Opinión
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Desde el otro lado

Conspiraciones de la cadena Fox

L

a cadena Fox de noticias es el escenario de un nuevo escándalo en el que figuran como protagonistas sus principales conductores de noticias y los más altos directivos de esa corporación, incluido Robert Murdoch, su dueño. Después de una investigación que duró varios meses la compañía Dominion Voting Systems, especializada en sistemas electrónicos de votación, encontró cientos de comunicaciones en los que los conductores de los noticieros y los más altos directivos de Fox News admitían que era absurdo continuar propalando la falsedad de que la elección de 2020 había sido fraudulenta, como insistía Donald Trump.

Estaba demostrado que no existía tal fraude. A pesar de ese convencimiento siguieron mintiendo al auditorio, inclusive en lo sucedido el 6 de enero, cuando avalaron la conducta de Trump. Murdoch sabía que su cadena difundía noticias falsas, pero no quiso echar marcha atrás. En una entrevista se le inquirió si pudo detener la profusión de esas falsedades y su respuesta fue sí pude hacerlo, pero no quise ( NYT y NPR en febrero 27 y 28). La secuela de estos hechos es que la semana pasada la compañía Voting Systems, encargada de procesar los resultados de la elección, demandó a Fox News por 1.6 billones de dólares por difamación. “Los dirigentes y algunos de quienes laboran en la cadena más popular de noticias estaban conscientes de que el reclamo de Trump sobre el fraude en el conteo de votos de la elección era una mentira, y sin embargo siguieron difundiéndolo con el fin de elevar los ratings y las ganancias en detrimento del prestigio de Voting Systems”, según consta en la demanda.

Murdoch está inculpando a una de sus más altas ejecutivas por lo sucedido, y así salvar el prestigio de su corporación y la de él mismo. Pero al margen de los vericuetos legales que la demanda deberá sortear, el hecho incontrovertible es la falta de ética de un medio noticioso como Fox. Se ha empeñado en inventar conspiraciones y estigmatizar a los gobiernos que han tratado de darle a la democracia estadunidense credibilidad. Para Murdoch lo más importante ha sido satisfacer a los sectores más conservadores de ultraderecha como medio para elevar el rating, ganancias y poder. A fin de cuentas, una de las secuelas más lamentables del fariseísmo noticioso de Fox es el daño que se infligió a la credibilidad de las elecciones, a la del gobierno actual, y en última instancia, a la cohesión social en Estados Unidos.