En el mundo hay mil millones depersonas con diversos grados de discapacidad, es decir, 15 por ciento de la población. En la región de las Américas son 85 millones en esa condición, y 50 por ciento de ellos tienen edad para trabajar, pero la mayor parte de los países del área no cuenta con políticas de inclusión, expuso Cecilia Acuña, asesora de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud.
En el Foro interinstitucional por la inclusión laboral de las personas con discapacidad, organizado por la organización Unidos Combatiendo la Esclerosis Múltiple, la consultora refirió que los países de la región deben hacer mayores esfuerzos por incorporar a este sector en las áreas de trabajo y educación.
“En 7 de cada 10 países de la región de las Américas existen instituciones responsables de las políticas de rehabilitación, pero en menos de la mitad existe una política de inclusión”.
Además, aludió que la investigación sobre el tema “es limitada”, y suele ponerse énfasis en las deficiencias motoras, pero no se da la importancia debida a la que generan las enfermedades crónicas no transmisibles.
“En general, la discapacidad se asocia a la movilidad, pero se ignoran las otras condiciones de salud que la producen. En ese sentido, el llamado es a ampliar la visión respecto al tema, hacia todas aquellas condiciones de salud autoinmunitarias y otras crónicas no transmisibles que producen distintos grados de postración.
“Si hacemos un comparativo entre 1990 y 2020, la carga mundial de morbilidad por grupos de patologías ha aumentado en términos de los padecimientos no transmisibles de manera notable: de 27 a 43 por ciento en el mundo, y, dentro de esto, la carga de la discapacidad ha aumentado en alrededor de 25 por ciento”, expresó.
Erick Carlson, especialista de inclusión laboral en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó que muchos ciudadanos con capacidades diferentes no tienen la oportunidad de laborar, y esto representa un problema, pues uno de cada siete habitantes del planeta tiene esa condición.
“Al vivir con discapacidad no tienen oportunidades de trabajo, aunque tengas las ganas y la capacidad para hacerlo, hay una invisibilización de esa población”.
Brecha por cerrar
Aludió que datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos de 2010 indicaban que 75 por ciento de los “sin discapacidad” tenía empleo, contra 44 por ciento de los que sí la presentaban; los desempleados en el primer sector eran 7 por ciento y en el segundo 14. Los económicamente inactivos, es decir que no buscaban trabajo: 20 por ciento, contra 50 del segmento dos.
