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Volveréis es algo que necesitaba para dejar atrás problemas que arrastraba: Jonás Trueba
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▲ El realizador español, hijo de Fernando Trueba, en el encuentro de la Costa Azul.Foto Afp
Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 23 de mayo de 2024, p. 8

Cannes. El español Jonás Trueba, hijo del ganador del Óscar Fernando Trueba, está en el Festival Internacional de Cine de Cannes con su más reciente trabajo, Volveréis, comedia de pareja que forma parte de la Quincena de los Cineastas (antes la de Realizadores). Cine y vida se entremezclan en la historia de dos personas que tras casi década y media juntas, deciden separarse, pero en lugar de un luto por lo perdido, optan por celebrar la nueva vida que les espera con una fiesta. La Jornada habló en exclusiva con el madrileño en su primera participación en el certamen de la Costa Azul.

–Debutar en Cannes, ¿es un sueño hecho realidad?

–Sí. Pero me quiero resistir un poco a decir que es un sueño, porque en general siempre estoy contra esta teoría respecto del cine. Intento no soñar mucho. Sé que hay grandes directores que trabajan mucho con los sueños. Siempre he preferido no hacerlo, porque pienso que luego es muy difícil alcanzar el ideal; he intentado mantenerme más pegado a la realidad. Cannes, digamos, era un sueño o un objetivo, y lo digo sin pretensiones. Es mi octava película y estoy muy contento de que se hayan fijado en lo que hacemos, pues es importante también decir que hay muchos cineastas que no están aquí, a lo mejor no van a estar nunca, y a veces hacen películas mucho mejores que las que están aquí. Es decir, que la gente con la que trabajo y yo nos habíamos demostrado que podíamos hacer cine sin pasar por este festival. Y la Quincena en particular me parece que se ajusta, que está más cerca de mi manera de entender el séptimo arte desde una certeza del cine independiente.

Proceso muy frágil

–En referencia a Volveréis, es un cuestionamiento a la pareja del cine y lo hace en equipo, ¿hasta qué punto ustedes se ponen en riesgo cuando están rodando?

–Me gusta que lo digas así, porque efectivamente la película muestra ese cuestionamiento, incluso esa incomodidad que a veces tenemos cuando estamos trabajando. Al final es un proceso de creación muy frágil. Trabajo con el mismo equipo de técnicos y actores prácticamente desde mi primera película, y es muy bonito porque habla de un grupo que se ha ido creando y ha ido generando confianza, fidelidad y esto no es fácil de sostener a lo largo del tiempo. Y esto, además, le pasa en la película a la pareja. En el fondo lleva muchos años junta, igual que yo con mi grupo de Los Ilusos, pero no es un pacto de sangre. Es algo que tienes que ir renovando.

No sabes si va a durar para siempre. Esa fidelidad hay que trabajarla, cultivarla. La cinta también habla de esto, de cómo a través de una pareja ves que es necesario, quizá, ponerse en crisis, renovar el pacto. Esto es una reflexión que vale para el amor, pero también para el trabajo. Sobre todo si tomas a éste como una forma de amor.

–El tratamiento de la pareja también lo hicieron en Tenéis que venir a verla. Cuando la filmaba, ¿ya pensaba en el proyecto actual?

–No. Tenéis que venir a verla es una película muy feliz para mí, aunque nace en el contexto de la pandemia. Fue muy complicado, pero la hicimos en ocho días de manera muy instintiva, muy intuitiva, muy rápida. Ojalá pudiera hacer cintas así siempre, con esa rapidez. En cambio, Volveréis, aunque también es un filme rápido, es más complejo de producción. Digamos que surgió el año pasado. Prácticamente empezamos a escribirla en enero de 23 y en enero de 24 la terminábamos de montar. Fue algo que de pronto decidí hacer, un poco de un día para otro. De hecho, cambié mucho mis planes. La idea era haber realizado otra película. Venía trabajando desde hace un tiempo y de pronto por una serie de circunstancias decidí que no, que tenía que abandonar aquello. Esta cinta surge un poco como algo que necesité hacer para quitarme de encima los problemas que arrastraba.

–Su padre estuvo en el origen del proyecto con su idea de celebrar la separación, además aparece en la película. ¿En éste o en otros ha corregido, sugerido o criticado algo sobre su manera de dirigir?

–Sí, es el cineasta con el que he crecido. Es un gran cinéfilo, y he tenido la suerte de disfrutar de las películas que él amaba y que me ofrecía ver cuando era pequeño. He crecido con filmes de la comedia americana. Es bonito dialogar ahora un poco con ellas a través de Volveréis, y también con mi padre, quien toma un espacio dentro de ella. Estoy feliz de haberme atrevido a encontrar este hueco para él y así intentar devolverle algo de lo mucho que me ha dado. Mi padre aquí hace un ejercicio casi de autoironía, que es sano. Se le ve disfrutar, es un papel muy agradecido.

–¿Hasta qué punto ha querido distanciarse de su padre en un determinado momento? ¿Y hasta qué punto le sirve ahora su influencia? ¿Cuál es el equilibrio?

–Es complejo hablar de esto. Al hacer esta película, vaya lío en que me metí, que ahora tengo que responder a estas preguntas, que en realidad me da mucha vergüenza y es todo muy íntimo y me lo tengo merecido, claro, ya sabía que esto iba a ser así. Bueno, al final eres hijo de quien eres, todos lo somos. Y es medio imposible, pretender evitarlo. De todas formas, con mi padre no es que haya querido marcar distancias. He intentado básicamente marcar mi propio camino sin pretender hacer un gesto de oposición, sino más bien, quizá, de diferenciación, por pequeño que fuera.