La importancia de la música creció desde el año pasado, pues “tiene el poder de sanar nuestras almas y la de la comunidad”, afirmó el director venezolano Gustavo Dudamel durante el estreno de Iconos de la inspiración, que difundió este sábado la Filarmónica de Los Ángeles (LA Phil).

El programa conjunta piezas de Duke Ellington, Arturo Márquez, Chaikovski, Stravinsky y Mahler, entre otras, interpretadas en el Hollywood Bowl por músicos de la LA Phil y de la Orquesta Juvenil de Los Ángeles (YOLA, por sus siglas en inglés). También participaron la pianista china Yuja Wang y la soprano Liv Redpath.

La emisión se puede disfrutar en línea, donde permanecerá hasta el 8 de marzo en el sitio https://es.laphil.com/support/icons -on-inspiration y en el canal de YouTube de la LA Phil.

La dirección de esta producción digital, a cargo de Alberto Arvelo y Camila Martins, prohijó una evolución de la experiencia musical en vivo. Arvelo dirigió también el documental Tocar y luchar, sobre la historia del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.

Esta especie de concierto con guía, como una forma de remplazar a las presentaciones con público, continúa la manera innovadora de consumo y creación artística instaurada en la LA Phil ante las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19.

Incluye una serie de charlas de Dudamel, director de la LA Phil, con los artistas Common, Katy Perry, Natalie Portman, Yuja Wang, Carlos Vives y Julie Andrews en torno a la idea de la inspiración y la relevancia de la música en el contexto actual.

“Hemos pedido a varios artistas e iconos culturales que nos compartan la música que los inspira. Es la fuerza motriz que impulsa nuestras mejores ideas, nos motiva a actuar y nos mueve a crear cosas maravillosas”, mencionó Dudamel.

Agregó que las organizaciones artísticas han sufrido serias afectaciones por la pandemia, y solicitó donaciones para la filarmónica que dirige, “para seguir haciendo música y continuar inspirando al mundo”.

La emisión, conducida por el director venezolano, se inició con Estallido de estrellas, de la compositora afroestadunidense Jessie Montgomery desde el anfiteatro característico de la agrupación angelina. Unos 20 músicos con cubrebocas interpretaron esta especie de meditación y recorrido por el tiempo estelar a través de las cuerdas de la orquesta. Una fuerza que se va conteniendo antes de una explosiva catarsis.

Sólo intérpretes y armonías

El marcado silencio, inusual en una sala de conciertos, se convierte en un elemento particular de este momento. Sin público sólo existen los intérpretes y luego las armonías que nacen de sus instrumentos. No hay distractores, sólo los camarógrafos que pululan para hacer las mejores tomas.

Enseguida, el compositor Common explicó que todos los días ora para “que mi música y mi arte resulten inspiradores. Hago mi mejor esfuerzo para que mi música sea pura y divina, y que provenga del amor. Siempre con la idea de la esperanza, viendo la luz al final del túnel”.

Se refirió a Duke Ellington y su pieza inspirada en Martin Luther King: Tres reyes negros. Durante la ejecución de esta obra, elogio al activista afroestadunidense, ofreció una ligera ceremoniosidad. Respeto ameno con elementos cordiales, construidos por las notas de violines y un piano.

Provocó la sensación de escuchar una paciente sabiduría que frasea, con destreza docente, la realidad mientras describe qué debería ser la armonía. Se desborda en su parte última en una llamada esperanzada y hacia un camino florido.

Luego ocurre la charla con la cantante Katy Perry, a quien dedicó el Scherzo: Pizzicato ostinato, de la Cuarta sinfonía de Chaikovski, que contó con una interpretación plena de energía. Sugirió un tiempo distinto, esa confianza en el ahora y en las propias fuerzas. En su parte final contuvo una historia de plenitud mientras parece atardecer.

Natalie Portman explicó su elección del berceuse (canción de cuna) de El pájaro de fuego, de Stravinsky: “Suena misteriosa y onírica. Te lleva a un estado de ánimo donde viven profundos sentimientos, con todo tipo de extraordinarias florituras. Se siente vertiginosa. Es muy glamurosa, pero espeluznante. Conjuga las clásicas combinaciones de Stravinsky, de romance y terror, por eso suena a película”.

La pieza del compositor ruso recrea una escena nocturna que abre la posibilidad a todos los sueños y la dislocación de la realidad. Una especie de túnel colorido con escenas extrañas y amables en sus paredes, de recuerdos y risas.

Yuja Wang dijo que “cada pieza es como una poesía”, y en el caso del Danzón número 2, que tocó al piano, lo calificó de “algo tenue pero muy sensual. Hay tanta sensualidad implícita y una especie de pasión latente que no alcanza a explotar”.

En el solo de la pianista china, la conocida pieza de Márquez evoca la nostalgia por el baile, el recuerdo de las noches tumultuosas mientras los cuerpos danzan acompañados. Añora el lugar de esa pasión.

Antes de la interpretación de Fuga con pajarillo, del venezolano Aldemaro Romero, el cantante y compositor colombiano Carlos Vives se refirió a la forma en que la música tradicional crea nuevos ritmos. “Los instrumentos de hoy nos permiten seguir interpretando los sonidos de ayer. Primero fueron gaitas, después guitarras y acordeón; hoy tenemos computadoras y sintetizadores”.

La interpretación de esta obra conjuntó a músicos de la LA Phil y de la YOLA, solemne muestra de la preparación de los jóvenes ejecutantes. Vibrante y con ecos de la tradición musical de América Latina. Las muy conocidas cuerdas en la región ofrecen una hermosa armonía que refiere a la esperanza.

Un punto culminante fue el último movimiento de la Cuarta sinfonía de Mahler, en quien Dudamel reconoció “un reto, pero ayuda tener una gran orquesta enfrente. El factor humano es muy importante y hace que nuestra música sea muy especial”.

La soprano Liv Redpath destacó en esta obra con su canto de sirena. El ascenso y declive de su voz jugueteaba por el eco producido en el recinto angelino mientras Redpath se dejaba llevar por un místico arrebato que hablaba de lo sagrado.

Iconos de la inspiración concluyó con una versión sorpresa del joropo venezolano Alma llanera, de Pedro Elías Gutiérrez.