Puebla, Pue. Con la advertencia de que “nada, nada, nada justifica una agresión a un país soberano y un abuso a su unidad territorial”, el embajador eminente Rubén Beltrán, ex embajador de México en Rusia, señaló que el origen de fondo en el conflicto Rusia- Ucrania es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y no la narrativa que el presidente Vladimir Putin ha lanzado en torno a la desmilitarización de Ucrania.
Al participar en el seminario La guerra en Ucrania: antecedentes y consecuencias que organiza la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP) Jenkins Graduate School, el miembro del servicio exterior mexicano desde 1981 dio varias advertencias. De inicio, que era una persona a la que le gustaría “un mundo binario, de blanco y negro, de unos y ceros, en donde hay un sí y un no”, no obstante sabe que “el mundo no es así: está lleno de grises”.
Acompañado por Fausto Pretelin, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencias Política; Mario Arroyo, coordinador del diplomado en Liderazgo y gerencia integral; y Gerardo Trasloheros, coordinador del diplomado en Gobernanza global, todos ellos de la UDLAP Jenkins, dijo que para asomarse a los acontecimientos recientes hay que ubicarse en la historia y la geografía, temas vitales para entender lo de hoy.
De paso, también como advertencia, citó a Alfred Korzybski, científico y filósofo estadounidense nacido en Polonia, al señalar que “el mapa no es el territorio” para decir que lo que describe no necesariamente guarda relación con el objeto mismo, y que lo que se puede describir no necesariamente refleja lo que ocurre en el terreno y en esa realidad.
Ya con las advertencias hechas, Rubén Beltrán consideró que el conflicto entre Rusia y Ucrania es “la historia de un conflicto iniciado hace 32 años, en 1990, cuando la antigua Unión Soviética y aliados de Occidente discutían el ingreso de Alemania unificada a la OTAN, (siendo) la preocupación de ésta que mediante el ingreso de Alemania unificada podría iniciar un crecimiento y expansión de la OTAN que pudiera llevar a traer una alianza militar a las mismas fronteras de la Unión Soviética”. Recordó que entonces se dijo que la OTAN no se extendería al este ni una pulgada.
Continuó que en 1993 ocurrieron otras conversaciones con la confederación de rusa de Borís Yeltsin y Warren Cristopher, secretario de Estado de Bill Clinton, que planteo una alianza de paz, misma que sería una plataforma común en lugar de que creciera la OTAN. “Al final del día, lo que se vio es que hubo un crecimiento a partir de 1997 de la OTAN donde los primeros pasos fueron el ingreso de Polonia, de Checoslovaquia y de Hungría; fue el crecimiento exponencial para hacer una alianza militar de 11 países para tener ahora 30 países. Esa expansión acelerada fue un error estratégico”, sostuvo.
Para 2008, continuó el embajador eminente, Ucrania y Georgia recibieron una invitación de la OTAN para ser miembros formales de la alianza, lo que se dirimió en la conferencia de Bucarest, cuando el entonces primer ministro Vladimir Putin se opuso a la expansión con un discurso firme y de oposición de la Federación Rusia. Poco tiempo después se da la guerra contra Georgia con resultado del surgimiento de las repúblicas independientes.
Mencionó además que en 2013, resurge en Ucrania la idea de un crecimiento del Este, que llevó a la salida del presidente ruso, y luego a la crisis de la anexión de Crimea y la declaración de independencia de Donetsk y Luhansk.
Apoyado en mapas que dejaron ver la expansión territorial, los cambios y la situación de ese territorio, recordó que a partir de octubre de 2021 fue creciendo la presencia de tropas rusas en las fronteras al este de Ucrania y a inicios de 2022 ante el incremento de la tensión en la frontera, se dieron las primeras conversaciones entre las autoridades de la Federación de Rusia, americanas y de la Unión Europa, siendo la gran ausente de esas mesas Ucrania. “En ese momento el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov dio línea roja definitiva cuando dijo que lo que quería la Federación Rusa es que nunca jamás Ucrania formará parte de la OTAN”.
“Lo que me parece concluyente es la narrativa, pues ya la perdió Rusia; si hay varias batallas es la narrativa y de manera abrumadora la ha perdido Rusia”, afirmó el ex embajador.
Afirmó que lo que busca Rusia en primer término es que Ucrania no forme parte nunca jamás de la OTAN; en segundo lugar, que el expediente Crimea se cierre, que es complejo pues ya forma parte del territorio de Rusia; y en tercer lugar que Donetsk y Luhansk fueran respetados con la categoría de naciones independientes, “cosa que está por verse, yo más bien vería que podrían regresar esperando que Ucrania les dotara de mayor autonomía de gestión”.
Del lado ucraniano, diferenció Rubén Beltrán, es su pertenencia a la unión europea siendo esta la carta principal a jugar, la soberanía a su territorio y un acuerdo a que se reconozca su soberanía a su territorio.
Asimismo, dijo que la mesa actual de Gólem, en Bielorrusia, hay tres buenas noticias: que ya se reunieron dos veces, que se volverán a reunir y que hay acuerdo en principio para establecer un corredor humanitario. “Quiero subrayar como diplomático que no nos debemos de desesperar si cae, es un como un niño precario que hay que alimentar, si esta mesa no funciona en Bielorrusia a la mejor en ginebra. Todo eso es mejor, prefiero no equivocarme decir que la paz es posible, sino estaríamos viviendo el infierno de un invierno nuclear que nadie quiere”.
Para cerrar, Beltrán consideró que se está en un periodo de tensiones, con una meseta amplia, solidificando un proceso de paz, o quizá en una recaída como dijo el presidente de Francia Emmanuel Macron al señalar que teme lo peor, “que no necesariamente sea una conflagración nuclear pero si un recrudecimiento de lo bélico, de Rusia manteniendo el control de Ucrania, no tanto con el propósito de extender su territorio, sino como para garantizar una mano fuerte del póquer que se juega en la mesa de negociaciones o en la que será la verdadera mesa de negociaciones. Ya vivimos en un momento de guerra fría, ya no por motivos ideológicos, sino por geopolíticos. Debemos por un tiempo razonablemente largo que habrá un lenguaje de guerra fría, desgraciadamente”.