Domingo 21 de septiembre de 2025, p. 23
Washington. El Departamento de Guerra de Estados Unidos exigió desde este fin de semana que los periodistas acreditados cuenten con la aprobación de un funcionario autorizado antes de publicar cualquier información que le concierne, clasificada o no, incluso si fue recopilada mediante fuentes internas anónimas y/o fuera de los canales de comunicación oficiales, de lo contrario, podrían perder su acceso al Pentágono.
“La prensa ya no puede circular por los pasillos de una instalación segura. Use su credencial y cumpla las normas o váyase a casa”, escribió antier en X Pete Hegseth, secretario de Guerra, quien también defendió la disposición de un nuevo formulario de acreditación.
El pasado viernes se distribuyó a los medios de comunicación un documento de 17 páginas en el que se describen las nuevas normas para restringir a la prensa.
El organismo militar agregó que “sólo las personas que hayan recibido determinaciones favorables de elegibilidad para el acceso, hayan firmado acuerdos de confidencialidad aprobados y tengan la necesidad de saber podrán obtener acceso” a información clasificada.
Atentado contra la información independiente
El Club Nacional de Prensa de Washington, que condenó la medida, aseguró que las restricciones eran una amenaza a la información independiente proporcionada por los periodistas del Pentágono durante generaciones.
“Ese trabajo sólo ha sido posible porque los periodistas pudieron buscar hechos sin necesidad de permiso del gobierno”, afirmó el presidente de la organización, Mike Balsamo, en un comunicado; asimismo, afirmó que “si las noticias sobre nuestras fuerzas armadas deben ser aprobadas primero por el gobierno, entonces el público ya no recibe información independiente. Sólo tendrá lo que los funcionarios quieren que vean”, añadió Balsamo.
Después del escándalo Signalgate en marzo, el equipo de Hegseth comenzó a administrar pruebas de polígrafo en abril a personas de su círculo íntimo, funcionarios estadunidenses y otras personas con conocimiento del asunto, informó The Washington Post en ese momento.
El departamento se vio envuelto en el escándalo, después de que el ex asesor de seguridad nacional Mike Waltz añadió accidentalmente al editor de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, a un grupo de chat con algunos de los funcionarios más importantes de la administración, y donde Hegseth compartió actualizaciones minuto a minuto sobre un ataque estadunidense en Yemen.