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Desde otras ciudades

Aqrah, en Irak, abandona el concreto para ayudar al planeta

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▲ La vieja ciudad es renovada con piedra caliza, abundante en la región; perteneció a la administración de Nínive, parte de la civilización asiria, de las más antiguas del mundo.Foto Afp
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as casas construidas con cemento están por todas partes en Irak, pero en Aqrah, al norte, prefieren usar piedras, decisión benéfica contra el cambio climático.

Fundada hace más de 2 mil 700 años en la ladera de una montaña de difícil acceso, la ciudad se sitúa en la región del Kurdistán, que al igual que el resto del país sufre de un aumento de temperatura y escasez de agua.

Cuando se creó estaba en la creciente fértil, donde se cree que los humanos descubrieron la agricultura hace 10 mil años. Irak, rico en petróleo, es uno de los cinco países del mundo más expuestos a los efectos del cambio climático, según la ONU.

Ante el letargo de las autoridades, Aqrah –con 100 mil habitantes– decidió apoyarse en técnicas ancestrales para enfrentar estas consecuencias. Las casas de piedra son más resistentes a las consecuencias del cambio climático, dijo Baland Reda Zubair, el alcalde.

En el centro histórico las fachadas de piedra varían entre un amarillo pálido y el marrón. Los callejones son a veces tan estrechos que en algunos sólo se puede pasar con la ayuda de burros.

Las autoridades decidieron desde 1991 prohibir el cemento para construir y renovar la ciudad vieja, cuando el Kurdistán obtuvo la autonomía de facto de Irak. Aunque está permitido en los barrios que la rodean.

La piedra nos permite reducir los efectos del cambio climático. El cemento, en cambio, retiene el calor, aumenta la temperatura y afecta el medio ambiente, insistió Zubair.

Las piedras vienen de las montañas que rodean la ciudad. Es piedra caliza. Para la gente que vive en Aqrah la caliza es fácil de usar. Es barata y hay mucha, cuenta Jamil Siddik, un ingeniero de 63 años que supervisa los trabajos de renovación.

Sobre todo es un excelente aislante. Los bloques de cemento sólo tienen 20 centímetros de grosor y los de piedra entre 40 y 60.

Bewar Majeed, de 37 años, vive en la ciudad vieja. Frente a su puerta unos gatos corretean bajo 40 grados a la sombra. Adentro la temperatura es más fresca gracias a las paredes de piedra caliza. No necesito aire acondicionado. Tengo un pequeño refrigerador de aire que me basta y es más barato.

Sin embargo, la política de la ciudad depende de las finanzas públicas. De 2011 a 2014 las autoridades locales restauraron 25 casas antiguas y una mezquita, pero en 2014, se suspendieron los financiamientos por la crisis económica.

Otro problema es que la región, que cultiva una imagen de estabilidad lejos de la violencia que ha ensangrentado el resto de Irak en años recientes, no se libra de los incidentes de seguridad.

Turquía, el país vecino, realiza operaciones de manera regular en la zona con el objetivo de eliminar a los insurgentes kurdos turcos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

Afp