Opinión
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Ruta Sonora

Lo sobrevaluado de 2008

Hola Pelona

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Medeski

C

omo cada año, influida por motivos extramusicales, criterios superficiales o inclusive extralocales, a cierta crítica especializada se le da por exagerar y sobrealabar agrupaciones, por lo que es menester de este melindroso espacio brindar su humilde opinión respecto de algunos álbumes y artistas que, a su parecer, fueron inflados de más y hay que ubicar en su justo lugar.

Kings of leon. Only by the night. De Tennessee, en su cuarto disco, los Followill dejan el optimismo campirano de Youth and young manhood (2003), o la finura y tristeza alcanzadas en Because of the times (2007), para ofrecer un álbum complaciente, en el que las cualidades del grupo se quedan a la mitad, con rockcitos pop indignos de lo antes logrado. No entendieron que lo suyo es andar en caballo dorado sobre el campo, y no en vochito con lentejuelas sobre el highway. Decepción para quienes han aquilatado su valía. Inexplicables tantas loas (aunque se entiende que se les felicita por ser ahora más accesibles).

Coldplay. Viva la vida! Cuando estos londinenses aparecieron en 2000 con Parachutes, mereció gran respeto su pop intenso. Y aunque A rush of blood to the head (2002) los volvió ultracomerciales, fue de reconocerse la sinceridad y tino de Chris Martin para crear temas memorables. Pero luego se convirtieron en un emblema de petulante corrección política para el adulto joven acomodaticio y bobo. Para 2008, prensa y premios se desbarataron ante un cuarto álbum cuya portada mezcla un retablo de Eugene Delacroix de la Revolución Francesa con el título de una pintura de Frida Kahlo, cuya música, aunque bien tocada, harto melódica, intenta fusilarse en varios momentos a U2 de modo ramplón y cínico. Chris: ya existe un Bono, no necesitamos otro más.

Glasvegas. Glasvegas. La palabra de Alan McGee no es la de Dios: el que a dicho recomendador de bandas promesa le haya gustado el pop-rock doo-wop de este cuarteto de Glasgow (el nombre combina el nombre de esa ciudad con el de Las Vegas), no quiere decir que sea bueno. Una canción es igual a la otra, en medio de una melcocha comodina que aturde, disfrazada con ecos y reverberación, para hacer creer que son profundos. Pero sólo suenan a la vulgaridad de The Killers con ínfulas de clavados. Horrible.

Deerhunter. Microcastles. Quién sabe si quienes se deshicieron en elogios hacia este álbum hayan oído Cryptogams (2007), segundo disco de este combo de Atlanta. Porque tal debut fue una joya de art-rock acústico-orquestal-ambiental colmado de guitarras diluidas, tétrico y a la vez feliz, cual cruza de Joy Division con los Flaming Lips. En cambio, éste es una mala broma; una serie de baladas pop dizque soñadoras, pretenciosas y fastidiosas. Como si fuera otra banda.

Bon Iver. For Emma, forever ago. Una guitarra acústica, una voz aguda y un corazón roto, encerrados en una camper aislada, lejana. Cursilería a raudales, simpleza inocua y coros fantasmales repetitivos. El durmiente folk-pop de Justin Vernon, de Wisconsin, no está feo, pero tampoco es la maravilla que se dice. Olvidable.

Santogold. Santogold. Ojo: a esta compositora, productora, cantante y rapper, llamada en realidad Santi White, la coloqué entre lo mejor del año, en rock, pues lo merece. Pero también la ubico en esta lista, porque si bien su trasgresión genérica (combina rock-ska-dub-synth-hiphop-punk-newwave) es atrayente y agraciada, la crítica la colocó por las nubes como si descubriera lo jamás escuchado. Está de ondita, pero nada más. No hace estallar cerebros ni propone algo extraespecial. ¡Tranquilos!

Los Marty, Historia de un cowboy, y Los Daniels, Se renta cuarto para señoritas. Empate entre este par de bandas de Coacalco y Lindavista respectivamente. Los primeros, con un pop sentimental atestado de plagios chafas a puro lugar común; los segundos, con un remedo región 10 de algo que quisiera parecerse a los Strokes, terrible y gritón. Aunque lo peor no es que el sonido de ambas sea chocante, sino lo artificioso de su posicionamiento a punta de management, tras el cual, al parecer, mucha gente se fue con la finta.

Keane, Locos del Ritmo

Viernes 27: 1. El pop cursilillo del trío inglés Keane. Palacio de los Deportes. 21 horas, $330 a $1250. 2. De Los Angeles, las guitarras alegres de Pastilla; también: Los Ultras y Red Queen. Alicia (Cuauhtémoc 91-A, Roma). 20 horas, $100. 3. A brincar: Playmovil Project, Gogó Frenezy y Los Kitsch. Pasagüero (Motolinia 33, Centro). 22 horas, $50.

Sábado 28: 1. ¡Hola Pelona! Festivalazo con Calle 13, Maldita Vecindad, Panteón Rococó, Cartel de Santa, Jessy Bulbo, entre otros. Plaza de Toros México. 11 horas, $180 en preventa (Ticketmaster), $220 el día, en taquilla. 2. ¡Los Locos del Ritmo!, legendario combo. También: Sr Bikini y Les Tragiques. Alicia (dirección citada). 19 horas, $70.

Martes 3: 1. De Australia, Cut Copy. El puro electro-bailongo de onda. Vive Cuervo Salón. 21 horas, $380. 2. John Medeski, jefe del jazz actual, en el Zinco (Motolinia 20, Centro). 22 horas, $600.