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2022-08-21 09:13

‘Bébeme a besos’, mezcal y cerveza artesanal en CDMX

Carlos Ayala, socio de la Cooperativa KingKrapula, muestra la cerveza artesanal y kombucha que producen en sus instalaciones ubicadas en la alcaldía Magdalena Contreras, CDMX.
Carlos Ayala, socio de la Cooperativa KingKrapula, muestra la cerveza artesanal y kombucha que producen en sus instalaciones ubicadas en la alcaldía Magdalena Contreras, CDMX. Foto Roberto García Ortiz

Ciudad de México. En el pueblo Palo Alto, en Magdalena Contreras, Carlos Ayala junto a cinco familiares y amigos decidieron dedicarse a la elaboración y venta de cerveza artesanal; sin embargo, hace dos años optaron por crear una marca propia, por lo que ahora producen cinco variedades de bebidas con diferentes grados de alcohol, lo que les permitió constituirse en la cooperativa KingKrapula.

Los cinco cooperativistas buscarán consolidarse en el mercado a corto plazo, pero mientras ya tienen un nuevo reto: formalizar la exportación del mezcal ”Bébeme a Besos“, en Playa Dominical, Costa Rica.

Egresado de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ayala adelantó que “nuestra meta es que en enero de 2023 llevemos nuestro primer panel de mezcal a Costa Rica”, porque actualmente ofrecen al menudeo el producto en diversas presentaciones y destilado con sabores como mandarina-cempasúchil, cacao y piña.

Relató que decidieron poner el nombre de “Bébeme a Besos” a su bebida porque “a diferencia del tequila, que nos enseñaron que se bebe en un shot, el mezcal se bebe despacito, a besitos”; para la cerveza artesanal, que llega a tener 13 grados de alcohol, y la kombucha –que es una bebida fermentada no alcohólica a base de té negro o verde–, que también elaboran y producen los cooperativistas, comparte el nombre de su empresa, es decir, KingKrapula.

El logotipo de la cerveza, la kombucha y el mezcal, que sólo comercializan al comprarlo a productores de Oaxaca y del estado de México, corresponde a una calaverita de azúcar coronada con un agave ala ancha y una mariposa a modo de grabado, con lo que los cooperativistas buscan mantener la identidad y las tradiciones nacionales.

En la capital sus productos se encuentran en diversos puntos de venta como restaurantes de la colonia Roma, en Cuauhtémoc; Narvarte, en Benito Juárez, y en el centro de Coyoacán, además de Palo Alto.

Ayala comentó que de acuerdo con los primeros resultados de un plan de negocios para colocar a su cooperativa, detectaron que la mayor parte de los clientes tienen entre 30 y 35 años, además de que 53 por ciento de los consumidores son hombres y 47 son mujeres; los hay con estudios de nivel superior, solteros y con nivel medio de ingresos.

Cerveza con sabor a pan de muerto

Los cooperativistas hacen las primeras pruebas de una edición limitada de cerveza artesanal con sabor a pan de muerto, la cual saldrá a la venta en octubre próximo con motivo de la celebración del Día de Muertos, adelantó Ayala, al referir que su mamá, doña Vero, es fuente de su inspiración.

Ella es conocida por la variedad de platillos que tiene en la carta de su restaurante, al recordar que uno de los productos más famosos que ofrece en su local es la elaboración de tortillas de maíz en forma de corazón color rosa, porque incorporó betabel a la masa.

Frente a la competencia de la cerveza industrial que tiene 4.5 grados de alcohol, el mensaje a los consumidores es “bebe menos, bebe mejor”, al señalar que utiliza cebada importada de Alemania, Nueva Zelanda y Estados Unidos, a pesar de que los costos se duplicaron en las recientes semanas.

En la casa que Carlos habita desde hace casi 40 años acondicionó la planta baja como taller gastrocervefermentero, equipado con ollas de acero inoxidables de 500 y 180 litros, además de barriles fermentadores de 17 litros a los que se les adaptaron llaves y termómetros para producir cerveza.

Ese lugar cuenta con diversos filtros para purificar agua, que llega de los Dinamos, además lámparas ultravioleta y una sala de enfriamiento acondicionada con paredes de unicel y un sistema de ventilación para mantener la malta a una temperatura de 18 grados.

“En una cooperativa no importa el dinero, sino las personas; aquí nos regimos por principios y valores”, dijo el emprendedor tras congratularse de que hace unos días la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo avaló la constitución de su asociación, por lo que recibirá un apoyo económico de 80 mil pesos el cual utilizará para la compra de una máquina para etiquetar las latas y botellas, así como mangueras de grado sanitario que resisten temperaturas de 250 grados.

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