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Nosotros ya no somos los mismos

Solicitudes relacionadas con valores de la fiesta en el salón Pentatlón // No vine por mi torta...

M

e dice Juanjo: “Eres –y no te lo reprocho– monotemático (deberías ser cuentista, novelista), comienzas un asunto y te sientes obligado a agotarlo, lo cual en sí no está mal, pero para un comentarista de lo cotidiano te vuelves pesado y rutinario”. Por su parte, Pedro Alberto Miranda, me comenta: Tu estilo se parece a la televisión comercial: 30 por ciento de la columneta lo dedicas a una sinopsis de lo tratado en el capítulo anterior y otro tanto a lo que se verá en el próximo. Reconozco que alguna razón le asiste, pero cuando termina diciendo: “Ahora que nos veamos te invitaré unas heladas cheves, como nos gustan aquí en Sonora”, le concedo la razón completa.

Algunos otros lectores me piden que les dé una opinión sobre el mitin, manifestación, peregrinación o reunión amplia del consejo de accionistas llevada a cabo el pasado domingo 13 de este noviembre que no termina de irse. Unos más quieren algún comentario del beatífico, sano, festivo y amistoso reventón que jóvenes alumnos y egresados de las universidades pías celebraron el 29 de octubre en el salón Pentatlón, jubilosos para exaltar valores fundamentales como el respeto, la tolerancia y la fraternidad, entre las múltiples diversidades en que se expresa la grandeza de la humanidad entera. Grité ENTERA.

Por lo que respecta a la pasarela (Ángel de la Independencia / Monumento a la Revolución) por la que desfilaron las ilustres damas que diariamente engalanan las páginas doradas de nuestra prensa / escaparate de frivolidad y vanidades, debemos aclarar que pocas de las que iniciaron el recorrido lo terminaron pero, eso sí, durante toda su inusitada caminata la competencia siempre estuvo presente: “ Darling qué bonitas sandalias escogiste para este extraño evento en el que nos tuvimos que mezclar con la servidumbre. Yo acepté nada más porque Oswaldo me lo rogó. ¿Has de creer que Tomasa me salió con la pretensión de que, si tenía que cargar la pancarta que hicieron en la oficina de mi viejo, sobre no sé qué del IXE, le tenía que dar el próximo viernes? Las igualadas ya te cobran por todo y, como cada día hay menos, abusan”. Pero Jenny insistió: “ Darling, ahorita hay una excepcional oferta de calzado de Jimmy Choo (los zapatos femeninos más caros del mundo)”. Darling hizo un mohín y se tragó una contestación poco comedida. La columneta tiene otras muy ilustradoras pláticas de las manifestantes del día 13. Lo haré más adelante porque además me interesa que conozcan ustedes las explicaciones que proporcionan Louis Vuitton, Carolina Herrera y otros grandes comerciantes del arte y, sobre todo, el lucrativo negocio de la confección de vestimenta de lujo para la corte imperial de la actualidad. Estos, y otros afamados plagiadores del arte, belleza y elaboración de las prendas que les dan no sólo reconocimiento, sino prestigio y, sobre todo, cuantiosos dividendos, con una desvergüenza y cinismo dignos de una avant premier, explican, justifican, su rapiña con argumentos no sólo inaceptables, sino ofensivos y, una vez más, discriminatorios. Regresaremos a ellos porque el problema está en litigio.

Paso entonces, para finalizar este lunes, a relatar en unos renglones algunas instantáneas de lo que viví ayer. Ante mi evidente dificultad para la normal movilización, logré una habitación con vista a la avenida Reforma. Desde allí podía ver, minuto a minuto, cómo se iba conformando la manifestación. Desperté, después de malos sueños, otra vigilia no menos angustiante: eran las 7 pasadas y la asistencia que observaba en la glorieta era de una pobreza alarmante. Obviamente, mi paranoia se aceleró y comencé a fatigar la tragedia. Alisté toda la lista de las acciones que se hicieron mal o no se llevaron a cabo y me propuse denunciarlas. Pero, conforme el tiempo pasaba, volví a mi vieja trinchera: Unidos, ahorita, somos invencibles. La congregación fue contundente, inequívoca: somos una sociedad de clases. ¿Cómo nos arreglamos? No escondan la cabeza ni permitan que los zánganos de los orgánicos, les propongan soluciones antinatura. Y para finalizar, el texto de una manta ingeniosa y bien pensada que me sacó una carcajada y me llenó de optimismo: Yo no vine por mi torta, si no por mis huevos.

@ortiztejeda