Fueron abordados en el segundo Conversatorio sobre la canción política en México
Sábado 19 de julio de 2025, p. 6
La reflexión sobre la realidad social y el contenido gozoso en varias vertientes de la música tradicional de nuestro país fueron abordados este jueves en un conversatorio protagonizado por reconocidos intérpretes, como el huapanguero Guillermo Velázquez, de Los Leones de la Sierra de Xichú, y el músico Gilberto Gutiérrez, director del grupo Mono Blanco.
Conciencia social, historia de las agrupaciones, convicción en pos del rescate y preservación de géneros como el corrido, el mariachi tradicional, el son jarocho y el arribeño fueron temas de los intérpretes mencionados, así como de los músicos Guillermo Contreras y Emilio Perujo, director del Mariachi Charanda.
En el segundo aniversario del Conversatorio sobre la canción política en México, que se realizó en el Centro Cultural Jaime Torres Bodet, los cuatro ponentes acompañados de los grupos musicales que encabezan desarrollaron breves recitales como muestra de los casi 50 años de trabajo de cada uno.
Celebración comunitaria
En algunas de las piezas se hizo patente el llamado a la justicia social, los gestos de dignidad, la memoria popular de figuras reconocibles, como Francisco Villa, Emiliano Zapata o Rubén Jaramillo. Otros temas convocaron a la celebración comunitaria en áreas distantes en el tiempo y el espacio como Nayarit, Jalisco y Veracruz.
Durante más de tres horas, el compositor Anthar López se encargó de moderar esta actividad en colaboración del Instituto Politécnico Nacional, el Complejo Cultural Los Pinos y la Fonoteca Nacional, encaminada a visibilizar experiencias de lucha plasmadas en canciones populares que promueve el diálogo con las nuevas generaciones sobre la importancia de la música como forma de narrar la historia desde abajo.
A través de un texto versado con el título Confesión de parte
, Guillermo Velázquez contó las claves de su trayectoria y se dijo poeta moderno, mexicano y músico a mucho orgullo de tradición, y pienso que calipso, blues, soul, sólo diversifica un mismo arcano
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Continuó: “no me asumo como cantante o trovador de protesta, sino como trovador huapanguero y juglar de fiesta, y del canto con sensibilidad social y conciencia de clase. Eso sí.
Mi puerta de acceso al ámbito que mi destino designó para darle causa a mi sensibilidad, luego de un viraje entrañado de mucho dolor, que mi ser profundo me ordenó dar a mi vida para bien, fue la tradición de música, baile y poesía decimal que se conoce como un huapango arribeño.

En forma de canto, relató que la vertiente social de nuestra poesía que cuestiona el poder corrupto y vivifica la esperanza y fortalece las luchas de resistencia, no ha cesado desde 1978, en la historia y la crítica de Los Leones de la Sierra de Xichú, no es de ninguna manera la única temática que nos ocupa e interesa, porque además de los repertorios propios de festejos y acontecimientos específicos, bodas, cumpleaños, fiestas patronales, bautizos, etcétera, también la migración al norte, la tradición yla modernidad, el cuestionamiento al arte mercantilizado, la defensa de los indiscutibles valores de la música tradicional mexicana, el agua, la tierra y el medio ambiente, los divertimentos que damos al mundo
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Huapango arribeño
El premio Nacional de Artes y Literatura 2023 en el campo de artes y tradiciones populares recordó el concierto en solidaridad con Nicaragua y El Salvador en diciembre de 1983, la primera vez que el huapango arribeño sumó su energía al caudal de la lucha y la rebeldía mexicana que se solidarizaba contra el intervencionismo
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Más tarde, participaron en otras presentaciones con motivo del sismo de 1985, por los derechos humanos en 1986 y diversas tocadas con organizaciones y sindicatos como el de la Ruta 100, la cooperativa de Refrescos Pascual y el acompañamiento al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, contra el desafuero en abril de 2006.
En su intervención, Gilberto Gutiérrez contó que el grupo de son jarocho que cofundó hace más de 40 años nació con conciencia social. Desde el inició se decantaron por el fandango y luego empezaron a realizar la labor de laudería porque no había instrumentos. Él mismo se fue a desarrollar talleres en los pueblos.
Mono Blanco sigue siendo un grupo al servicio de la comunidad. Muchos empezaron a replicar ese proyecto en muchos lugares, con las propias características, y empezaron a hacer fandangos y talleres. Es una cosa grandísima. El son jarocho tiene vida para muchos años
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El proyecto de contenido social, dijo Gutiérrez, tiene en su origen el intentar que el mundo y la gente sean mejores a través del canto y de la música. Seguimos en la brega. Esto no se acaba. Hay que seguir en la lucha y en impulsar a las nuevas generaciones. Hay ganas de aprender, recreación, propuestas e innovación
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