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La timidez dice a Joe Satriani no salgas al escenario, pero al pisarlo aparece el virtuoso

El guitarrista promueve su nuevo disco The Elephants of Mars

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▲ Joe Satriani ha trabajado con Mick Jagger y Deep Purple, entre otros.Foto cortesía earMusic/ Altafonte
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de mayo de 2022, p. 7

Joe Satriani toca la guitarra desde hace más de 50 años, tiempo en el que ha trabajado al lado de músicos como Mick Jagger, o la banda Deep Purple; también ha hecho varias giras con el G3, formado por otros talentosos guitarristas, entre éstos Steve Vai. Desde 2008 es miembro de la superbanda Chickenfood, junto a los antiguos miembros de Van Halen, Sammy Hagar y Michael Anthony, además del baterista Chad Smith, de Red Hot Chilli Peppers. Todo eso no ha impedido al músico grabar 19 álbumes de estudio y convertirse en uno de los ejecutantes de su instrumento más virtuosos de todos los tiempos.

La cosa es que cuando agarro una guitarra de verdad me gusta, y me agrada tocarla, asevera Satriani en entrevista con La Jornada. “Pero –agrega– también me gusta ser parte de algo que creo que puede ser muy divertido y que tiene mucho mérito artístico. Aprendí esto muy temprano, cuando era un adolescente, e interpretaba covers en bares. Tenía que aprender cientos de canciones; y empiezas a apreciar la simplicidad hasta llegar a la complejidad, y es posible ver cómo funciona con una audiencia”, relata.

Aunque Satriani destaca por su virtuosismo, los primeros contactos con la música y el público hicieron que supiera pronto que para hacer una buena canción no hace falta una gran complejidad, “pero la calidad es algo a lo que es muy difícil atinarle, porque cada era, cada generación, redefine lo que es una buena canción. Antes de Nirvana la gente tenía una idea diferente de lo que era un éxito, y entonces ellos surgieron y la gente en el mundo dijo: ‘Bueno, supongo que eso también puede ser un hit’”, argumenta.

Con esa perspectiva acerca de su oficio, Satriani ha experimentado y tratado de crear más allá de sus límites, procurando no centrarse en un aspecto específico a la hora de concebir su música. “Tengo una historia de giros extraños por aquí y por allá. Supongo que cada álbum tiene un set de temas o parámetros que elijo. Creo que si volvemos a mi primer disco, Not of this Earth, la idea era traer el acercamiento avant-garde de tocar la guitarra, que había explorado en mi primer EP, que salió en 84. Simplemente quería mejorarlo y tener percusiones, bajo y teclados reales”, señala.

“Surfing with the Alien era... realmente la idea era expresar todas mis influencias que me hacían sentir bien sobre tocar guitarra, lo que me hacía feliz como oyente, y Flying in a Blue Dream fue más sobre una expresión abierta, de tratar de expandir la navegación de la manera más grande posible. Luego llegamos a The Extremist, con una idea fija: celebrar el rock clásico, la era que me perdí porque era muy joven, pero siempre amé”, explica al recapitular su historia personal con la música.

Tras esos primeros álbumes, empezó a dar otros giros a su manera de tocar. Buscaba un sonido más progresivo, más complicado, más teclados, otra gente haciendo solos, hasta llegar a su penúltimo disco. “Lo que pasó en Shapeshifting fue otra vez una clase de giro loco a la vieja escuela de rock clásico, y esta vez realmente siento que ya he terminado con todo eso”, admite.

Me aseguro de tallar mi propio mundo

Ese largo camino llega, por ahora, a The Elephants of Mars, su álbum más reciente. Dotado de atmósferas diversas, es la propuesta de Satriani hacia algo más moderno en términos de producción. No estoy tratando de unirme a otro grupo que empezó un estilo de hace cuatro o seis años; estoy asegurándome siempre de tallar mi propio mundo, aclara.

Definitivamente trataba de crear arreglos que fueran más interesantes que los que encontrarías en un álbum regular de guitarra instrumental, lo que muy a menudo está enfocado en la técnica, pero el público general escucha las mezclas y los arreglos que son interesantes. Sin importar el caso, de lo clásico al pop, el foco está en el contenido de la melodía y la calidad de los arreglos y las grabaciones. Y esto es algo que pensaba mientras veía atrás en mi repertorio, que probablemente podía empujarme para lograr un nivel más alto, no sólo en la escritura, sino también en los arreglos, explica.

Debido a la pandemia, el disco fue hecho de forma algo distinta a la que acostumbra, porque en los dos álbumes previos estaba en un cuarto con gente, grabando muchas cosas en vivo, conectando mis Marshalls y Fenders, así que eso fue una gran desviación, pero ayudó a crear algunos actos muy interesantes porque cada uno, a solas, pudo explorar ideas sin preocuparse de lo que los demás iban a pensar.

En lugar de grabar en un solo lugar durante unos días y hacer la mezcla en un par de semanas, los músicos se tomaron su tiempo. Teníamos un horario abierto donde escribir, grabar, volver a hacer arreglos, rescribir, mezclar mientras lo hacías, y fue hecho en casi un año, detalla.

No obstante, Satriani aprovecha desde hace varios años la tecnología para grabar. Aclara: 1999 fue probablemente cuando empecé a hacerlo en casa, digitalmente, donde yo tocaba el bajo o el teclado y la guitarra que terminaron en el disco; sólo que nunca a este nivel. Incluso a la hora de grabar The Elephants of Mars, la mayor parte se hizo con software más que amplificadores. Supongo que fue la totalidad de eso, que nada fue hecho en el estudio, excepto por la batería, Kenny grabó en su estudio y de una manera tradicional.

Satriani también ha encontrado placer en transmitir sus conocimientos. Durante los años 80, fue maestro de muchos de los más destacados músicos de rock. Recuerdo haber enseñado a pequeños en la mañana, y luego en la tarde serían Kirk Hammett, Larry LaLonde, Alex Skolnick... era muy interesante ver eso germinar, relata.

Su faceta como maestro está presente en el guitarrista, hace unos años se juntó con otros músicos en un campamento llamado G4. Su intención era no sólo la de enseñarle a la gente los elementos técnicos, sino también cuán diferentes somos, cómo nos expresamos y usamos el mismo instrumento para obtener un resultado diferente, expone.

A pesar de ser uno de los guitarristas más prolíficos, posee un carácter tímido que aparece antes de presentarse frente al público. “Justo antes de pisar el escenario me dice: ‘No salgas’. Luego doy un paso y algo más se apodera, otra parte de mi personalidad sale, y eso es lo que eventualmente se convirtió en un personaje”, precisa.

Para Satriani, fama y música son dos cosas separadas, por eso considera que en su oficio, la meta final, que todos compartimos y en la que todos podemos ser buenos, sin importar lo que toquemos, es que proveemos de música a las personas, y ese es nuestro trabajo: hacer música para la gente, eso es todo.

Ese trabajo implica, para él, saber canalizar todo lo que ocurre. Siempre hay tragedia y cosas que pasan en la vida de las personas, y la gente necesita canciones para ayudarle a celebrar y a compadecerse, así que siempre habrá una nueva versión de eso. Habrá una nueva canción de victoria, una tema para expresar el dolor más profundo y sobre la confusión, la política, la revolución y lo que sea, afirma.

Joe Satriani hará una gira por Estados Unidos durante la segunda mitad de 2022, y el próximo año el guitarrista se presentará en varias ciudades de Europa. The Elephants of Mars ya se puede escuchar en plataformas digitales.