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Se convierte El Fisgón en un personaje más de su libro

En una nueva aventura, el profesor Zíper salva el lenguaje de unos siniestros académicos

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El profesor Zíper y las palabras perdidas es el nuevo episodio de la saga infantil, en la que el monero Rafael Barajas El Fisgón colabora con el escritor Juan Villoro.Foto cortesía del FCE
 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de agosto de 2022, p. 4

Hacer libros para niños es el mejor oficio del mundo, según el monero Rafael Barajas El Fisgón (Ciudad de México, 1956), porque es una manera de volver a la infancia.

Y si eres niño otra vez, piensas y tratas de divertirte como tal. Entonces, escribir o ilustrar libros infantiles no sólo es un ahorro importante de sesiones con el sicoanalista, sino también muy divertido, entretenido y gozoso, un regreso a los momentos de la infancia en los que uno fue feliz porque tenía un mundo imaginario.

El también pintor, escritor, investigador y activista político, colaborador de La Jornada, hace los anteriores comentarios a propósito de su más reciente colaboración con el escritor Juan Villoro para dar vida a un episodio más de la saga literaria para público infantil sobre el profesor Zíper.

El profesor Zíper y las palabras perdidas es el cuarto título de la serie, en el que ese estrambótico y divertido inventor ayudará a tres pequeños a salvar el lenguaje de los siniestros planes de un grupo de académicos de la lengua.

Este volumen aparece bajo el sello del Fondo de Cultura Económica (FCE), al igual que los precedentes, y cuenta la historia sobre cómo, ante la desaparición de un maestro de primaria, comienzan a desaparecer también las palabras no sólo del diccionario, sino del uso común, como si alguien las hiciera posible y las controlara.

En lo que se conoce como crossover, en esta aventura el propio Fisgón y el escritor Francisco Hinojosa –autor del clásico infantil mexicano La peor señora del mundo– son dos personajes más y se encargan de dar las pistas para rescatar al maestro, para lo cual aquellos tres niños deben infiltrarse en la academia de la lengua disfrazados como los Nobel de Literatura Octavio Paz, Gabriela Mistral y Pablo Neruda.

Es una obra muy divertida y subversiva, que si bien es para niños, puede ser disfrutada por lectores de todas las edades, debido a la manera en que aborda el tema, afirma El Fisgón, quien se encargó de las ilustraciones.

Como todos los cuentos de Juan Villoro, tiene un contenido político y social real. Habla sobre la importancia de las palabras en nuestras vidas y hace una reflexión muy seria acerca del idioma, sobre si es que realmente le pertenece a alguien.

La relevancia de las palabras y la necesidad de defenderlas es un tema sustantivo para el monero y conductor del programa El Chamuco Tv: “Hay que dar la batalla por ellas. Por ejemplo, en las recientes décadas la ultraderecha neoliberal se apropió de la palabra libertad. Como defienden la libertad de mercado, suponen que son los grandes defensores de la libertad y le dieron un nuevo significado a esa palabra; pareciera que se lo han arrebatado a otros estamentos, y no es así.

Es decir, hay que reivindicar a las palabras, hay que dotarlas de contenidos. No se nos olvide que el lenguaje es uno de los mecanismos que existen para controlar el pensamiento, porque las palabras tienen implícitos conceptos, ideas, pensamientos y demás.

La relación de El Fisgón con la literatura infantil es añeja y muy vasta. Tiene tres libros de su autoría (Travesuritis aguda, ¿Me planchas mi elefante? y Mi mascota es una bacteria) y ha ilustrado tantos que ya perdió la cuenta. Lo que sabe es que son un chingo y, por ejemplo, dice que tan sólo de Francisco Hinojosa son como 15.

También es ya cuantiosa la producción que se ha derivado de su mancuerna con Juan Villoro en ese ámbito. Para no ir más lejos, la saga a la que pertenece El profesor Zíper y las palabras perdidas.

Este más reciente libro le ha resultado el más divertido en su condición de autor de las ilustraciones, ya que siguió “la travesura del crossover” y él también incluyó en sus dibujos no sólo a Juan Villoro, sino a todos los personajes de los libros infantiles que como ilustrador ha hecho al lado de ese escritor y de Francisco Hinojosa.

Es un homenaje a la literatura infantil mexicana, lo propone Juan y yo le seguí el juego; lo que hago es invitar a los lectores a que participen en él descubriendo quiénes más están metidos en este libro.

Para concluir, el monero destaca que, si bien la literatura infantil es un género relativamente reciente en México, con no más de 50 años, hoy día conviven diversas generaciones de autores de primera línea con obras que incluso se han convertido en clásicos y que han tenido la capacidad de colocar en el centro de la escena literaria mexicana una literatura infantil nacional de gran calidad.