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Pronostican menos producción a fin del siglo

El cambio climático es la amenaza más grave para el maíz, alertan expertos

Recomiendan impulsar el grano nativo y el de los campesinos de pequeña siembra por su alto potencial

 
Periódico La Jornada
Martes 14 de junio de 2022, p. 10

El maíz, alimento básico de los mexicanos y del que el país es centro de origen (hay 59 razas y múltiples variedades), enfrenta desafíos como el cambio climático, con el que se proyecta una reducción de hasta 80 por ciento en su rendimiento para fin de siglo, así como el riesgo de que la siembra del que es nativo sea desplazada por monocultivos comerciales.

Con las modificaciones que se registran en el clima hay amenazas claras para el maíz, ya que se estima que 59 por ciento del terreno de temporal será afectado. Bajo un escenario de altas emisiones, entre 2035 y 2065, en todos los estados habrá reducciones en su rendimiento.

Nuevo León tiene la mayor perspectiva de caída, con 48 por ciento; Campeche y Coahuila, 38 por ciento, y Tabasco, Tamaulipas y Yucatán, 30 por ciento, señaló Francisco Estrada, responsable del Programa de Investigación en Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A fin de siglo los estados de más aptitud para la producción de maíz de temporal tendrían caídas de entre 30 y 40 por ciento en su rendimiento. Se trata de Jalisco, estado de México, Nayarit, Morelos, Michoacán, Guerrero y Colima. En Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo se registrarían las mayores reducciones, de entre 70 y 80 por ciento, agregó el especialista.

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) ha señalado que se puede elevar la producción de maíz en más de 5 millones de toneladas en Chiapas, Campeche, Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Colima y Jalisco, para que en 2024 se cubra con producción nacional una parte de las importaciones de maíz amarillo, que se destina básicamente al sector pecuario.

Riesgo por el alto uso de agroquímicos

Malin Jönsson, de la organización Semillas de Vida, consideró que en el sureste del país, donde hay mayor diversidad de grano criollo, si se da esa iniciativa con monocultivos con un uso elevado de agroquímicos, siempre será un riesgo para la biodiversidad, el suelo, la salud humana y de la naturaleza.

Agregó que se ha visto que Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) no quiere comprar variedad de colores, así como maíz que no sea homogéneo, cuando deben pagar precios más altos justo a estos maíces porque es donde encontramos la diversidad genética.

Antonio Turrent, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (Inifap), dijo que se debe voltear la vista al sector campesino pequeño porque ellos tienen un potencial muy grande. Son los mayordomos de las razas nativas del país, son los que las mejoran. Para cada alimento se requiere un tipo de maíz, para la cocina mexicana se requieren maíces nativos, de un maíz amarillo de Iowa sale algo incomible.

La alta cantidad de grano que se importa, entre 16 y 17 millones de toneladas al año –básicamente para el sector pecuario–, es resultado de las políticas neoliberales porque con ellas se expuso la producción campesina de maíces mexicanos a la competencia internacional, como si el amarillo transgénico y la gran diversidad de los que tenemos en México valieran lo mismo, consideró Jönsson.

Agregó que el reservorio genético de maíz más grande en el mundo se encuentra en el campo mexicano y es imprescindible para nuestra cultura alimentaria. Los maíces nativos y criollos no son comparables con el transgénico importado que está desarrollado en laboratorios para alimentar el ganado y crear combustibles (agrocombustibles), no para consumo humano.