hace extensiva a familiares y amigos que no aciertan a comprender qué sucede verdaderamente en la mente de quien lo padece. En épocas recientes este padecimiento ha recibido una denominación nueva, trastorno bipolar, que describe con mayor tino el contraste de las conductas, y que más allá de la mera comprensión de una patología clínica, sugiere también un fenómeno cultural de alcances más vastos. El comportamiento bipolar alude en el terreno de las ideas a cierta dispersión o confusión mental, y se aplica mediáticamente a posturas y pronunciamientos morales o políticos contradictorios que acusan un desequilibrio anímico por parte de quien los profiere.
En el desarrollo del trastorno afectivo bipolar se han identificado factores tanto genéticos como ambientales. Se habla de un desequilibrio electroquímico de neurotransmisores cerebrales como la serotonina y la dopamina, pero también de eventos externos que propician la aparición de las conductas extremas. El estado de ansiedad que conduce a una depresión severa puede ser ocasionado por la pérdida de un ser querido o por un fracaso profesional. De igual modo, la euforia anímica que en sus distintos grados de intensidad se califica como manía (excitación profunda) o hipomanía (excitación moderada), puede deberse a un éxito inesperado o incluso a un episodio de pasión amorosa. Estas manifestaciones, por lo común perfectamente normales, adquieren un perfil patológico cuando se incrementa de modo inusual su intensidad, provocando malestar en el individuo afectado y en quienes le rodean, y sobre todo, cuando se alternan caprichosamente, postrando al individuo en una melancolía aguda y contrariándolo después, sin motivo aparente, con un estado de excitación extrema. Este tránsito de un estado anímico a otro provoca oscilaciones en el humor, pérdida del sentido de la realidad y conductas paranoicas. Considérese el problema: el individuo afectado vive por un tiempo síntomas depresivos que incluyen un cansancio inexplicable y prolongado, malhumor, intolerancia al ruido, insomnio y sensación de desamparo y baja autoestima, renuencia a salir de casa o del estado melancólico.
A este conjunto de sensaciones incómodas le suceden, tal vez en poco tiempo, los episodios de otro síndrome más desconcertante aún: euforia inexplicable, temeridad para acometer en lo inmediato cualquier empresa, deseo de no dormir para aprovechar al máximo el tiempo disponible, extravagancia en gastos y vestimentas, autoestima muy elevada y deseo de retar todo tipo de peligros exponiéndose a sí mismo y a los demás a conductas de alto riesgo, tanto en el terreno sexual como en la vida cotidiana. Comenta una persona con trastorno bipolar: "Las ideas rápidas se vuelven demasiado rápidas y son demasiadas, una abrumadora confusión remplaza a la claridad, no puedes recordar. El humor contagioso deja de divertir, tus amigos se asustan. Estás irritable, enfadado, amenazador, desconfiado y atrapado…"
El diagnóstico del padecimiento no es fácil y supone cuestionarios muy precisos y un seguimiento muy puntual de la conducta del paciente por parte del personal médico y también de familiares y amigos involucrados. Comúnmente se prescriben diversos tipos de tranquilizantes, entre los que destaca el carbonato de litio por sus propiedades como estabilizador anímico. Es importante saber detectar los primeros signos del trastorno y orientar al paciente para que desarrolle las estrategias ideales para controlarlos. Con una terapia adecuada que combine medicación, terapia psicológica y apoyo afectivo, la remisión es satisfactoria y muy altas las probabilidades de recobrar el equilibrio emocional y una vida normal y productiva.

 

S U B I R