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Triunfo histórico del pueblo wixárika
E

l pasado 12 de julio, la ruta sagrada del pueblo wixárika (peregrinaje ancestral que se realiza de forma anual y cruza sitios sagrados en Nayarit, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí y Durango) hacia el centro ceremonial de Wirikuta fue inscrita de manera oficial en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco por resolución durante la 47 sesión del Comité del Patrimonio Mundial que se celebra en la sede de aquel organismo internacional en París.

La propuesta de la representación mexicana fue aprobada de manera unánime y sin ninguna observación de los estados partes de la Unesco. Como se anotó desde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se trata de un testimonio excepcional de la persistencia de las tradiciones culturales del pueblo wixárika y un ejemplo excepcional de la interrelación entre la cultura y el entorno natural en las prácticas espirituales de ese pueblo originario.

Con este reconocimiento culmina un proceso de tres décadas por lograrlo impulsado por las autoridades tradicionales con sus mara’akates wixaritari (sabios y/o consejo de mayores), y ciertamente apoyados por instancias oficiales y la asociación civil Conservación Humana , que elaboraron los diversos dictámenes requeridos por la Unesco para esos efectos. Pero ante todo da pie a que se garantice el respeto a los derechos de los pueblos indígenas consagrados tanto en documentos internacionales como en la Constitución Mexicana. Como sabemos en su marcha sagrada por muchos años eran agredidos por militares y por quienes se sentían con derecho a impedir que pernoctaran en sus tierras. Ninguna vigencia ni conocimiento sobre el hecho de que la convención contra sustancias sicotrópicas de la ONU (1971, ratificada por México en 1975) ya señalaba una reserva cuando dichas sustancias se utilizaban con fines rituales. Mucho menos que estaban protegidos, sólo formalmente, por derechos ya ­establecidos.

Años más tarde este pueblo se organizó para detener, con la ley en la mano, a la empresa canadiense First Majestic Silver Corporation, que obtuvo del Estado la concesión y publicó el plan de ejecución del proyecto minero Real de Catorce, en el municipio de Catorce, en particular, en el área sagrada de Wirikuta, que abarca prácticamente toda la Sierra de Catorce. Con ella se afectan los derechos territoriales, así como el derecho a la identidad cultural indígena y la libertad de creencia del pueblo wixárika. Asimismo, se denunció que la concesión se otorgó a pesar de que es reserva ecológica estatal.

El plan de manejo de Wirikuta como área natural protegida estipula un consejo de administración en el que no participan gobernadores tradicionales o presidentes jicareros wixaritari. Una de las principales exigencias es que esa área natural se catalogue como libre de minería, se eleve a rango federal con la participación del pueblo wixárika, para lo cual se han interpuesto recursos de amparo. Recuerdo que decían: es como si a ustedes les destruyeran la Basílica de Guadalupe. En esa lucha recurrieron a la movilización y además tomaron una decisión histórica, como fue difundir en español un peritaje tradicional de los wixaritari, así lo denominaron, titulado mensaje de las deidades leído en sesión pública en el Senado.

Así fue elaborado el peritaje tradicional: en febrero de 2012, más de 17 Centros Ceremoniales del pueblo wixárika, (Jalisco, Durango y Nayarit), a través de sus portadores de flechas y jícaras espirituales, mara’akate, autoridades tradicionales, agrarias y civiles decidieron llevar a cabo la tradicional peregrinación a Wirikuta, mientras habitualmente, cada centro ceremonial, realiza su peregrinación a su propio tiempo y fecha, en esta ocasión, el pueblo wixárika decidió que todas sus comunidades llegaran a Wirikuta simultáneamente, y celebraran la velación de consulta en la misma fecha y de manera conjunta expresaran el sentir desde su cosmovisión sobre la amenaza que significaba en ese momento la minería contra su lugar sagrado de Wirikuta, apelando a los instrumentos y conocimientos ancestrales que su propia tradición espiritual les proporciona.

Ignoro si ese mensaje de las deidades fue incorporado en los dictámenes de respaldo mexicano a su propuesta ante Unesco.

Habrá que ver cuál es la dimensión que en la práctica y nuevas normas nacionales tiene para ese pueblo el reconocimiento, ciertamente histórico, que ha logrado. Los wixaritari señalan que para su tránsito por diversos estados sólo piden que esté libre de amenazas y agresiones, y ello no significa que pidan la titulación de las tierras de paso; habrá que ver si, más allá de declaraciones oficiales de beneplácito, se aborda la ruta sagrada como territorio simbólico y qué traducción normativa le da el Estado con participación activa de los wixaritari, al reconocimiento de la Unesco como patrimonio mundial, el cual es evidente que se otorgó al pueblo, no al Estado mexicano, sin desconocer el respaldo del INAH.