edro Kumamoto, antes defensor de candidaturas independientes para una transformación “profunda” de la política mexicana, ahora aliado de Morena, visitó República Dominicana, Perú, Uruguay y Argentina ( El Financiero, 10/6/25) como secretario general interino de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), cargo que le confirió Zoé Robledo, director del IMSS (16/12/24). Y al referirse públicamente a todas estas visitas con su cargo ( El Financiero, 10/6/25), sigue incurriendo en falta.
Sostiene que desde la CISS “tenemos claridad sobre el momento histórico que atravesamos” ( El Financiero, 24/6/25); “vemos con entusiasmo” las reformas a la Ley Federal del Trabajo para las plataformas digitales que “continúa” la tradición IMSS ( El Financiero, 8/7/25) y que la seguridad social “no puede ser privilegio de unos cuantos” ( El Financiero, 5/8/25). Pero sucede que desde su cargo no puede expresarse así.
Declara también que sus visitas no fueron actos protocolarios porque “corroboran” que el “trabajo de la CISS ayuda a tender puentes”, aunque ocurre que él, como secretario general interino, no puede hablar por ella. Desde ese cargo, no puede emitir semejantes aseveraciones. La CISS es un organismo internacional técnico especializado desde el cual no puede indicar que “es un referente técnico porque entiende que el conocimiento se construye desde el territorio”.
La asistencia técnica que brinda la CISS es únicamente para las instituciones que conforman su membresía: 95 miembros de 35 países y territorios de América. La asamblea general es su órgano máximo y el comité permanente es su órgano de gobierno y ejecución responsable del cumplimiento de los programas y decisiones de la asamblea general. La presidencia, sin ser, en términos del estatuto, un órgano de la CISS, posee la representación legal ante las autoridades del Estado mexicano, que es el país sede. El cargo que le confirió Robledo a Kumamoto, la secretaría general, no forma parte de ninguno de los órganos colegiados de la CISS. Sus funciones son meramente de apoyo administrativo. Así que, desde ahí, Kumamoto no puede emitir tales aseveraciones. Y si lo hace está en flagrante falta.
Pero, más allá de este viajero –increíblemente ratificado en el cargo por otros tres años a pesar de su cuestionable desempeño ( El Financiero, 23/9/25)–es tiempo de abrir a debate los costos/beneficios que le reporta a México su presencia en esa conferencia, vía el abultado financiamiento que le brinda el IMSS. Ella consume muchos recursos sin generar beneficios equivalentes. Es un elefante blanco.
El inmueble que ocupa la CISS con el Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social (CIESS) –1963– fue construido –1960– por el IMSS, que es el propietario. El tamaño es exagerado frente a sus funciones y con ocupación mínima. El mantenimiento es muy alto. No dispone del aparato de conservación adecuado –que le retiró el IMSS (2002)–, con su consecuente deterioro. Durante años estuvo en comodato (bienes muebles e inmuebles), sin que el IMSS obtuviera ingreso alguno. Ello a pesar de que, hasta hoy, la conferencia lo renta, obteniendo altos ingresos. Desde 1982 existen convenios de colaboración que establecen contraprestaciones mensuales. La CISS reconoce adeudos al IMSS por 79 millones de pesos (ejercicios 2018 a 2021), que pagará en seis parcialidades anuales 2021-2026 (convenio de colaboración CTAA/044/2021).
Según el Informe de la contraloría interina CISS. Para la asamblea ordinaria de la Ciudad de México, septiembre 2022, 77 por ciento de los ingresos con que opera la conferencia provienen de cuotas de los derechohabientes que cotizan al IMSS y sólo 13 por ciento son “aportes de las membresías”. Según Zoé Robledo, director del IMSS, en 2019 las aportaciones del instituto a la CISS sumaron 4.6 millones de dólares, con una reducción de 19.5 por ciento en 2020, equivalente a 3.7 millones de dólares (https://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/202009/646).
¿Justifican los viajes de Kumamoto algún beneficio para México y el IMSS? ¿Conoce la presidenta Claudia Sheinbaum el tamaño del presupuesto que se eroga? ¿Qué le reporta a México y al IMSS la presencia en esa CISS?
Como escribe el propio bien pagado viajero Kumamoto: la CISS es “un referente técnico y teórico porque entiende que el conocimiento se construye desde el territorio”. ¿Cuál territorio? ¿El de sus más recientes “visitas” a República Dominicana, Perú, Uruguay y Argentina?
Ciertamente, la CISS es un muy costoso “referente” que reporta nulos beneficios a México, que lo financia con las cuotas de los derechohabientes del IMSS; derechohabientes que enfrentan regulares penurias para no siempre recibir los mejores servicios por los que han cotizado durante años, pero que le permiten al ex independentista Kumamoto cobrar y hablar desde donde no puede hacerlo. Con el reconocimiento y respeto a todos los trabajadores que se desempeñan dignamente en la CISS, es tiempo de que la presidenta Sheinbaum ponga orden en ese costoso e inútil elefante blanco.
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