Martes 12 de agosto de 2025, p. 22
México tiene a su primera Presidenta, pero en el país las mujeres y los hombres no son iguales. Al menos eso exhiben los números. Ya sea que hayan estudiado hasta la primaria o posgrado, tengan 20 o 50 años, decidieran tener hijos o no, en cualquier condición ellas tienen ingresos mucho menores a los de los varones: en promedio, un tercio menos.
Esa brecha de ingresos es de 34.2 por ciento y se amplía con la edad, el grado de estudios y el número de hijos, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh). A grandes rasgos, por cada 100 pesos que ellos ingresan, ellas perciben 66 y se ocupan de la mayor parte el trabajo de cuidados, no remunerado.
De acuerdo con la ENIGH, en 2024 los hombres tuvieron ingresos mensuales promedio de 12 mil 16 pesos y las mujeres de 7 mil 904 pesos, una diferencia de 34.2 por ciento, que es menor a la brecha de 42.3 por ciento registrada una década atrás.
Pese a que desde el sexenio pasado se ha hablado de la necesidad de crear un sistema nacional de cuidados para abordar esta disparidad y que más mujeres puedan integrarse a la fuerza de trabajo remunerado, el proyecto sigue sin concretarse.
Si bien hay un eje presupuestal destinado a programas para promover la igualdad entre hombre y mujeres, no necesariamente están enfocados a ese fin. Hasta la primera mitad del año se habían gastado 236 mil 598 millones de pesos en este anexo, 14.4 por ciento por debajo de lo previsto, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Más allá de la proporción de quienes se dedican exclusivamente al trabajo remunerado (la mayoría hombres) y quienes se dedican sobre todo al trabajo doméstico sin pago (principalmente mujeres), es más común que ellas combinen ambas tareas, señala la Enigh.
Jornadas que no acaban
Asimismo, 10.9 de cada 100 hombres que realizan trabajo remunerado participan en tareas domésticas y de cuidado; la proporción de mujeres en esta situación es de 14.6 por ciento y la cantidad de horas semanales que las féminas dedican a esta labor también es mayor: 78.8 contra 70 horas a la semana, en promedio.
Estas disparidades de género son aún más evidentes cuando está implicada la crianza de hijos. La brecha de ingresos cuando se tenían cuatro hijos o más se extiende hasta 54.1 por ciento entre hombres y mujeres, pero incluso sin ser madres, las mujeres ganaron en promedio 8 mil 619 pesos al mes el año pasado, mientras los hombres tuvieron entradas por 10 mil 616 pesos, una brecha de 18.8 por ciento.
Las tareas de cuidados, de acuerdo con Inegi, consisten en “preparar alimentos especiales, dar de comer, administrar medicamentos, hacer terapia, ayudar en el aseo personal (bañar, peinar, vestir, cambiar pañales, etc.), supervisar actividades, hacer compañía y llevar o traer (a la escuela, al médico, hacer trámites o compras, entre otras)”.
Respecto al nivel educativo, las mujeres reciben menos ingresos –al menos 30 por ciento– que sus contrapartes masculinas en todos los niveles educativos desde primaria hasta posgrado. Las mujeres con educación profesional tuvieron un ingreso mensual promedio de 13 mil 688 pesos y los hombres de 20 mil 635 pesos, una diferencia de 33.7 por ciento. Y entre quienes tienen educación primaria esta disparidad se amplía a 39.3 por ciento. Ellas tienen un ingreso mensual de 4 mil 31 pesos, contra 6 mil 647 pesos de los hombres con el mismo nivel educativo.
De la misma forma, los hogares encabezados por una mujer tienen menos acceso a servicios médicos, aun cuando tienen una presencia predominante como jefas en familias pequeñas y también en los hogares más pobres (cuyas percepciones acumuladas son de tres salarios mínimos o menos) y, salvo en el grupo de 51 años y más, se encuentran por debajo de los hombres como propietarias de vivienda.