Número 182 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Miscelánea
Salvia hispanica creciendo silvestre cerca de Pátzcuaro, Michoacán. V.W. Steinmann

La chía, una planta ancestral

Sabina I. Lara Cabrera, Yocupitzia Ramírez Amezcua, Irán Irais Rivera, David A. Prieto Torres, Geraldine Murillo Suárez, Gleisery Rivas Jaimes, David Lomelí Mondragón y Carmen L. Aguilar Navarro.  

“Lo dirás de chía
pero es de horchata”

Tomar agua de limón con chía, además de refrescar, deja sensación de bienestar. Hasta la popularización de los refrescos estadounidenses, introducidos a fines del siglo XIX, las bebidas que se consumían en las calles de nuestro país incluían horchata, chía, limón y jamaica. Luego fueron desplazadas con fuertes campañas propagandísticas y ahora, México ocupa el 1er lugar en consumo de refrescos a nivel mundial. Un triste reflejo de los detrimentales cambios alimenticios es la predominancia de diabetes y obesidad en el país.

La chía proviene de Salvia hispanica, una planta mexicana que en las décadas recientes ha cobrado más importancia ya que por sus propiedades nutricionales se le considera un “superalimento”. Comúnmente se dice “semilla de chía”, pero en realidad consumimos el fruto completo y la semilla que se encuentra en su interior. Se trata de un fruto seco que en su capa más externa tiene células que al hidratarse activan su capacidad mucilagénica, la capa babosa que rodea al fruto en el agua que bebemos. Así que, al consumir sus germinados, ingerimos la plántula y el fruto, a diferencia de otros que encontramos en el mercado. Su relevancia en el mercado, así como la superficie que se cultiva, va a la alza: se calcula que su demanda global es de 40,000 toneladas anuales.

¿Qué sabemos sobre la domesticación de la chía?

El concepto de domesticación, tiene una larga tradición en la teoría evolutiva, y se considera un proceso continuo de beneficio mutuo entre humanos con el ambiente, plantas y animales. En el caso de la chía, uno de los cultivos milenarios de Mesoamérica, la teoría sugiere que se domesticó hace 4,000 a 5,000 años, en una cultura de estructura y jerarquías sociales complejas: la Olmeca.

Ahora, estamos estudiando el proceso de domesticación de la chía de manera interdisciplinaria gracias al financiamiento otorgado por el CONACyT (319466). Postulamos que este proceso comenzó antes, en el Holoceno Inicial y Medio, en el contexto de grupos de cazadores- recolectores, y que gradualmente su cultivo se difundió. Esta hipótesis proviene de dos evidencias:

Por un lado, que en Sudamérica, Mesosphaerum suaveolens (conocida como chía o chian), está vinculada al establecimiento agroecológico de la milpa. Si ese fuera el caso para Salvia hispanica, su domesticación sería de hace 11,000 años, a la par de los protagonistas de la milpa: maíz, calabaza y frijol.

Analizando la distribución de las poblaciones silvestres de chía y los registros arqueobotánicos, encontramos que coinciden a lo largo de la Sierra Madre Occidental, Eje Volcánico TransMexicano y Sierra Madre del Sur. Además, se ha documentado chía temprana a través de micro restos botánicos como el polen, en contextos arqueológicos de la Depresión Central de Chiapas (hace 11,200 años) y en el sistema lacustre Chalco – Xochimilco (hace 6,200 años).

Aunque la evidencia no provee de información precisa sobre los usos que se le daba a la chía en aquellos tiempos, lo cierto es que la chía ya está presente en el Centro y Norte de México hacia los horizontes Clásico y Postclásico. Citemos, por ejemplo, un barrio de trabajadores y artesanos de hace 1,600 - 1,850 años en Teotihuacán, una metrópoli de complejidad social y étnica sorprendente: el Barrio de Teopancazco. En este se han registrado muchos frutos de chía que suponemos provienen de plantas domesticadas y que al menos eran empleados para extracción de aceite, mismo que se utilizó para forjar tierra y hacer lacas. Otro registro sobresaliente para la chía es la ofrenda 102 dedicada al dios de la lluvia en el Templo Mayor en la Ciudad de México hace aproximadamente 500 años cuando finaliza una era comienza la del mestizaje. Hacia el siglo XVI, se registra en códices, creados por la primera generación de mexicanos criados en la dualidad cultural de sus ancestros nahuas (padres y abuelos sobrevivientes a la conquista) y la peninsular.

A través de estos valiosísimos registros, sabemos que la chía era ampliamente cultivada y tenía múltiples usos: medicinales, ceremoniales, artesanales y arquitectónicos, además del alimenticio (ingrediente fundamental de una bebida prehispánica con maíz tostado) y que llegó a ser tan importante que incluso se usó para el pago de tributos a los estados de la Triple Alianza. En el México colonial, se fue diezmando su producción y usos pero afortunadamente sobrevivió fusionándose con ingredientes del Viejo Mundo. Actualmente los frutos de Salvia hispanica enriquecen la dieta de millones de personas en todo el mundo y en este México moderno, podemos aprovecharla más y alejarnos de los dañinos efectos de la dieta estadounidense. •

Distribución de poblaciones silvestres de Salvia hispanica. Se indican sitios arqueológicos en que se ha reportado chía.
Acercamiento a la inflorescencia de Salvia hispanica, planta silvestre cerca de Pátzcuaro, Michoacán. V.W. Steinmann