Editorial
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Seguridad: no bajar la guardia
E

n los primeros 10 meses de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo (octubre de 2024 a julio de 2025) se ha logrado una disminución generalizada de los delitos de alto impacto, de acuerdo con cifras presentadas ayer por la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figueroa, y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Destaca que en este periodo, la incidencia de homicidios dolosos (aquellos que se perpetran con la voluntad consciente de causar la muerte) mostró reducción de 25.3 por ciento, con lo que en julio de este año se alcanzó la cifra más baja en una década. También cabe señalar que el combate al homicidio da cuenta de una mejora sostenida, pues en junio pasado la disminución fue de 24.5 por ciento.

El mayor éxito se presenta en lo referente al secuestro, con un decremento de 70.8 por ciento al comparar el periodo de enero a julio de 2019 contra el de enero a julio de 2025. En el mismo lapso, el número de feminicidios se redujo en 26.3 por ciento, las lesiones dolosas por disparo de arma de fuego en 27.7 por ciento, el total de hurtos con violencia en 48.3 por ciento, el robo a casa habitación con violencia en 51 por ciento, el robo de vehículo con violencia en 43.2 por ciento y a transportistas con violencia –relevante por su efecto en el alza de precios de todo tipo de productos– en 52.3 por ciento, y evoluciones igualmente positivas para otros ilícitos. Como reconoció la mandataria a inicios del mes pasado, la única excepción es la extorsión, que hasta ahora parece inmune a los esfuerzos de las autoridades para abatir la criminalidad, si bien puede ser cierto que una parte del incremento en los reportes por este delito se deba a la campaña del gobierno federal para incentivar las denuncias.

Sería mezquino no congratularse por algunos avances francamente alentadores, como la caída de 60 por ciento en homicidios dolosos en Guanajuato sólo de marzo a julio de este año, gracias a la cual dicha entidad ha dejado atrás el deshonroso título de la más violenta, que mantuvo por años. Otro ejemplo de la determinación en la lucha contra la delincuencia y del uso efectivo de la inteligencia a fin de privarla de recursos se produjo durante el fin de semana, cuando se infligió una pérdida de 4 mil 266 millones de pesos a varios grupos criminales mediante el aseguramiento de drogas, armas, cargadores, cartuchos, equipo táctico y químicos para la elaboración de metanfetamina.

Sin embargo, es evidente que ninguno de estos éxitos basta para proclamar victoria, ya que los delincuentes disponen de ingentes capitales que les permiten reconstruir sus redes y estructuras a una velocidad mayor de la que las autoridades tienen para detectarlas y neutralizarlas.

Asimismo, la diversificación actual de las actividades controladas por organismos criminales dificulta desarticularlos: ya no basta con destruir cargamentos de droga o cerrar los denominados giros negros, sino que la economía ilegal ha penetrado en ámbitos que no son ilícitos en sí mismos, como dejó al descubierto la Operación Liberación en el estado de México, al revelar el dominio del crimen organizado sobre el comercio de materiales de construcción, carnicerías, pollerías y otros negocios.

En suma, la evidencia indica que se transita por el camino correcto a fin de alcanzar la ansiada pacificación del país y garantizar a los habitantes la tranquilidad a que tienen derecho. Ello invita a continuar y reforzar las políticas actuales, sin ignorar los aspectos que siguen desafiando la estrategia vigente y sin bajar la guardia ante un fenómeno delictivo que ha probado su capacidad para adaptarse a circunstancias cambiantes y explotar en su beneficio el acelerado desarrollo tecnológico que se experimenta a escala global.