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Banamex: adiós, Germán // Citigroup baja a Larrea // No habrá indemnización

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▲ La decisión de Citigroup de suspender la venta de Banamex al grupo de Germán Larrea (en imagen de 2018) nada tiene que ver con el asunto de los ferrocarriles, aseguró ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador.Foto Cuartoscuro
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ómo va aquello que del plato a la boca se cae la sopa?, porque eso fue lo que le sucedió al tóxico cuan mezquino Germán Larrea, quien no decidió bajarse de la compra de Banamex, sino que, de plano, Citigroup le puso una patada en el trasero. Así, este oscuro personaje se quedó como el perro de las dos tortas: el gobierno recuperó para la nación una de las generosas concesiones otorgadas por el régimen neoliberal (de pasadita, sin los 9 mil 500 millones de pesos que reclamaba) y, por su ambición, sin el segundo banco en importancia, que lo utilizaría para financiar sus propias tropelías.

En buena medida, Larrea debe agradecer a sus plumas compradas, a sus jilgueros maiceados, por divulgar el bulo de que se retiraba de la compra de Banamex, lo que no sólo exacerbó el ambiente y confirmó el sucio proceder del magnate, sino que terminó por convencer a Citigroup de que este fulano no es de confiar, por lo que ni lejanamente ameritaba quedarse con el banco. Así, la trasnacional lo mandó a paseo y anunció que “la venta del negocio minorista de Citibanamex –banca de consumo, aseguradora, Afore y patrimonio cultural– se hará mediante una oferta pública inicial (OPI) en el mercado de valores”, al tiempo que estimó que será en 2025 cuando los accionistas del mercado bursátil mexicano adquieran títulos de esa institución ( La Jornada, Julio Gutiérrez). Entonces, todo indica que el tóxico barón no sabe hacer negocios si no es comprando políticos.

Fue el presidente López Obrador quien en la mañanera de ayer dio a conocer la decisión de Citigroup, institución que informó al gobierno federal de que Larrea se puede ir mucho a la Toscana (una región de Italia en donde el barón posee una enorme cuan lujosa villa), porque quería más y más garantías, de tal suerte que su mezquindad lo llevó al fracaso, y no sólo en sus aspiraciones bancarias.

Dijo López obrador: “nos informaron ayer de Citi que se suspendieron las negociaciones con el Grupo México, porque están pidiendo más garantías, pero es un asunto entre ellos. Y yo sí sostengo que, si no se compra el banco, porque ya llevan como un año trabajando en la negociación y además son procesos lentos… Entonces, si no quiere vender, pues vamos a hablar con ellos (con los de Citigroup), o sea, no descartamos la posibilidad” (de comprar Banamex). Nosotros sí necesitamos un banco y es una oportunidad. Una sociedad pública-privada, donde el gobierno aporte una cantidad, podemos disponer de hasta 3 mil millones de dólares, y 2 mil que se vendan las acciones a los mexicanos que quieran, a todos. Es un buen negocio. Quién es el principal cliente de los bancos? El gobierno. Voy a hablar con el secretario de Hacienda para que se vea, porque podríamos hacerlo”.

Y adelantándose a las grillas baratas de la oposición, el mandatario subrayó que la patada en el trasero de Larrea nada tiene que ver con el asunto de los ferrocarriles y la recuperación de la concesión. De pasadita, negó que en las negociaciones Grupo México aceptó reducir el monto de la indemnización que exigía: de 9 mil 500 a 7 mil millones de pesos. Eso no es cierto; se va a llegar a un acuerdo, espero, pero no es dinero, es permiso de paso y revisión de concesiones sobre las mismas vías que están en poder del corporativo. Aquí lo importante, el fondo, es que la concesión se recupera, se rescata, vuelve a ser de la nación, regresa a la nación.

No habrá dinero, no habrá efectivo, dijo López Obrador. Hay que esperar. O sea, desde luego (tendrá) el derecho de paso y revisar, si es posible, si tienen una concesión que ya está por vencerse, sí ampliárselas. Dinero, no. Lo que se está buscando es una, vamos a decir, compensación, es decir: a ver, te vamos a restructurar tu concesión.

Entonces, Larrea se quedó sin banco y sin una concesión clave para su operación de trenes (que eran de la nación), amén de que (lo que es un horror para él, siempre operando en lo oscurito, por algo lo denominaban el barón sin rostro, hasta que Peña Nieto le quitó la máscara) quedó socialmente desnudado, tal cual es, con su mezquindad, su vileza, su avaricia y su arrogancia. Un hombre de negocios que México no puede darse el lujo de tener.

Las rebanadas del pastel

Deprimente, por decirlo suave, escuchar a los especialistas en defensa de la banca privada, porque, dicen, ellos sí saben administrar las instituciones. ¡Claro!, y el salvaje rescate del Fobaproa confirma sus siempre atinados y desinteresados comentarios … Un enorme abrazo de despedida para la diosa Tina Turner.

Twitter: @cafevega