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A una iglesia han arribado hasta mil 300, lo doble de hace dos meses

Oleada migrante desborda campamentos improvisados en La Merced e Insurgentes
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▲ Migrantes en la parroquia de Santa Cruz y la Plaza de la Soledad, así como en el parque de un costado.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de noviembre de 2023, p. 8

En la parroquia de Santa Cruz y la Soledad, en el barrio de La Merced, la cantidad de migrantes que llegan buscando albergue ha alcanzado niveles récord, pues mientras hace dos meses el máximo de personas refugiadas era de 700, en las dos últimas semanas se elevó hasta mil 300, afirmó el padre Benito Torres Cervantes, encargado del recinto.

Para el prelado esta situación es consecuencia de las políticas migratorias, ya que los indocumentados están estancados en la Ciudad de México en espera de conseguir una cita a través de la aplicación CBP One para solicitar asilo en Estados Unidos, lo cual puede tomar varios meses.

El flujo de migrantes en la capital del país es tal que ya no hay espacios suficientes para acogerlos, lo cual los ha llevado a instalarse en campamentos improvisados, uno de ellos afuera de la iglesia del padre Benito, en la Plaza de la Soledad, y otro ubicado en un camellón a orillas de la avenida Insurgentes norte, a la altura de Metro Potrero.

María Chacón, venezolana, cumplió un mes viviendo junto con sus tres hijos y su esposo entre lonas y una casa de campaña instalada en la Plaza de la Soledad, un espacio que comparte con otros cientos de personas originarias de Venezuela, Haití, Cuba, Nicaragua y Honduras, entre otros.

He aguantado estar aquí pidiéndole a Dios mucha fuerza porque es muy difícil. Son demasiados humores, estrés, ansiedad y necesidad, expresó.

La mujer, de 38 años, quien ayer viajó a Tijuana, Baja California, tras obtener su cita para solicitar asilo en Estados Unidos, es enfermera, pero dejó su país por la situación económica.

En entrevista, compartió que el esfuerzo que ha hecho con su familia viviendo en la calle es muy fuerte, ya que en ocasiones sólo comían una vez al día. Además, tenía que pagar a los establecimientos cercanos, entre cinco y 20 pesos, para utilizar el baño y asearse.

La mayoría de las personas que habitan esta plaza cocinan en anafres con madera de huacales rotos que les regalan en el mercado, lavan su ropa en cubetas y la cuelgan en lazos atados de postes de luz y árboles.

Los hombres son los que sobre todo se van a trabajar en puestos ambulantes de La Merced, donde les pagan en promedio 200 pesos diarios; mientras las mujeres cuidan a sus hijos, principalmente menores de edad, que pasan el tiempo jugando en la explanada de la iglesia.

En el campamento ubicado en el camellón de Insurgentes Norte y Poniente 112, donde se han instalado al menos 100 casas de campaña, algunas elaboradas de manera improvisada con cartón y lona, la situación es similar.

Sin embargo, en este lugar han estado más expuestos a varios riesgos y, según testimonios, han sufrido agresiones. En ocasiones automovilistas nos tiran piedras, basura y nos dicen que nos larguemos, dijo Michael, un joven ecuatoriano de 24 años, quien vive en esta zona desde hace dos semanas junto con su padre.

Denunció que incluso han sido víctimas de robo. Sin embargo, también reconoció que hay muchas personas que de manera solidaria nos regalan un poco de comida y ropa.

Michael contó que por tercera ocasión intentará llegar a los estados del norte, y para conseguir un poco de dinero y seguir su camino labora de limpiaparabrisas.