De acuerdo con la información oficial, la próxima semana Alonso Ancira estará de regreso en México, y no por su gusto, sino por decisión de la justicia española (a petición de la mexicana) de extraditar al turbio empresario –detenido en Mallorca más de un año atrás–, con la esperanza –sólo eso, hasta ahora– de que del Aeropuerto Benito Juárez se le traslade, rápida y directamente, a uno de los bonitos hoteles del sistema nacional penitenciario.

La duda anímica no es gratuita, porque en situaciones similares del pasado, otros delincuentes de cuello blanco (como Carlos Cabal Peniche y Ángel Isidoro Rodríguez, El Divino), también extraditados (uno de Australia, en 2001, y otro de España, en 1998), tuvieron un final feliz, pues de la terminal área de la Ciudad de México la autoridad los depositó, sin más, en sus respectivos domicilios, para que fueran los mexicanos quienes pagaran los daños económicos por ellos causados, que no fueron pocos.

La Jornada lo publicó así: “el gobierno español decidió la entrega a México de Alonso Ancira Elizondo, señalado de participar en la venta de una planta inservible de fertilizantes a Petróleos Mexicanos. Se trata de un caso que involucra también a Emilio Lozoya Austin, ex director de esa empresa del Estado. La información fue conocida en el marco de la negociación por la cual la familia Ancira finalmente aceptó el jueves pasado dejar la propiedad de Altos Hornos de México (AHMSA), con lo que la firma acerera pasará al control de Grupo Villacero, de Julio Villarreal, quien se comprometió a reparar el daño causado por la venta fraudulenta de Agronitrogenados a Pemex en 2014. De acuerdo con la información obtenida, Ancira será enviado a México la próxima semana” ( La Jornada, Braulio Carbajal).

El anuncio de la extradición se da, extrañamente, luego de hacerse pública la “recomposición” accionaria en Altos Hornos de México (léase la venta de 55 por ciento de los títulos propiedad del propio Ancira) y el “compromiso” del nuevo dueño mayoritario, Julio César Villarreal Guajardo (Grupo Villacero), otro mafiosi del empresariado nacional, de “regresar” los 200 millones de dólares que Ancira ilegalmente se embolsó, en contubernio con Emilio Lozoya, en la venta de Agronitrogenados.

Lo anterior es relevante porque en la mañanera del 11 de noviembre el presidente López Obrador dijo que “disculparía” al delincuente Alonso Ancira si reparaba el daño. Textualmente dijo: “si va a devolver los 200 millones de dólares ya queda disculpado, ya, ya, ya, nada más que devuelva el dinero. Ya, se la ofrezco ahorita (la disculpa), nada más que devuelva los 200 millones. Si hay una reparación del daño, la ley permite que se considere de que ya hubo esa reparación”.

Y en la mañanera de ayer el mandatario dijo que “al parecer ya aceptaron devolver el dinero (pero no Ancira, sino Villarreal Guajardo). Nos están pidiendo unos plazos, lo estamos considerando, desde luego se tiene que terminar de liquidar antes de 2024. Nos importa mucho el que se repare el daño; sí tiene que castigarse a los responsables, pero nosotros lo que queremos es que regresen el dinero”.

De lo anterior surge la duda anímica que se cita líneas arriba, porque cabe la posibilidad–aunque oficialmente la decisión correspondería a la Fiscalía General de la República– de que–como sucedió con Cabal Peniche, El Divino y tantos otros delincuentes de cuello blanco–, sin más, del Benito Juárez, Ancira vaya directamente a su casa (¿cuántos mexicanos permanecen en prisión por robar comida y no pueden reparar el daño?), al obtener la “disculpa” presidencial. Entonces, ¿se repetiría el show?

Las rebanadas del pastel

El IMSS informa que al cierre de noviembre de 2020 el número de trabajadores inscritos en la institución ascendió a 20 millones 51 mil 552. Anoten la cifra y compárenla con la de diciembre del mismo año. La diferencia entre un mes y otro será un indicativo puntual de qué tanto cumplió la cúpula empresarial con su “compromiso firmado” en materia de outsourcing y de no cancelar plazas laborales en el último mes del año, como es tradición.