Sábado 22 de noviembre de 2025, p. 19
Belém. La cumbre Climática de Naciones Unidas COP30 prolongó ayer sus negociaciones más allá del cierre programado por falta de acuerdos y tensiones entre varios países y organizaciones en torno a los combustibles fósiles.
Las delegaciones se reunieron a puerta cerrada en la sede del cónclave, en Belém, Brasil, para lograr un pacto que reafirme el multilateralismo por la emergencia climática que azota al mundo.
Decenas de estados exigen una hoja de ruta clara para abandonar dichos recursos, que son los principales responsables de la inmensa mayoría de los gases de efecto invernadero.
Se discutió un proyecto de acuerdo, presentado por la presidencia, en el que no figura la palabra “fósiles”, lo que enojó a una treintena de integrantes. En un borrador previo sí aparecía una mención sobre su salida.
“Claramente, no hay una resolución sobre la mesa”, afirmó el comisario europeo para el Clima, Wopke Hoekstra. “La situación está fatal, la presidencia (Brasil) se niega a que haya acuerdo” para una hoja de ruta que termine con la dependencia de las energías fósiles, resumió una fuente de la delegación española.
El jefe de la COP30, el brasileño André Correa do Lago, instó a alcanzar un compromiso, o de lo contrario, aquellos que dudan del multilateralismo “van a estar absolutamente encantados”.
Los casi 200 países miembros de la conferencia del cambio climático aprobaron hace dos años, en la COP28 de Dubái, un llamado histórico a abandonar progresivamente los combustibles fósiles.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso en Belém dar un paso más para iniciar ese proceso, pese a la oposición de poderosos productores, como Arabia Saudita, Rusia e India, así como numerosos países emergentes que son consumidores. Estados Unidos, el principal productor de petróleo del mundo, no asistió a la cumbre.












