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Tesla en México
A

l anuncio de que Tesla se instalaría en Nuevo León, el presidente López Obrador señaló que esto no era posible por la escasez de agua en el estado. Y ofreció alguna zona en el sur, donde hay agua suficiente para ese propósito. A la negativa de Tesla, el propio mandatario señaló que su fábrica de autos eléctricos sí se levantaría en el municipio conurbado de Santa Catarina, pero mediante varios compromisos contraídos por Elon Musk, su propietario.

No se dijo de inmediato en qué consistirían esos compromisos. La especulación fue inevitable: ¿la creación de un número de fuentes de trabajo proporcional al tamaño de su inversión?, ¿la firma de un contrato de trabajo equitativo para trabajadores de base, técnicos y empleados administrativos?, ¿el fortalecimiento de la precaria condición ambiental del área metropolitana de Monterrey?, ¿la cooperación en la infraestructura vial, urbana y de servicios en la zona?, ¿precios más bajos para sus unidades vendidas en México? No. El empresario sudafricano naturalizado canadiense-estadunidense, sólo se comprometió a perforar pozos con su maquinaria para elevar el nivel de disponibilidad hídrica. ¿De manera gratuita o con factura al calce? Tampoco se sabe.

La publicidad del gobierno de Samuel García en cuanto medio se halla a la mano (tiene para ello un presupuesto de 300 millones de pesos anuales) para justificar el establecimiento de Tesla difunde la idea de que la futura fábrica tendrá un consumo mínimo de agua. ¿Mínimo será también el de los talleres, empresas y población interesados en el trabajo y suministros generados por la gigaplanta?

El gobierno de García ha puesto mayor énfasis que sus predecesores en atraer inversiones extranjeras y ha fijado la cuota de establecer una empresa por semana. ¿Mínimo o nulo será su gasto del líquido?

En ese y otros aspectos la información es opaca, se la cicatea o deforma a los habitantes del estado. No se sabe que al establecimiento de una empresa se haya hecho un estudio de impacto ambiental –específicamente hídrico–, urbanístico, demográfico.

El Consejo Nuevo León, organismo que diseña las estrategias fundamentales del gobierno de turno, nada tampoco parece informar o exigir sobre tal impacto, que debiera ser la premisa de toda empresa que se establece en el territorio del estado.

El Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) otorgó en 2019 un reconocimiento a Nuevo León, poniéndolo como un estado ejemplar en diseño organizacional para la implementación de instrumentos de monitoreo y evaluación. El gobierno de entonces fue un fiasco en términos de sustentabilidad, y su titular fue preso por motivos no claros. El Consejo Nuevo León fue su sustento estratégico. La conclusión se autolee.

Sobre la presencia de Tesla se dice, según la publicidad del gobierno estatal, que abre desde Nuevo León la puerta del progreso hacia México. Medios e interesados lo reafirman. De Musk se despliega su biografía apologética: su arrojo empresarial desde que era niño, su incursión en la física y sus aplicaciones tecnológicas (la astronáutica, el turismo intergaláctico, el transporte movido por electricidad) y, claro, el hecho de ser el hombre más rico del mundo. La impresión se logra en el imaginario colectivo: como si los de Musk fueran los únicos autos eléctricos en el mundo. Y pronto los vamos a tener en México. China, Japón, Sudcorea, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, República Checa producen autos eléctricos. El Dacia Spring, de la china Dongfeng, es el más barato (poco más de 20 mil dólares).

Los políticos hacen creer con frecuencia que la inversión extranjera directa (IED) genera desarrollo. Es un mito. No lo generaron durante el porfiriato, tampoco en la primera etapa de los gobiernos posrevolucionarios ni con la etapa de sustitución de importaciones, que es cuando más creció el país. Menos durante el neoliberalismo. No lo han generado ni lo generarán jamás.

Otro mito: la inversión extranjera sólo se circunscribe a la economía. No, tiene una dimensión política. Lo probó Musk en Bolivia. Estuvo detrás del golpe de Estado a Evo Morales, y no sólo lo reconoció, sino que amenazó con golpes similares. Una vez dueño de Twitter, le censuró un mensaje al presidente López Obrador. ¿Será diferente ahora que su fábrica se halle en suelo mexicano?

Tenemos un antecedente no tan lejano del intervencionismo del capital extranjero en México. Ante el intento de aprobar la reforma eléctrica, el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales activó su participación política al lado de la oposición.

Que los aplausos a Tesla no nublen la realidad, expresada en hacinamiento, contaminación y depredación de la naturaleza. Nota principal de El Norte fue hace unos días la de una reunión donde cinco expertos analizaron esos aspectos. Alguno llegó a recomendar salir con frecuencia de Monterrey a respirar aires menos tóxicos e incluso, si era posible, mudarse a otra parte.