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American curios

Lo bello y lo bestia

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▲ Todos los días, miles de judíos y musulmanes, pacifistas y antisionistas se manifiestan contra la barbarie que Tel Aviv y Washington han desatado contra el pueblo palestino. La imagen, ayer en Los Ángeles, cerca del Teatro Dolby, donde se llevó a cabo la ceremonia de entrega de los premios Óscar.Foto Ap
L

a brutalidad parece ser cada vez más aceptable en Estados Unidos –tanto dentro de este país como en su política exterior– y ahora el futuro inmediato depende de actos por quienes insisten en defender la belleza.

La lista de ejemplos ahorita tiene que empezar con Gaza, donde el gobierno estadunidense es cómplice directo del genocidio en curso, pero no deja de pretender que es el campeón mundial del bien, y en este juego macabro se le ocurrió al presidente declarar que Estados Unidos, en su infinita generosidad, ofrecerá mucha más ayuda humanitaria a los palestinos que apenas están sobreviviendo las bombas y balas made in the USA. ¿No se dan cuenta de la obscena brutalidad de esta declaración que no incluyó el fin de la asistencia militar y la demanda de un alto el fuego?

En ese mismo discurso el presidente festejó la ampliación de la OTAN frente a Rusia, país al que calificó, con gran nostalgia de guerra fría, de la mayor amenaza al orden internacional. Ahora se reveló que durante 2022 hubo meses de incertidumbre en Washington sobre el posible uso de armas nucleares por Rusia en Ucrania.

Esa incertidumbre ha marcado la vida de todas las generaciones desde que Estados Unidos desarrolló la bomba atómica y ahora es jefe del club de los poderes nucleares (vale recordar que Israel está entre ellos). Es brutal que sigamos viviendo en una era en la que un grupo de políticos tenga el poder de amenazar a todos con el fin del mundo. Ya ni es irónico que la favorita en ganar el Óscar haya sido Oppenheimer, sobre el padre científico de esta pesadilla apocalíptica.

Mientras, dentro de este país, la brutalidad se manifiesta en que se ha llegado al nivel más alto de desigualdad de riqueza en la historia moderna (tres multimillonarios tienen más que 50 por ciento de abajo) y 800 personas mueren por pobreza cada día en la nación más rica del mundo. Este es un gobierno que prefiere dedicar millones para sofocar a Cuba, país que tiene una tasa de mortalidad muy por debajo de Estados Unidos, y una tasa de alfabetización muy superior.

La brutalidad de una derecha cada vez más poderosa es expresada en acciones de gobernantes a nivel estatal y local para continuar censurando libros, historia y humanidades, la supresión del voto de minorías y los pobres, la criminalización del aborto, frenar todo intento de imponer mayor control sobre armas de fuego, a pesar de que ahora las balas son la principal causa de muerte entre menores de edad, medidas para criminalizar a migrantes y anular derechos laborales. Apenas la semana pasada, la legislatura de Florida aprobó una ley que prohíbe a todo gobierno local en ese estado adoptar medidas para ofrecer sombra, descansos y agua para proteger a trabajadores de construcción y agrarios del calor extremo, literal; una lucha que también se libra en otros estados, como Texas.

Todos los días, miles de judíos y musulmanes, pacifistas y antisionistas se manifiestan y no dejan en paz a los políticos de este país por la barbarie que Tel Aviv y Washington han desatado contra el pueblo palestino. Todos los días, por todo el país, bibliotecarios, maestros y estudiantes están en las trincheras de resistencia contra la ola derechista que desea quemar libros e historias reales de Estados Unidos. Todos los días avanzan luchas laborales y sindicales que se expresan a nivel nacional, desde Immokalee hasta Detroit, pasando por Alabama y cientos de cafés Starbucks, de hoteles de Las Vegas a los procesadores de carne en los Dakota. Todos los días, los inmigrantes –los más vulnerables de la tierra y bajo ataque aquí– están transformando al país más poderoso del mundo.

La belleza de todo acto de resistencia es cada vez más vital ante la nube cada vez más oscura de la brutalidad del neofascismo encabezado por Trump. La biógrafa de Hannah Arendt, Samantha Rose Hill, escribió que si vivir por el totalitarismo le enseñó una cosa a Arendt, eso fue que, en el momento crítico, tienes que actuar. Nadie viene a salvarte. Y mientras uno no puede hacer historia, uno sí puede optar por cambiar al mundo.

Leonard Bernstein. America de West Side Story. https://youtu.be/_e2igZexpMs?feature=shared

Maya Angelou. Still I Rise. https://www.youtube.com/watch?v=qviM_GnJbOM