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Ciudad perdida

Resignación en el tricolor // Los panistas buscan quedarse con el Edomex // El reto de Morena

L

o dan como un hecho: el PRI perderá el estado de México a manos de Morena, o de Acción Nacional, no hay escapatoria.

Aunque las campañas arrancarán hasta el principio del próximo año, la guerra ya empezó. No hay definición en los partidos para impulsar a un candidato. El PRI exige el apoyo para uno de los suyos, mientras los azules advierten que sólo con un panista se puede mantener la entidad en la oposición.

Esa última opción, se dice, cuenta con el soporte de Patria Unida, la formación de ultraderecha que pretende ser un fuerza real en el país y que condiciona su concurso a que no se considere a ningún priísta para la candidatura, por eso aquello de que el PRI perderá con Morena o con el PAN.

Esa situación ha frenado un posible acuerdo para que el Prian vaya unido a la elección. En el mismo PRI se dice que la debilidad de este partido en la entidad ha hecho que se piense una vez más en la alianza, aunque hay un ala en el organismo que prefiere la derrota que apoyar a un candidato del Vox-PAN.

El gobernador actual, Alfredo del Mazo, es uno de los que confían en su partido y en la fuerza que según él aún tiene el tricolor. Para él, cuando menos hay una tercia de nombres que pueden dar la pelea e incluso ganar la elección.

La opinión no la comparten la derecha ni la ultraderecha que quieren al estado de México como su campo experimental, y argumentan que la alianza podría romperse en caso de que no se cumplieran sus demandas.

Todo lo anterior no ha sido puesto en las mesas de negociación que por ahora están detenidas, pero la gente de ambas organizaciones ha usado sus estrategias para dar a conocer sus posturas al respecto.

En los círculos empresariales tampoco hay decisiones, la gran mayoría apuesta por seguir con la alianza, pero no alcanzan a definir quién podría ser un candidato que cuidará sus intereses, y aunque la propaganda Vox-PAN asegura un futuro promisorio para los corporativos, lo cierto es que no tienen confianza en la trasnacional política española que manejará los destinos de la derecha en la entidad.

Así pues, en este momento no parecen muy importantes los nombres, lo que se discute es la estrategia para conseguir que el estado de México no se vaya del lado de Morena, que tiene a un buen número de gente trabajando en las calles con el fin de ir calentando el terreno para la encuesta de la que saldrá su candidato, y ese partido, como sea, no puede fallar.

Si los guindas no ganan ese estado, el panorama de la elección nacional se complicará sin que se le ponga en peligro. Lo mejor sería que de una buena vez –bajo los tiempos que marca la ley–, se efectúe la encuesta entre tres para tener, lo más rápido posible, un candidato sólido; bueno, hasta donde se pueda.

De pasadita

El asunto de los contagios por covid en la ciudad se ha convertido en algo exponencial, y ya no se trata de seguir negando su gravedad. Los casos aumentan y las medidas para evitarlos no se dan por ningún lado. Está probado que los silencios o la omisión y el dejar de hacer incrementan los riesgos de un mal mayor.

Por ningún motivo se trata de alarmar a la población sin bases sólidas. Volver o crear nuevas medidas es un asunto urgente. No se vale perder el tiempo negando lo que ya ocurre. La experiencia vivida en la capital no lo aconseja, por eso explicar, dar datos, fundamentar las decisiones que se toman de frente a los ciudadanos en este caso resultan hoy una obligación de gobierno.

Es innegable que en las pasadas olas de coronavirus el trabajo de las autoridades de salud de la capital fueron ejemplares. Esa misma labor podría ser necesaria ahora, antes de que el asunto empeore. Más vale prevenir.