Opinión
Ver día anteriorSábado 30 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes postsoviéticos

Un serio revés

L

os esfuerzos integradores que realiza Rusia en el espacio de la antigua Unión Soviética sufrieron un serio revés con la decisión de Uzbekistán de suspender su participación en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

Formada bajo el liderazgo de Rusia por Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, la OTSC surgió a comienzos de los años 90 para dar respuesta a los desafíos comunes de seguridad de sus miembros y como suerte de contrapeso, en menor escala, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, enterrado ya el Pacto de Varsovia, el bloque militar de los ex países socialistas de Europa Oriental.

En la práctica, la OTSC poco ha avanzado en un escenario que no se previó al fundarla –cualquier conflicto entre sus participantes; como ejemplo más significativo, nada pudo hacer para detener la masacre entre uzbekos y kirguises en 2010–, mientras la alianza noratlántica incorpora nuevos socios a costa de su expansión hacia el este.

Las desavenencias con sus vecinos no parece ser la causa principal de la salida de Uzbekistán –de hecho, ya había suspendido su militancia entre 1999 y 2006–, y esta vez podría tener mayor impacto en la correlación de fuerzas en toda la región de Asia central, zona donde Rusia, Estados Unidos y China buscan consolidar su influencia.

Todo indica que el autócrata Islam Karimov, preocupado por el retiro de las tropas estadunidenses de Afganistán, ofreció a Washington instalar una base, que permitiría a Estados Unidos mantener su presencia militar en la región después de 2014, y para Uzbekistán sería una especie de garantía de estabilidad frente al riesgo de que levanten cabeza los islamitas de origen uzbeko replegados en territorio afgano.

El gobierno de Estados Unidos –que no tiene amigos, sólo intereses– considera que se observan signos de notable mejoría en la situación de los derechos humanos y las libertades políticas en Uzbekistán, cuyo régimen era visto desde Washington como uno de los más represivos de la región.

La OTSC prohíbe albergar bases militares de estados no participantes del tratado, sin el consentimiento de todos sus miembros, lo cual se antoja como poco probable por los añejos agravios entre los vecinos centroasiáticos.

Por eso, para la intención de Rusia de crear una unión euroasiática, Uzbekistán está creando un peligroso precedente, en la medida en que Kirguistán y Tayikistán podrían seguir su ejemplo, dependiendo de los beneficios que les pudiera reportar una alianza con Estados Unidos, con el cual llevan meses negociando la posibilidad de instalar sendas bases después de 2014.

Tayikistán ya dio a entender que podría pedir a Rusia el cierre de su base militar en la frontera con Afganistán, en tanto Kirguistán busca el eufemismo adecuado para aparentar neutralidad y mantener las bases estadunidense y rusa, al menos la primera.