Berlín. El himno nacional de Alemania, que cumple cien años el 11 de agosto, tiene una historia agitada. En realidad, los versos de la Canción de los alemanes fueron compuestos por el poeta germano August Heinrich Hoffmann von Fallersleben hace 181 años.
El 26 de agosto de 1841 Hoffmann von Fallersleben escribió el Deutschlandlied en la isla de Helgoland, en el Mar del Norte, entonces bajo posesión británica.
En aquella época no existía Alemania, sólo se conocían 39 estados individuales. La mayoría de los gobernantes de aquellos estados no querían saber nada de “unidad, justicia y libertad”, como invocaba en su poema el espíritu libre de Hoffmann von Fallersleben.
Entonces, sus líneas se convirtieron en una canción a través del tema del Cuarteto del Emperador, del compositor austriaco Joseph Haydn, quien compuso la melodía en 1797 como himno oficial para el emperador Francisco II.
Sin embargo, la Canción de los alemanes estaba aún lejos de ser un himno nacional. La guerra franco-prusiana de 1870-1871 dio inicio a la creación del imperio alemán, pero la nueva estructura federal no tenía un himno uniforme. En Prusia, en particular, se cantó entre 1795 y 1871 el himno imperial Heil dir im Siegerkranz (Salve a ti en la corona del conquistador), que dejó de entonarse con el fin de la monarquía.
La Constitución de Weimar de 1919 carecía de una disposición sobre el himno nacional. Tres años después, el presidente del Reich, Friedrich Ebert, en el Día de la Constitución recordó a Hoffmann von Fallersleben: “Como alguna vez lo hizo el poeta, hoy amamos a ‘Alemania sobre todas las cosas’. En cumplimiento de su anhelo, que el canto de la unidad, la justicia y la libertad sea la expresión festiva de nuestros sentimientos patrióticos”.
Si bien en este llamado faltaba la designación de “himno nacional”, seis días después, Ebert, como comandante en jefe de las fuerzas armadas, ordenó: “De acuerdo con mis palabras pronunciadas el 11 de agosto de 1922, decreto que las fuerzas armadas de Alemania (Reichswehr) deben interpretar el Deutschland-Lied como su himno nacional”.
La canción siguió siendo el himno nacional incluso bajo el nazismo.
Hoffmann von Fallersleben había entendido su poema como un llamamiento a la unidad interior de Alemania. Sin embargo, los nacionalsocialistas hicieron un mal uso del himno con fines propagandísticos en apoyo de su pretensión de gran poder.
Prácticamente sólo se cantó la primera estrofa durante la dictadura nazi (“Alemania, Alemania por encima de todo, por encima de todo en el mundo”), junto con la canción de Horst Wessel (“La bandera en alto, las filas firmemente cerradas”), una canción de batalla de las tropas de asalto.
Ebert había insistido en que el himno no debía “servir como expresión de exaltación nacionalista”, pero éste era precisamente el sentido que le estaban dando los nazis. Por lo tanto, de principio, los aliados prohibieron la ejecución del desacreditado himno tras el final de la guerra.
Incluso en la nueva Alemania democrática, muchas personas y, sobre todo el presidente federal Theodor Heuss, no podían imaginar que se mantuviera la Canción de los alemanes. No obstante, el primer canciller federal, Konrad Adenauer, era de otra opinión y además tenía dos ventajas.
En primer lugar, al igual que la anterior Constitución de Weimar, la Ley Fundamental de 1949 no contenía ninguna disposición sobre la cuestión del himno. En segundo lugar, Heuss fracasó estrepitosamente con una pieza alternativa encargada por él mismo.
El día de Año Nuevo de 1950 hizo sonar por primera vez el Himno a Alemania tras su discurso de Año Nuevo. Sin embargo, en lugar de estímulo, se ganó el ridículo. La pieza, que a partir de entonces se emitió en todas las emisoras de radio al final del día, se denominó “la musiquita nocturna de Theo” o “la canción nocturna de Theo”.
Al final, Adenauer mantuvo la ventaja. En un intercambio de cartas, él y Heuss estipularon que el Deutschlandlied debía ser el himno nacional de la República Federal. La tercera estrofa debía cantarse en las ocasiones oficiales. “Subestimé el tradicionalismo y su necesidad de perseveración”, admitió Heuss.
Imposición del canciller conservador
Con la reunificación de Alemania tras la caída del Muro de Berlín en 1989, la cuestión del himno se planteó de nuevo. Mientras en la República Federal se había cantado “Einigkeit und Recht und Freiheit” (“Unidad y justicia y libertad”), en la República Democrática Alemana (RDA) se cantaba “Auferstanden aus Ruinen und der Zukunft zugewandt” (“Resucitado de las ruinas y de cara al futuro”), con letra de Johannes R. Becher y música de Hanns Eisler.
Finalmente volvió a imponerse un canciller conservador. Esta vez Helmut Kohl. Y nuevamente hubo un intercambio de cartas con el presidente federal, ahora Richard von Weizsäcker.
En aquella oportunidad, Von Weizsäcker escribió: “La tercera estrofa de la canción de Hoffmann-Haydn demostró ser un símbolo. Se toca, se canta y se respeta en el país y en el extranjero. Expresa de forma vinculante los valores con los que nos sentimos comprometidos como alemanes, como europeos y como parte de la comunidad de naciones”.