Sábado 22 de noviembre de 2025, p. a12
El nuevo disco de Bob Dylan es una autobiografía. Se titula The Bootleg Series vol. 18: Through the Open Window 1956-1963 y muestra la manera como Robert Zimmerman se convirtió en Bob Dylan desde su traslado del pequeño poblado de Duluth, Minnesota, para lograr su primera presentación en su vida, a los 15 años de edad, en 1956, hasta su consagración en el Carnegie Hall, en un concierto en vivo realizado en 1963.
Todo esto narrado en 139 tracks repartidos en ocho discos compactos o cuatro paquetes de elepés, o bien en una versión acortada de dos discos, ésta última se consigue en Spotify y el titipuchal completo, en versión digital.
Ya hemos dicho que la mudanza del joven Zimmermann desde Duluth hasta el Greenwich Village de Nueva York es semejante al viraje de William Shakespeare desde Avon hasta Londres.
El paisaje natal, los pormenores del camino recorrido desde el terruño hasta la capital del mundo, las lecturas, las largas escuchas de música, pero sobre todo la monumental carga de anhelos, comenzó a tomar cauce la Navidad de 1956 cuando al frente de su grupo The Jokers, tuvo su primera presentación, cantando y tocando el piano en una versión de un clásico: Let The Good Times Roll, título admonitorio.
Y así comenzaron a rolar los buenos tiempos con una segunda presentación, tres años más tarde, con otro éxito, I Got A New Girl, y ya en 1960 se empezaron a desgranar sus conciertos, cada vez con más público que celebraba su talento.
El primer dato notorio es la presencia en su repertorio de Woody Guthrie, su gran héroe, de quien interpretó sus canciones desde el mero inicio, a su vez para mostrar sus orientaciones ideológicas y su pensamiento social. Una de esas piezas de Woody Guthrie grabada por Dylan se titula Jesus Christ, en una abierta declaración de lo que 20 años después causaría enojo de parte de sus seguidores por su conversión al cristianismo, cuando en realidad su profesión de fe ya databa de esta etapa inicial y formativa.
De la pieza más hermosa, con la que dio por concluida su Trilogía Cristiana, titulada Every Grain of Sand, nos ocupamos el sábado anterior. Quedaron pendientes muchos temas, entre ellos la atención de Bob Dylan a su trato con sus distintos alter egos que posee como artista, evidente en el verso “I fought with my twin, that enemy within” en la canción Where Are You Tonight? (Journey with Dark Heat), del álbum Street Legal, de 1978.
Y este otro verso: Keeping one step ahead of the persecutor within, en la pieza Jokerman, del álbum Infidels, de 1983 y del mismo álbum, de la hermosa canción I and I, este verso: “One says to the other no man sees my face and lives”.
No resisto citar los versos iniciales de esta obra maestra:
Been so long since a strange woman
has slept in my bed
Look how sweet she sleeps, how free
must be her dreams
In another lifetime she must have
owned the world or been faithfully wed
To some righteous king who wrote
psalms beside moonlit streams
I and I
In creation where one’s nature neither
honors nor forgives
I and I
One said to the other, “No man sees
my face and lives”
Además de las personalidades duales que ejercita, Dylan juega con acrónimos: BOB, JWH, TOOM.
Y ese es solamente un ejemplo de las muchas preguntas fundamentales que se plantea Bob Dylan en Every Grain of Sand y, en general, en toda su obra.
Esta biografía musical contenida en el nuevo disco de Bob Dylan, que en realidad son ocho discos, muestra precisamente sus primeros pasos y la conformación de un repertorio donde transitó de la música rural hacia himnos de reivindicación social, antes de electrificarse.
El tono autobiográfico campea:
Rambling out of the Wild West
Leaving the towns I love the best
Thought I’d seen some ups and downs
Abudan las joyas, como Man of Constant Sorrow y poemas como “Tomorrow is a long time”:
If today was not a crooked highway
If tonight was not a crooked trail
If tomorrow wasn’t such a long time
The lonesome would mean nothing
to you at all
Juegos prosódicos deliciosos en la pieza I Was Young When I Left Home, con un dejo dulce de ironía al lalalear, pero jugando con los acentos: la la lá, la lá la, lá la la:
I was Young when I left Home
And I’ve been a rambler everywhere
and I didn’t write a letter to my Home
la la lá, lá la la, la lá la
Y canciones entrañables como Girl of the North Country:
If you’re travelin’ in the north country
fair
where the winds hit heavy on the
borderline
Remember me to one who lives there
She once was a true love of mine
El número 18 de la serie Bootleg de Bob Dylan ciertamente contiene tesoros, gemas, joyas, abalorios. Pero de los 139 tracks que lo conforman puedo quedarme tranquilamente con una sola de esas obras. De hecho, cinco años antes de que le otorgaran el Premio Nobel de Literatura, escribí un largo texto argumentando el porqué deberían darle ese galardón, por el que una vez que le dieron el premio me dijeron Nostradamus, y entre mis argumentos están los versos que citaré a continuación, que traduje libremente. Pertenecen a la obra titulada A Hard Rain is a Gonna Fall:
Oh, ¿qué viste, muchacho de ojos
azules?
Yo vi a un bebé recién nacido rodeado
de lobos salvajes
Vi una carretera desierta pero llena
de diamantes
Vi una habitación llena de hombres
con martillos sangrando
Vi una escalera blanca chorreando agua
Vi a diez mil oradores cuyas lenguas
estaban rotas
Vi a niños pequeños armados con
espadas afiladas
¿Y qué oíste, muchacho de ojos azules?
Yo escuché el sonido de un trueno
como una advertencia
Escuché rugir a una ola capaz de
ahogar al mundo entero
Escuché a cien bateristas cuyas
manos ardían
Escuché a diez mil susurrando pero
nadie escuchaba
Escuché a una persona morir de
hambre mientras muchos reían
Escuché la canción de un poeta que
narraba su muerte en un charco
Escuché llorar a un payaso en un
callejón
Oh, ¿y a quién conociste, muchacho
de ojos azules?
Yo conocí a un niño pequeño a un
lado de un pony muerto
Conocí a un hombre blanco que
paseaba a un perro negro
Conocí a una joven cuyo cuerpo ardía
en llamas
Conocí a una jovencita, ella me regaló
un arcoiris
Conocí a un hombre que estaba
herido de amor
Conocí a otro hombre que estaba
herido de odio
Oh, ¿y qué harás ahora, muchacho de
ojos azules?
Yo por mi parte partiré antes de que
vuelva a llover
caminaré hasta las profundidades del
bosque más oscuro y hondo
donde hay demasiada gente con las
manos vacías
donde bolitas envenenadas inundan
sus aguas
donde el hogar en el valle conoce
prisión húmeda, sucia
donde el rostro del verdugo está
siempre escondido
donde el hambre es fea, donde las
almas son olvidadas
donde negro es el color y ninguno es
el número
y lo contaré y lo hablaré y lo pensaré
y lo respiraré
y enviaré el reflejo desde la montaña
para que todas
las almas puedan verlo
entonces me pararé sobre el océano
hasta que empiece a hundirme
Pero me aprenderé bien mi canción
antes de comenzar a cantarla
Señor Robert Zimmerman, rindo ante usted reverencia.












