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Catástrofe en Guerrero

Plantean tener habitaciones listas el 15 de diciembre

Retirar la basura es ahora tarea general

Sin importar labor previa al huracán, todos hacen limpieza en Acapulco

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▲ Empleados y dueños de hoteles quieren volver a trabajar lo antes posible.Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de noviembre de 2023, p. 4

Roberto, quien hasta hace dos semanas estaba encargado de servir las bebidas en una palapa en la playa, en Acapulco, ahora tiene como trabajo de tiempo completo el de limpiar lo antes posible el establecimiento donde labora. El dueño les informó que su meta es reabrir la segunda semana de diciembre, mientras tanto, recibirá sólo una parte de su sueldo.

Poco a poco algunos comercios y hoteles de Acapulco empiezan la limpieza tras los daños sufridos por el huracán Otis y perfilan que desde la próxima semana iniciarán con las primeras acciones de reconstrucción, para lo cual ya buscan, fuera del puerto, los proveedores de ventanas y materiales que requerirán. En negocios más pequeños, como en el que labora Roberto, las reparaciones las harán los mismos empleados.

Por la mañana, afuera de los hoteles cercanos a la Diana, en la Costera Miguel Alemán, cientos de personas se encargaban de retirar montañas de escombros, palmeras y vidrios rotos que aún impedían el acceso. Lo hacían con la mayor velocidad posible porque estaba por pasar maquinaria para llevárselas en camiones.

Noé Zapoteco Valladolid está enfocado igualmente en estas tareas. Para ir a su trabajo, lo hace generalmente en transporte público, pero ahora debe caminar más de hora y media con la finalidad de llegar desde Lomas Verdes. Podría no hacerlo, aunque tendría que costear el aumento de ese servicio que por elmomento es de 50 pesos, además de un transbordo para recorrer el trayecto en su totalidad.

Desastre en casa y en el negocio

De momento no puede darse ese lujo, su casa fue pérdida total, por lo que vive en la de un vecino. Por ello pidió trabajar un día sí y un día no, para intentar reconstruirla y atender las necesidades extraordinarias que han tenido su esposa e hijos pequeños.

En tanto, en el caso del restaurante donde trabaja Roberto, les dijeron que no habrá recortes, y van a pagar lo mismo, pero cuando comience a funcionar. Prevé que únicamente recibirán una compensación o la mitad (de salario). Dice que a pesar de ello le conviene porque no hay opciones, no hay trabajo.

Ema García también hace limpieza en el hotel donde labora, aunque padece diabetes, ante lo cual pidió no recoger vidrios ni metales por miedo a cortarse y tener una fuerte infección. No obstante, sus tareas son igual de pesadas que las del resto. Además, divide su día entre las horas que dedica al hotel y las que pasa en su casa haciendo lo mismo. Ya no hay descanso, agrega.

Con el salario mínimo que gana no le alcanza para pagar el kilo de tortillas que subió hasta 40 o en algunos casos 50 pesos por kilogramo, pero le echa ganas porque es su único ingreso y no hay trabajo en el puerto.

La meta, en el caso del hotel Ritz, es reabrir el 15 de diciembre, explica Luis Manuel Aguilar, gerente de bebidas y alimentos. Se busca iniciar las reparaciones de plafones y vidrios para lograr contar con 100 habitaciones listas para esa fecha, 40 por ciento del total, y operar en la temporada decembrina. Yeimi León, encargada de recursos humanos de esa empresa, afirma que a los trabajadores les han dado permiso de llegar tarde y tomarse algunos días, porque no hay transporte y otros sufrieron pérdidas materiales en sus hogares. Apunta que al momento no han hecho recortes ni ajustes salariales en este sitio.

El contraste es notorio con los vendedores de artesanías. A Sabina Rentería le pagan 200 pesos al día para atender un local; ayer fue el primer día que lo hizo desde que pegó el huracán. Cobra al final de cada jornada, por lo que desde ese día no había tenido ingresos.

Desde temprano ofrece tamarindos, dulces y recuerdos como llaveros, ceniceros, encendedores o playeras alusivas, todo lo que el huracán no se llevó. Sin turismo en la zona, sus pocos clientes son quienes vienen a dejar alguna ayuda, y aprovechan para llevarse algún souvenir.

También comienzan a operar un par de farmacias, un supermercado donde se limita el acceso y está custodiado por elementos de la Guardia Nacional, así como algunas taquerías que han tenido que traer insumos desde Chilpancingo.